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Cuba experimentó una de las mayores protestas en décadas

Más de 10.000 personas salieron a las calles de la isla para manifestar su descontento con el gobierno.
Patrulla de la policía volcada en la calle durante una manifestación contra el presidente cubano Miguel Díaz-Canel
Patrullas de la policía fueron volcadas en las calles durante las manifestaciones contra el presidente cubano Miguel Díaz-Canel en La Habana, el 11 de julio de 2021. Miles de cubanos participaron en las protestas del domingo contra el gobierno comunista, coreando "Abajo la dictadura" y "Queremos libertad". Foto de YAMIL LAGE/AFP vía Getty Images

Artículo publicado originalmente por VICE en inglés.

Miles de cubanos salieron a las calles el fin de semana pasado bajo un calor de 32 grados para protestar contra el régimen comunista del país en una muestra impactante de furia pública no vista desde 1994. Aunque el descontento con el gobierno se ha fermentado desde el comienzo de la pandemia, la escasez reciente de alimentos y medicinas, junto con el aumento de las infecciones por COVID-19, provocaron la última oleada de protestas, algo poco común en la isla.

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“Están cortando la electricidad en áreas pobres durante casi 12 horas al día. Hay lugares donde las luces no han estado encendidas durante tres días. Estamos agotados”, contó un manifestante del centro de La Habana, en una llamada telefónica con VICE World News.

En diciembre, las protestas contra el régimen consistieron en unas cuantas decenas de artistas plantados frente al Ministerio de Cultura en La Habana, exigiendo silenciosamente la libertad de expresión. Pero esta vez alrededor de 10.000 personas se manifestaron en al menos 19 ciudades cubanas, gritando, saqueando y arrojando piedras a los policías. Los manifestantes que hablaron con VICE World News dijeron que la entonación de cánticos como “¡No tenemos miedo!” se hizo cada vez más fuerte a medida que las calles se llenaban y la gente sentía la seguridad de incorporarse a una multitud.

La combinación de la pandemia y el embargo de Estados Unidos ha sofocado la capacidad de Cuba de adquirir suficientes bienes básicos para mantener a la población alimentada y sana. Esperar en la fila para recibir raciones de pan, arroz y pollo a menudo toma todo el día y los alimentos de muchos supermercados gubernamentales son demasiado caros para el cubano promedio y solo se venden en dólares. La reciente petición pública de instituciones como la Universidad de La Habana para que los ciudadanos donen bienes no utilizados sugiere la escasez de medicamentos y podría significar que los pacientes de COVID no han recibido la atención adecuada en algunas provincias. Aunque los inmunólogos cubanos crearon dos vacunas efectivas contra el coronavirus, solo el 15 por ciento de la población ha sido vacunada, según las cifras del gobierno.

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Una vez que el aumento de casos de COVID se convirtió en una emergencia de salud pública, los cubanos comenzaron a compartir el hashtag #SOSCuba en Facebook, Whatsapp e Instagram, un mensaje de solidaridad que se transformó en el mayor movimiento de protesta en décadas. Yomil, un popular rapero cubano, fue una de las primeras figuras públicas que exhortó a sus seguidores a tomar las calles. “Teníamos tanta hambre que nos comimos nuestro miedo”, escribió en Twitter. Yomil fue uno de las decenas de detenidos durante las protestas, pero fue liberado varias horas después.

El presidente cubano Miguel Díaz-Canel respondió a las protestas pidiéndoles a sus seguidores que lucharan contra los manifestantes. “Se ha dado la orden de combate: ¡A las calles, revolucionarios!” dijo. Eventualmente, el presidente visitó una de las protestas en las afueras de La Habana, rodeado por personal de seguridad. Los manifestantes gritaron: “¡Abajo la dictadura!” y Díaz-Canel contestó: “¿En Cuba? ¿Qué dictadura?”.

En varias ciudades llegaron manifestantes opositores para ayudar a la policía, al grito de “¡Viva Fidel!”. Varias fuentes gubernamentales afirmaron que los manifestantes eran pagados, mientras que el periódico del gobierno cubano, Granma, admitió que probablemente había también algunos cubanos bien intencionados pero confundidos. El gobierno cortó el acceso a Internet en toda la isla en un vano intento de sofocar la comunicación entre los manifestantes. Mientras la atención estaba enfocada en las protestas, varios activistas y periodistas cubanos desaparecieron, y desde entonces no se ha sabido de algunos. Entre los que siguen desaparecidos se encuentran activistas antigubernamentales como Luis Manuel Otero Alcalá, a quien la policía detiene —y posteriormente libera— con frecuencia.

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A lo largo del día, los policías arrastraron a los manifestantes a las patrullas, pateando y gritando, mientras otros manifestantes intentaban rescatar a sus compatriotas. Los videos de altercados entre manifestantes y policías en varias ciudades muestran a los oficiales golpeando civiles con macanas y puños. En un video, una mujer grita: “¡Nos golpearon! ¡Nos golpearon! ¡Le pegaron a una chica!” una y otra vez, como si no pudiera creerlo. En La Habana, un oficial de policía propinó un golpe sangriento al rostro de un fotógrafo de Associated Press. En varias ciudades, el ejército se movilizó para ayudar a la policía.

Una vez que las noticias de las protestas llegaron a Florida, Estados Unidos, los políticos locales, incluido Francis Suárez, alcalde de Miami, alentaron la intervención internacional para ayudar a derrocar al régimen. “Están cambiando el significado de todo esto. Se están aprovechando de la situación”, contó un manifestante a VICE World News. Además explicó que “abajo la dictadura” no implica el deseo de una intervención militar de Estados Unidos.

La mañana del lunes, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, emitió una declaración en apoyo de los manifestantes, en la cual dijo que el gobierno cubano debería “escuchar a su pueblo y atender sus necesidades en este momento vital en lugar de enriquecerse”.

A medida que disminuían las protestas en La Habana, se establecieron bloqueos militares y policiales en áreas que horas antes se habían llenado de gritos y miles de personas marchando.

En Camagüey, la policía golpeó a dos adolescentes mientras una multitud observaba con horror. Sin embargo, otro video tomado en Cárdenas muestra a un oficial impávido mientras los manifestantes voltean su auto y el parabrisas se rompe. En Santiago de Cuba, los manifestantes documentaron a varios policías cediendo ante la corriente de manifestantes, con sonrisas en el rostro.