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Años después del 'efecto Tequila', Latinoamérica espera el 'efecto Trump'

Aunque México será el país más impactado dada su dependencia comercial hacia EE. UU., países como Colombia, Chile, Argentina, Brasil y Uruguay también enfrentarán los desafíos de un dólar más caro y un acceso más restringido al mercado internacional.
Imagen vía Gage Skidmore/Creative Commons/Flickr
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En 1994 una masiva fuga de capitales hacia Estados Unidos golpeó a México y al resto de los países latinoamericanos en lo que luego se denominó la crisis del 'efecto Tequila', una de las mayores crisis financieras de la economía globalizada. Hoy, muchos años y varios colapsos después, Latinoamérica mira con especial atención el cambio de mando en la Casa Blanca, y aguarda los posibles embates del 'efecto Trump'.

Aunque no se puede comparar la gravedad de estas situaciones, la región observa con especial atención el discurso proteccionista de Donald Trump y sus promesas de hacer "América grande de nuevo", ya que esto podría significar cambios en los flujos comerciales y financieros tanto por la vía de reconsiderar acuerdos como el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC), como a través de salida de capitales. Estos cambios se darán, además, en un año, el 2017, en que varios países apuestan por recuperar el crecimiento económico perdido.

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Pero para los gobiernos latinoamericanos lo primero será enfrentar la incertidumbre de cuánto de lo que Trump prometió durante la campaña electoral está dispuesto a cumplir a partir de hoy, ya como Presidente en funciones de la nación más poderosa del mundo.

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En lo que por ahora coinciden analistas y economistas consultados por VICE News es que aunque México será el país más afectado, dada su dependencia comercial de EE. UU., países como Colombia, Chile o Uruguay también deberán enfrentar los desafíos de un dólar más caro, un acceso más restringido al mercado internacional y cambios en los precios de los principales bienes de exportación. Otros como Brasil y Argentina, lo deberán hacer aún en condiciones macroeconómicas vulnerables.

'El presidente tiene poder para cambiar los aranceles e imponer reglas de inmigración más estrictas'.

Los expertos nos delinean varios posibles escenarios para los cuatro años de mandato. El banco brasileño Itaú —instalado en Argentina, Chile, Colombia, Paraguay y Uruguay— advierte que la principal duda está en cuáles medidas proteccionistas se llevarán adelante, ya que las promesas de imponer aranceles sobre los bienes que Estados Unidos importa supondrían un "shock inflacionario" para ese país. Esto porque una vez que las empresas que compran bienes en el extranjero trasladan ese aumento en sus costos a los precios finales de los productos, y ello encarecerá la canasta de consumo a la que accede el ciudadano estadounidense.

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"El presidente tiene poder ejecutivo para cambiar los aranceles de importación e imponer reglas de inmigración más estrictas. Es probable que tenga que entregar alguna medida en estos frentes, dadas sus promesas de campaña. Pero esperamos un enfoque cauteloso, ya que tales políticas podrían causar un daño económico significativo [a Estados Unidos] tanto a corto como a largo plazo", estimó la institución financiera en un análisis hecho semanas después de conocerse el resultado de las elecciones estadounidenses.

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El pasado miércoles 11 de enero, durante su primera conferencia de prensa, Trump advirtió que impondría "grandes impuestos" a las empresas que se instalen fuera de sus fronteras e importen sus productos. Ya en las últimas semanas algunas firmas del sector automotriz, como Ford o General Motors, anunciaron la relocalización de algunos proyectos hacia Estados Unidos. Queda aún por verse cuánto pretende modificar del TLC, lo que podría afectar a buena parte del 81% de las exportaciones de México.

Un estudio hecho para VICE News por la consultora CPA-Ferrere estimó que el flujo comercial que supone ese acuerdo —que incluye también a Canadá— bajaría de 1.251 mil millones de dólares a unos 16 mil millones anuales, si Estados Unidos se retirara por completo, dejándolo como un acuerdo "con un peso muy menor en la agenda internacional". Esto no deja de ser una conjetura, pero es importante señalarlo, advierte la consultora.

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'Lo que sí habrá es mucho ruido. Serán cuatro años de reality show'.

En sus más recientes perspectivas, el Banco Mundial pronosticaba un crecimiento de 1,8 por ciento en la actividad mexicana este año. En esa misma cifra coinciden los bancos Itaú y JP Morgan. Este último ve un "riesgo a la baja" en el pronóstico, tanto por el impacto negativo que tuvo en la confianza de los consumidores la subida en los precios de la gasolina, como por las "preocupaciones sobre el proteccionismo estadounidense" que impactarán negativamente "tanto a consumidores como a las empresas".

"Mucha gente no sabe qué esperar de la administración Trump y creo que ni él mismo sabe bien qué hacer. Mucho de su administración va a manejarse con sus propios intereses y él los tiene en la región con negocios en Uruguay o Argentina. Pero sustancialmente poco va a cambiar. El TLC entre México, Estados Unidos y Canadá fue diseñado por las empresas estadounidenses y para ellas: 80 por ciento del comercio bilateral es de empresas estadounidenses que tienen operaciones en México y exportan sus productos. Lo que sí habrá es mucho ruido. Serán cuatro años de reality show", dijo en diálogo con VICE News el analista Walter Molano del banco de inversión BCP Securities.

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De todas formas un mayor dinamismo en EE. UU —Trump promete llevar el PIB a un crecimiento de entre 3 y 4 por ciento, sobre el 2 por ciento actual— podría servir de amortiguador. El Banco Mundial augura que las políticas fiscales anunciadas por ese país como rebajas de impuestos y nuevas obras de infraestructura, podrían desatar una "reacción en cadena" en el resto de las economías desarrolladas lo que podría potenciar un mayor crecimiento mundial. Esto porque el crecimiento de EE. UU. aumentaría la demanda de productos del resto del mundo, tanto en bienes de consumo como en petróleo o cobre, necesarios para la infraestructura.

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"Sin duda México es el más impactado directamente, ya sea por la revisión de acuerdos comerciales que podría implicar elevar los aranceles de productos mexicanos, como por las consecuencias de la política migratoria", estimó Axel Christensen del fondo de inversión BlackRock (el mayor del mundo) en diálogo con VICE News.

'Sin duda México es el más impactado directamente'.

"La incertidumbre que esto ha generado llevó a una significativa devaluación del peso mexicano, así como a la caída en los precios de activos financieros tanto de renta fija como variable. Pero también podrán existir efectos adversos para el resto de la región, principalmente por cambios en las condiciones de comercio internacional. La incertidumbre respecto al futuro gobierno de Trump llevó a muchas monedas a devaluarse respecto al dólar, generando presiones inflacionarias que pueden afectar las decisiones de política monetaria de los bancos centrales", agregó Christensen.

En los últimos años el comercio de varios países de América del Sur se reorientó hacia China, reduciendo el intercambio con Estados Unidos. Chile, que es parte del Acuerdo Transpacífico del que Trump anunció que se retirará, le vende materias primas y manufacturas por un volumen de casi 4 por ciento del PIB chileno. Argentina no llega al 1 por ciento y Brasil alcanza apenas 1,4 por ciento. Las excepciones son Colombia [28 por cieno de las exportaciones de bienes van hacia Estados Unidos] y Ecuador [39 por ciento, cuya moneda oficial es además el dólar].

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Así, más que a través de canales comerciales, América Latina podría sufrir a través de un dólar más fuerte y un encarecimiento en el acceso a la deuda, que es uno de los canales que los países utilizan para financiar sus presupuestos. Y todo esto está vinculado a que la Reserva Federal de EEU. UU. ha anunciado tres posibles aumentos en sus tasas de interés, lo que fortalecería al dólar frente a las monedas latinoamericanas y además aumentaría las tasas de interés que los países de la región tienen que pagar para que los inversores compren los bonos que emiten en las principales bolsas de valores del mundo.

Como muchos productos que conforman la canasta de consumo latinoamericana son importados [y usan como referencia el precio del dólar], un dólar más caro pondría presión en varios países que ya luchan con una inflación alta como la de Argentina que ronda en 40 por ciento. Al igual que ese país, Brasil, Chile, Colombia y Uruguay suelen apelar a la deuda externa para financiar niveles de gasto público elevados y presupuestos que cierran con déficit fiscal.

'La incertidumbre respecto al futuro gobierno de Trump llevó a muchas monedas a devaluarse'.

Todo esto presionaría a una región que todavía intenta recuperar el crecimiento. El Banco Mundial augura un aumento del PIB de 1,2 por ciento para América Latina, gracias a que Brasil —uno de los motores del crecimiento de la región—crecería 0,5 por ciento y terminaría con dos años de caída en su actividad económica. Además, tras un masivo plan de blanqueo de capitales y con el esperado arribo de inversión extranjera, Argentina también crecería otro 2,7 por ciento.

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Pero también habría impactos en los precios de los principales bienes de exportación de estos países: alimentos —soja y carne en Argentina, Uruguay y Brasil, que también vende café y azúcar—, metales —cobre en Chile y hierro en Brasil— y petróleo —Colombia, que también exporta alimentos como el café—.

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Los economistas Santiago Rego y Germán Deagosto de CPA-Ferrere recuerdan que cuando el dólar se fortalece esas materias primas "suelen perder valor" porque utilizan al dólar como unidad de cuenta. Esto sumado a un "redireccionamiento de flujos financieros" —es decir que los inversores extranjeros dejan la región para volver a EE. UU. seducidos por mayores tasas de interés— tendría efectos "bastante heterogéneos".

Por un lado, estiman, bajaría el precio de los alimentos, afectando la actividad exportadora en Argentina, Brasil y Uruguay. Los combustibles podrían seguir el mismo movimiento.

Por otro lado, los economistas estiman que los países que producen bienes metálicos como Chile o Brasil "se verían beneficiados ya que la política fiscal expansiva anunciada en EE. UU. podría generar una mayor demanda".

'Ya en noviembre hubo una salida neta de capitales de todas las zonas emergentes'.

Mientras tanto, algunos países comenzaron ya el año pasado a ajustar sus cuentas públicas, Brasil planea reformar el sistema de pensiones y modificar leyes laborales. Argentina dividió su Ministerio de Economía en dos y nombró nuevas jerarquías que ya están hablando de ajustes en las normas tributarias. Chile inició reformas para fomentar la inversión extranjera y otorgar beneficios impositivos a las exportaciones de servicios, mientras que Colombia aprobó en diciembre una reforma tributaria y Uruguay aumentó sus impuestos. Esto en un intento por reducir su dependencia de la financiación extranjera, que consiguen emitiendo títulos de deuda.

"Ya en noviembre hubo una salida neta de capitales de todas las zonas emergentes, desde China hasta Latinoamérica. El escenario es más complejo para países con fundamentos macro, débiles. Argentina y Brasil tienen abultados déficits fiscales y Colombia tiene un importante déficit de cuenta corriente, con lo que las condiciones serán menos propicias para el financiamiento externo. Esto podría obligar a acelerar reformas fiscales o a corregir más intensamente otros desequilibrios macroeconómicos", concluyeron Rego y Deagosto.

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