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'¿Quién puede apreciar al imbécil de Cristiano Ronaldo?': Martín Caparrós

Hablamos de fútbol con el cronista argentino durante el Festival Gabo de Periodismo en Medellín.
Foto: Daniel Jaramillo | VICE Colombia

Martín Caparrós anda deambulando por el Jardín Botánico de Medellín. El cronista y periodista argentino de 60 años va de mocasines negros, pantalón negro y una camisa desabrochada, bastante negra, que en su único bolsillo carga algunas herramientas del oficio: esfero, también negro, y lo que parece ser un Iphone 6.

A eso de la 1:05 de la tarde del sábado 30 de septiembre de 2017, entra con su distinguido y enroscado bigote blanco a la sala de prensa del Premio y Festival Gabriel García Márquez, evento que busca premiar las mejores historias de Iberoamérica y que además, para fortuna de la comunidad periodística del Valle de Aburrá, su presencia anual ya es casi paisaje. El historiador de profesión, ganador del Premio Planeta Latinoamérica o del premio Rey de España, que ha publicado célebres textos como Valfierno (2004), A quien Corresponda (2008) o El Hambre (2014), toma asiento y justo después enseña un pañuelo. Lo desdobla y se suena los mocos estruendosamente, el resto de la sala suspende sus actividades.

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— ¿Cuál es la idea? —pregunta inquieto.

— Que hablemos solo de fútbol, Martín.

— Ah bueno, dale, hablemos.

VICE: ¿Te acordás del gol que más duro gritaste en la vida?
Martín Caparrós: No tengo el medidor de decibelios incorporado como para estar seguro seguro, pero probablemente fue un gol que hizo Martín Palermo, si no recuerdo mal, el 24 de mayo del año 2000, en un 3 a 0 contra River en La Bombonera.

Cuando volvió de la lesión…
Sí. Eran unos cuartos de final de La Libertadores o algo así. Boca estaba arriba 2 a 0, ya habíamos ganado la eliminatoria y pasó esta cosa ridícula de que a Bianchi se le ocurrió ponerlo de nuevo a Palermo después de meses de estar parado. Justo cuando en la previa el técnico de River ("El Tolo" Gallego) había dicho que si lo ponían a Palermo él ponía a Francescoli, una cosa así como haciéndose el vivo. Fue muy raro ese gol, porque sucedió en cámara lenta, con un Palermo más torpe que nunca. La paró, se dio vuelta y busco el lugar. Los jugadores de River en vez de encimarlo, huían. Me acuerdo que lo grité tan fuerte que me dio un tirón en la espalda en medio de la celebración. Quedé como… "aghhh". (Risas)

¿Alguna vez te emocionó más un caño que un gol?
Yo no sé si fue en ese mismo partido el caño de Román a Yepes, creo, eh. Estoy casi seguro. Tendría que chequearlo porque se me mezclan un poco los recuerdos. Pero te digo: caños como esos… se festejan como un gol.

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¿Qué jugador te sacó lágrimas fuera de la cancha?
Mirá: Antonio Roma fue un arquero de Boca que en el año 62 le atajó un penal famoso al brasilero Delém, un delantero de River. Al tapar ese penal permitió que Boca ganara 1 a 0 y saliera campeón. Un partido muy recordado para los hinchas de Boca y muy especial para mí, pues yo me hice hincha de Boca cuando tenía cinco años porque leí en un diario que un señor que se llamaba Antonio Roma le había atajado un penalti a otro señor que se llamaba Delém, y que un equipo que se llamaba Boca, que tampoco entendía muy bien qué era, pero sabía que era mejor que el contrario, digamos, porque ganar parecía ser bueno. Así, de puro oportunista, me hice hincha de Boca.

Cuarenta y tantos años después, escribí un libro que se llama Boquita (2012), sobre la historia y características de Boca Juniors. Lo presentamos un día en una pizzería de Buenos Aires con varios exjugadores. Entre ellos estaba Silvio Marzolini que era un ídolo cuando yo tenía como siete o diez años. Cuando estaba por empezar la presentación, Marzolini me llama a la puerta y me dice: "Vengo con un amigo, ¿puede entrar?". Le digo: "Claro, ¿cómo no va a poder entrar tu amigo?". Y me contesta: "Lo que pasa es que él se quiere sentar en la mesa para hablar". "Mucha pelota", pensé. "¿Pero por qué, quién es?" Y dice: "Noh, es Antonio Roma que quiere participar". Yo no podía creer que el tipo con el cual yo me hice hincha de Boca cuarenta años antes, quisiera venir a participar de la presentación de mi libro. Era cerrar un círculo perfecto. La verdad que me emocioné mucho.

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¿Y dentro de la cancha?
En lo primero que pienso es en Riquelme. Es el último gran jugador. Uno iba a la cancha a verlo a él. El resto, me daba un poco lo mismo. Verlo tocar la pelota lo valía todo. Desde que se retiró, Boca no consigue ser lo que fue desde hace mucho tiempo.

Es que la crisis del 10 es real…
La crisis del 10, por llamarlo de alguna manera, existe, por supuesto. Tiene más que ver con supuestos nuevos estilos de jugar al fútbol. Si un pibe es muy bueno, ahora va a tratar de ser un 9 o una especie de 11 porque sabe que ahí ganará mucha más plata, porque sabe que tendrá un lugar mucho más claro. Si yo tuviera quince años y fuera muy hábil, sería mucho mejor negocio para mí tratar de pararme donde juega Messi que pensarme como un 10 clásico. Ahora, en Latinoamérica los jugadores se van muy rápido y no pueden construir una relación cercana con los hinchas. Ahora uno va a la cancha porque es fiel a unos colores, pero ya no existe esa relación tan intensa con un solo jugador.

"El fútbol mundial se ha convertido en una injusticia"

Ya no quedan muchos de esos ídolos de antaño que en el día se echaban el equipo al hombro, ganaban copas y en la noche estaban metiendo y follando a cuanta prostituta se encontraban. ¿Extrañás a los Diegos, a los George Bests?
Mínima corrección: ya no necesitan follarse prostitutas porque las chicas no les piden dinero inmediato. Tienen la ilusión que lo que van a conseguir es una vida llena de lujos, no una noche con un poquito. (Risas)

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Creo que siguen estando. Lo que pasa es que ahora es un relato que a mí me resulta cada vez más antipático. Hoy veía una foto de Cristiano Ronaldo con su nuevo Bugatti que cuesta dos millones y medio de euros. Recién tuitié: "¿Alguien puede apreciar a este imbécil?". Realmente la idea de un tipo que se gasta tres millones de dólares en un coche, en un mundo donde tanta gente necesita tantas cosas, y que eso sea apreciable, que eso sea como un gesto que no produce una condena inmediata, me parece sorprendente.

El relato bohemio y semi marginal de los jugadores que duró quizá hasta los años ochenta o noventa, fue reemplazado por este relato del éxito económico que hace que el modelo sea tener muchísimo dinero para gastarlo en idioteces como un coche, una mansión, un jet particular o yo qué sé. El relato que se ha armado alrededor del fútbol hoy, me parece deleznable. Hace poco, cuando pagaron 200 millones por Neymar, escribí que la rentabilidad de esos millones no era tanto conseguir un jugador de fútbol o la publicidad, sino establecer esta idea del respeto por la gran riqueza, del respeto por el despilfarro, el respeto por todo lo peor de nuestra sociedad.

Tu odio hacia Cristiano Ronaldo parece ejemplar, pero hablando en serio, ¿no le elogiás nada? ¿Al menos dentro de la cancha?
Me gustaría encontrarle puntos favorables porque me siento un poco obvio detestándolo de una manera tan completa. Al menos por orgullo me gustaría poder encontrar algún detalle que otros no hayan visto para decir, "bueno, esto está bien". Pero la verdad es que no me gusta nada de él, y como juega… sí es bueno, qué sé yo, pero no me deslumbra. Cuando lo veo hacer una jugada no puedo dejar de pensar en cómo va a festejarla si la termina bien. Entonces me resulta muy difícil disfrutarlo.

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En esta tendencia que un poco sugiere la deshumanización del fútbol, ¿qué se llevan los chicos del hoy con estos modelos de jugadores 'súper humanos' ganando millonadas?
Para decirlo en términos ya bastante antiguos, están funcionando como una herramienta de disciplinamiento social muy poderosa. Estuve hace tres meses en Senegal en un pueblito donde había una especie de torneo organizado por una ong para integrar a los chicos y demás. Me llamó mucho la atención que varios de los niños que entrevisté me decían lo mismo: que lo que querían en la vida era ser grandes jugadores, ir a Europa, ganar mucho dinero y salvar a sus familias.

Y no les iba a suceder, a ninguno de ellos, los vi jugar, no tenían ninguna chance. Pero eso los mantiene como en ese caminito, y de algún modo hace que no se pregunten qué otra cosa pueden hacer o que se pregunten por qué les está pasando lo que les está pasando.. En vez de pensar su situación en términos reales y ver qué pueden hacer para solucionarla, siguen con ese sueño idiota de convertirse en Cristiano Ronaldo. Están entonces disciplinando a mucha gente, poniéndola en ese carril que no va a ninguna parte y evitando que piensen y actúen por sí mismos.

"Los jugadores ya no necesitan follarse prostitutas porque las chicas no les piden dinero inmediato. Tienen la ilusión que lo que van a conseguir es una vida llena de lujos, no una noche con un poquito"

¿Sentís que el problema de la concentración de la riqueza también está matando el fútbol? Me viene dando la sensación de que ahora el buen fútbol se está convirtiendo en un privilegio de unos pocos…
Clarísimo. En nuestros países ya se está jugando fútbol de segunda división, porque los de primera están jugando en Europa o en algún país asiático. Para empezar, nos han despojado de nuestros campeonatos de fútbol, los han convertido en algo infinitamente más pobre. Ese proceso de concentración de la riqueza que decís se ha incrementado. Ahora hay siete u ocho equipos en el mundo que juegan el mejor fútbol y el resto están lejísimos. Ya no hay esta cosa cíclica que solía haber. Si te fijás, en la historia del fútbol aparecía un equipo quizá holandés y durante cinco años era el mejor equipo del mundo. Después se rompía y aparecía otro equipo, quizá italiano, brasilero o argentino. Ya no, ya está claro cuáles son los siete u ocho equipos que van a ser de acá a 20 años los mejores porque son los que tienen dinero. La única posibilidad de cambio es que aparezca un jeque y diga bueno, voy a incluir al PSG en ese grupo y pongo 400 o 500 millones y lo meto ahí adentro.

¿Cómo le explicamos a alguien ajeno al fútbol, o al menos no argentino, esta frase que escribiste hace unas semanas: "Si no gana un mundial, Leo Messi será, curiosamente, un perdedor"?
La gran ventaja de Maradona sobre Messi es que cuando Maradona empezó a jugar no existía Maradona, en cambio Messi tuvo que jugar toda su carrera con la sombra de Maradona sobre su cabeza. Como sabemos, Messi consiguió todo lo que se podía ganar, pero no consiguió un Mundial, que fue lo que Maradona sí consiguió, casi solo, digamos. Si lo gana se va a poder discutir sobre décadas sobre quién era el mejor, pero si no lo gana, la discusión es muy corta: "Messi nunca ganó un mundial". Entonces va a terminar siendo el que, habiendo conseguido casi todo, no logró lo que lo hubiera terminado de consagrar como un ganador, o sea, va a ser un perdedor.

Este es un chiste que me relataba mi padre. Contaba que lo llevaban a García al Luna Park, el gran estadio donde se hacían los combates de boxeo en Buenos Aires, pues García decía que se iba a coger a 100 mujeres. Entonces empezaba en el centro del ring en una cama, y García cogía y cogía y cogía. Se cogía a 50, una detrás de la otra. "!García, García!", gritaban todos. Se cogía a sesenta y el estadio en un delirio, se cogía a ochenta y la gente: "García presidente, García no se qué". Y noventa y medio flaqueaba, pero todos alentaban: "¡Dale Garcia!". Y a la noventa y ocho empieza a fallar, y a la noventa y nueve no se le para, estaba cansadísimo. Entonces claro, todo el estadio coreó: "!GARCÍA MARICÓN, GARCÍA MARICÓN!" Y eso es lo que le va a pasar a Messi si no gana un mundial.

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