FYI.

This story is over 5 years old.

Italia

Entramos en el fortín de la 'Ndrangheta en Milán antes de que sea derribado

En unos días se derrumbará en el centro de Milán una de las sedes proverbiales que la mafia calabresa, la temida Ndrangheta, tuvo en el centro de la ciudad italiana. Aquí recordamos algunos de los episodios más funestos de la época.
Foto di Graziella Matarrese/VICE News

Síguenos en Facebook para saber qué pasa en el mundo.

A pesar de encontrarse en el centro de Milán, la calle Montello es una zona fronteriza en la que se encuentran varios mundos distintos y contradictorios. Si se avanza rumbo al oeste llegaremos al barrio de vía Sarpi, el barrio chino milanés; al oeste, en cambio, uno se encuentra con los clubes nocturnos del barrio de Moscú y con los rascacielos de Porta Nuova.

Publicidad

En el número 6 de la calle Montello, se encuentra un palacio en ruinas: tres plantas, la fachada amarillenta, las viejas persianas de madera. Algunas de las ventanas están abierta y otras no.

El edificio ha sido adquirido recientemente por una empresa de construcción. En una semanas será derribado para ser reemplazado por un edificio residencial y comercial completamente nuevo. El proyecto de recalificación está valorado en 36 millones de euros.

"El inmueble está degradado y arruinado de manera irreparable", explica Alberto Porro, responsable de proyectos de la empresa Borio Mangiarotti, la nueva propietaria del edificio. El nuevo edificio será "decisivamente moderno" y "reinterpretará las antiguas cortes milanesas en clave distinta".

El derribo del palacio también supondrá el derribo de un pedazo de la historia criminal de Milán. Y es que el número 6 de la calle Montello había sido durante los últimos 25 años, lo que las autoridades y la prensa local habían descrito como "el fortín de la 'Ndrangheta, la mafia calabresa".

El palacio quedó definitivamente abandonado en 2012 y había padecido su última redada en 1996. Para los vecinos de la zona no era ningún misterio lo que pasaba de puertas para adentro. Entre las paredes de los sucios apartamentos que los miembros de la mafia tenían para sus propios familiares y para migrantes, se ocultaban también armas de gran calibre — e incluso, una granada de mano.

Publicidad

Su patio interior, sobre el que se levantan varios balcones típicos del vecindario, vio desfilar gran parte de la cocaína y de la heroína que se consumiría en Milán hasta mitad de los años 90. Y más de uno perdió la vida en este mismo lugar.

Carla es vecina de la zona de toda la vida. Ella recuerda que en los años 90 todo el mundo en el barrio sabía lo que pasaba en el número 6 de la calle Montello.

"Una noche yo estaba afuera con una amiga esperando el ferrocarril", relata a VICE News. "De repente, escuchamos un ruido seco al otro lado de la calle. Nosotras nos acercamos un poco y vimos como una sombra huía calle abajo. Pensábamos que se trataba del sonido de petardos. Hasta que al cabo de unos minutos escuchamos una voz femenina que gritaba: "¡me lo han matado, me lo han matado, bastardos, bastardos! ¡Oh, hijo mío!".

Carla decidió asomarse a la puerta con su amiga. Lo achaca a la inconsciencia de los 18 años que tenía entonces. "Había un hombre tendido en el suelo bajo un enorme charco de sangre, y una mujer inclinada sobre él. Mi amiga y yo nos quedamos de piedra tras contemplar cómo varios hombres abandonaban el lugar antes de la llegada de la policía".

Nápoles proyecta derribar Scampia, uno de los símbolos urbanísticos de la Camorra. Leer más aquí.

La historia criminal del palacio arrancó alrededor de los años 80, cuando algunas familias provenientes de Petilia Policastro, una pequeña ciudad calabresa, llegaron a Milán y ocuparon el edificio. Por aquella época, Petilia estaba sumida en una guerra de familias que se estaban disputando el control de la actividad.

Publicidad

En una de aquellas rencillas también estuvo implicada la familia de Lea Garofalo, una testigo que fue salvajemente asesinada por la 'Ndrangheta en 2009. Su padre, fallecido en 1975 era uno de los capos del plan Petilia, que llevaba su nombre. A su muerte, el hermano de Lea, Floriano, relevó a su padre al frente de la familia.

Lea es una de las protagonistas de la historia de la calle Montello. Llegó con apenas 17 años, tras haber dado a luz a su hija Denise, a quien tuvo con su compañero de entonces, Carlo Cosco, unos años mayor que ella.

Por mucho que Lea naciera en el seno de una familia fuertemente vinculada a la 'Ndrangheta ella siempre había intentado huir de su Petilia natal. Tal será el principal motivo, además de su relación con Corso, por el que decidió fugarse a Milán. Claro que la realidad, lo que se encontró en la gran ciudad fue muy distinto de la que se esperaba. Al poco de su traslado, Carlo, su pareja, se había metido totalmente metido en el negocio del tráfico de drogas. Además, en el interior del palacio sucederán cosas inquietantes..

Como el día de 1995 en que Lea escuchó la detonación de un arma de fuego en el patio de la casa. Poco después, su cuñado, Giuseppe Corso, confiesa sin rencor alguno que ha asesinado a Antonio Comberati.

—Está muerto — le dice

—¿Estás seguro?— responde Lea.

—Sí, seguro que está muerto. No quería morir el muy bastardo, parecía que llevara el diablo dentro del cuerpo.

Publicidad

Aunque él también es miembro de una familia influyente en Petilia Policastro, según algunas fuentes Combierati sabía que habían puesto precio a su cabeza, por haber asesinado el año anterior a Tommaso Ceraudo y a Silvano Toscano —los dos responsables de gestionar la droga que pasaba por el fortín.

Otras fuentes aseguran que la muerte de Ceraudo y Toscano se deben a un desacuerdo con el clan de Franco Coco Trovato, una de las organizaciones criminales hegemónicas en Milán en 1992, que fue desmantelada durante la ejecución de una operación llamada Wall Street. A la muerte de Comberiati, Cosco pasó de tener un rol marginal, a convertirse en uno de los jefes del clan, algo a lo que aspiraba desde hace años. El éxito de la operación también se debe al compromiso de Carlo y Lea.

No mucho tiempo después, en mayo de 1996, los carabinieri rodean el palacio, entran, lo desalojan y detienen a Carlo. Para Lea, tal será la oportunidad de abandonar a su marido y rehacer de nuevo su vida junto a su hija. Claro que, una vez más, cuando cree encontrarse de nuevo a las puertas de la libertad se descubre de nuevo metida en otra pesadilla.

Después de años viviendo en el anonimato, rehaciendo su vida en otro lugar, en 2002 alguien prendió fuego a su automóvil, que tenía estacionado debajo de su casa. Ella entiende que el pasado ha vuelto a buscarla. Una vez más la vida le propone el mismo dilema: ¿prefiere vivir con la angustia permanente de ser descubierta o rebelarse?

Publicidad

Entonces decide que es momento de acudir a los Carabinieri y contarles todo lo que sabe. A partir de entonces, ella y su hija entran en el programa de protección de testigos.

Sin embargo, la investigación a la que da lugar su confesión no termina por provocar la apertura de caso ni de juicio alguno, de manera que se le revoca la protección. Lea apela a la decisión ante el Tribunal Administrativo local y gana. Después de otro periodo complicado — los continuos traslados y su cambio de identidad no garantizan necesariamente su seguridad. Finalmente, en la primavera de 2009, Lea decide salirse del programa.

Carlo y Lea recuperan el contacto y el primero le pone un piso a su mujer y a su hija en las afueras de Calabria. Cosco enviará allí a uno de sus hombres para que se deshaga de Lea. Su hija, Denise, declarará meses después que su madre se defendió con un cuchillo y salvó su vida.

Todas las veces que los italianos han financiado a la Camorra sin saberlo. Leer más aquí.

En noviembre Carlo — que durante todo este tiempo ha cumplido con su sentencia y ya está en libertad — le insiste a su exmujer con que lleve a Denise de visita hasta el fortín de la calle Montella. Ella agobiada por las necesidades económicas, acepta.

Seis meses después de aquel incidente, Cosco convence a madre e hija de que viajen a Milán para discutir el futuro universitario de Denise. Tras unos días plácidos, Denise visita a sus tíos en la ciudad y Cosco invita a cenar a su exmujer. Cuando acude al punto de encuentro, Lea es interceptada y metida en una furgoneta. La conducen hasta un almacén abandonada donde la esperan dos de sus cuñados: Vito y Giuseppe Cosco, quienes la torturarán, la asesinarán y la disolverán en 50 litros de ácido durante tres días.

Publicidad

Carlo se sumaría a la cena en que estaba su hija después, simuló no saber nada del paradero de su exmujer y denunció su desaparición a la policía.

Años después del asesinato Denise Garofalo denunciaría a su padre y a sus tíos como responsables de la muerte de su madre. El juicio se celebró en 2012 y el testimonio de Denise llevó a que su padre y cinco miembros más de la familia fueran condenados a cadena perpetua.

Hoy en día, justo enfrente del palacio que representó todo aquella contra lo que Lea luchó a lo largo de su vida, hay un jardín que lleva su nombre.

La historia de Lea Garofalo es probablemente la más popular de las muchas que encierra el palacio de la calle Montello, claro que no es la única.

El 22 de agosto de 2003 uno de los asesinos de Lea Garofalo, Vito Cosco, de 27 años se convertirá en el máximo responsable de la que se conocerá como "la masacre de Rozzano".

Vito, quien también ha estado implicado en el tráfico de drogas, sale de su casa para zanjar definitivamente un asunto relacionado con una partida de hachís que no le ha sido pagada.

Se encuentra con sus asociados en el negocio y abate a uno y no logra abatir al segundo, que escapa. Una de las balas que dispara, sin embargo, alcanza a una niña de dos años que está en brazos de su madre. La pequeña morirá como también lo hará otra víctima inocente: un anciano que pasaba por allí.

Cosco huye inmediatamente y busca refugio en el hogar de su primo Carlo, también en la avenida Montello — el lugar más seguro en que refugiarse. Sin embargo, solo tres días después, el mismo Vito saldrá a la calle para llamar a los carabinieri desde una cabina en la plaza Baiamonti para entregarse.

Publicidad

Algunas de las historias del palacio Avenida Montello 6 han sido teatralizadas y otras probablemente aún no han salido a la luz.

La crónica negra de la mafia calabresa de la 'Ndrangheta en la Lombardía nos ha acostumbrado a pensar que la actividad delictiva sucede siempre en los suburbios. De manera que resulta escalofriante pensar que la sede de una poderosa organización criminal estuviera enclavada en el centro mismo de Milán.

Y sin embargo, ha sido la realidad durante años. Una realidad a punto de desaparecer.

_Sigue a VICE News en español Twitter: _@VICENewsEs__

Sigue a Graziella en Twitter: @graziomat