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¿Cómo saber si tienes un problema con la bebida?

Es alarmantemente fácil cumplir con los criterios para ser considerado alguien que bebe en exceso.

Empecé a beber al ir a la universidad. En el Reino Unido, de donde soy, puedes beber legalmente a los 18 años, y así lo hice. Todos lo hicimos. El bar frente a nuestro departamento fue donde mis nuevos compañeros se convirtieron en mis mejores amigos. Beber me hizo pasar de ser introvertida a amar la fiesta, también impulsó que bailara y, a menudo, me inspiró para recostarme en medio del club nocturno y hacer "ángeles en el piso de baile", eufórica.

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Cuando no estaba bebiendo, me quedaba despierta toda la noche, escribiendo mis tareas en pánico, con altas dosis de cafeína. En mi segundo año, me sentía agotada todo el tiempo y me desmayé después de acudir varias noches al pub. Una mañana, mientras la habitación parecía girar, me di cuenta de que había perdido el abrigo y las llaves, y de que había vómito seco en mi almohada. Quizá debería beber menos, pensé, aunque no me podía imaginar cómo lograrlo.

Afortunadamente para mi propia salud, el destino intervino: Mi fatiga empeoró y tuve que salirme de la escuela. Mi médico me diagnosticó con el síndrome de fatiga crónica (EM/SFC,) provocado por la mononucleosis que tuve en la preparatoria. Estando en casa con mi familia, donde nadie quería quedarse despierto hasta las 3 AM, dejé de emborracharme sin ningún esfuerzo.


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Inicialmente, estaba desolada por dejar a mis amigos y perder la oportunidad de obtener mi título de manera oportuna, pero luego me pregunté cuánto podría haber empeorado mi consumo de alcohol. Solía decirme que sólo era una típica estudiante, y lo era. Un estudio de 2008 encontró que el 43 por ciento de las estudiantes en el Reino Unido bebía en exceso y la encuesta sobre el uso de drogas en Estados Unidos de la Administración de Servicios de Salud Mental y Abuso de Sustancias descubrió que, a partir de 2016, el 38,4 por ciento de los adultos de entre 18 y 25 años había consumido alcohol en exceso en el mes anterior. Definen el consumo desmedido de alcohol como beber cinco o más bebidas por reunión social para hombres y cuatro para mujeres. (Cinco o más reuniones sociales de este tipo en un mes se clasifican como consumo excesivo de alcohol). Pero en realidad no es tan simple.

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Pero aunque definitivamente encajo en la definición de libro de texto de un bebedor compulsivo, eso no necesariamente significa una adicción. Muchas personas beben demasiado porque no saben cuál es una cantidad de alcohol de bajo riesgo, dice Mark Willenbring, director médico de Annum Health y exdirector de investigación de recuperación en el Instituto Nacional de Abuso del Alcohol y Alcoholismo. Tampoco saben si su consumo de alcohol está dentro de los límites seguros, por lo que llevar un registro es una buena forma de evaluarlo, aunque la cantidad de alcohol en las bebidas mezcladas puede variar enormemente. "Puedes obtener más información sobre un chicle que sobre la cantidad de [porciones] que hay en un martini", dice.

Gail D'Onofrio, profesora y cofundadora del Departamento de medicina de emergencias de la Facultad de Medicina de la Universidad de Yale, e investigadora independiente sobre los temas de drogas y alcohol, dice que debemos ser pragmáticos con respecto al hecho de que los jóvenes siempre van a beber y enfocarnos en prevenir los daños. Esto incluye alentarlos a usar aplicaciones para compartir viajes en lugar de conducir, alentarlos a no mezclar alcohol y drogas, y educarlos sobre los peligros de beber más allá de los límites seguros.


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En retrospectiva, me estremezco ante el peligro en el que yo misma me puse: podría haberme ahogado con mi propio vómito, haber sido atropellada por un automóvil o haber muerto de una congestión alcohólica. Además, beber en exceso pone las cosas turbias, y una de esas cosas es el consentimiento. "Algo que me preocupa es la actividad sexual indeseada", dice D'Onofrio. "Eso podría conducir a un embarazo no deseado o a la transmisión de una enfermedad". A largo plazo, las consecuencias del consumo excesivo de alcohol pueden incluir cicatrices en el hígado conocidas como cirrosis, así como derrames cerebrales y cáncer.

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Sabía que mi comportamiento no había sido saludable, pero me resultó difícil ponerlo en contexto. Nunca me encantó el alcohol, sólo me gustaba la confianza que me daba. ¿Simplemente era ingenua o era algún tipo de alcohólica situacional? "Alcoholismo", por supuesto, es un término obsoleto, me dicen D'Onofrio y Willenbring. Ahora se llama trastorno por consumo de alcohol (TCA), para reflejar el hecho de que la enfermedad no es binaria sino progresiva, de leve a grave.

Contrariamente al estereotipo, la gravedad del trastorno de una persona no la indica tanto la frecuencia con la que bebe sino su capacidad para controlarlo, según me dicen los expertos. "Incluso aunque sólo bebas una vez al mes, si una vez que inicias no puedes parar, entonces no deberías beber", dice D'Onofrio. Los científicos no saben por qué algunas personas desarrollan TCA y otras no, pero hay un fuerte componente genético. "Si uno de tus padres sufre el trastorno por consumo de alcohol, tienes cinco veces más probabilidades de desarrollarlo", agrega. Willenbring dice que no es al alcohol mismo a lo que las personas son adictas, sino a la anticipación de la intoxicación que les brinda. "No tiene nada que ver con un defecto de carácter subyacente o un problema psicológico. Es solo neurobiología".


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Por lo general, los grandes bebedores no padecen ningún trastorno. Según los Centros para el Control de Enfermedades, nueve de cada diez personas que beben mucho no son dependientes del alcohol. La distinción puede no marcar una gran diferencia en cuanto a la necesidad de detener o moderar nuestro consumo de alcohol, pero tanto Willenbring como D'Onofrio dicen que el criterioDSM 5 (el manual que utilizamos para diagnosticar las enfermedades mentales) es el estándar de oro para evaluar si alguien tiene o no TCA.

Respondí las preguntas tal como lo habría hecho a los 19 años y cumplí con cuatro de los 11 criterios, lo que sugiere un trastorno moderado. Pero Willenbring dice que aunque estas evaluaciones son precisas, también pueden ser temporales. "Cuando las personas que cubren los criterios de diagnóstico para el trastorno tienen menos de 25 años, la mitad de las veces para sus treinta esto ya cambio". Cuando esto no cambia, controlar la enfermedad —lo que podría significar dejar el alcohol por un tiempo y luego aprender a beber más responsablemente, o usar medicamentos que bloqueen los receptores opioides, disminuyendo así el placer que los bebedores obtienen del alcohol— es efectivo la mayoría de las veces, excepto en los casos más severos (del 5 al 10 por ciento de las personas con TCA).

La forma en que solía beber podría haberme llevado por un camino oscuro, y fue sólo gracias a la suerte bioquímica y a una enfermedad inesperada que eso no ocurrió. No estoy segura de si alguna vez dejaré el alcohol por completo. Pero me alivia descubrir que al volver a responder las preguntas del DSM refiriéndome a mis hábitos actuales con la bebida, ahora puedo responder "no" a todas ellas.