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Comida

La discriminación contra el VIH todavía existe en la industria restaurantera

¿Qué pasa si el chef en tu restaurante favorito tiene SIDA? ¿Aún crees que es un peligro?

"¿Qué pasa si te cortas? ¿Qué pasa si nuestros clientes se enteran?"

Estas fueron las preguntas supuestamente hechas por un supervisor en una franquicia de Subway en Indiana, Estados Unidos, a principios de este año cuando uno de sus empleados "artistas de sándwich" reveló, una semana después de haber sido contratado, que era VIH-positivo.

Un mes más tarde, después de que su supervisor y su gerente de distrito concluyeran que el estatus de VIH del hombre podría ser un riesgo para la empresa, el empleado fue despedido de su trabajo.

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Nancy Edmonds, una abogada de la Equal Employment Opportunity Commission (EEOC), le dijo a un canal de televisión de Indianápolis en octubre que la gestión aparentemente había despedido al hombre debido a "un estereotipo de que las personas que están en el negocio de los restaurantes son contagiosas y que la gente puede contraer VIH a través de la comida".

La EEOC está representando al hombre, identificado como John Doe en documentos de la corte, en una demanda federal en contra de Subway. La EEOC afirma que Doe, quien está demandando por una remuneración y daños punitivos, fue despedido en violación al Americans with Disabilities Act (ADA), que protege a las personas con discapacidad de la discriminación laboral en Estados Unidos.

En declaraciones a MUNCHIES, Edmonds señaló que si bien la ADA no menciona específicamente al VIH, sí sostiene que "los empleadores no pueden tomar acción desfavorable basada en la discapacidad".

"En lo que concierne a la ADA, es una investigación individualizada", dijo Edmonds. "En otras palabras, si un empleador dice: "Despedimos a la persona porque es un riesgo", la pregunta es si es un riesgo o no. Y el estándar en la ADA es una "amenaza directa".

La guía del EEOC para el cumplimiento de la ADA en la industria alimentaria establece claramente esto. Un ejemplo que da de una "amenaza directa" es un repartidor de pizza que tiene una condición médica que lo hace dormirse sin previo aviso. Un elaborador de sándwich VIH-positivo, incluso si no estuviera en tratamiento, no constituye una amenaza.

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En 1985, la revista New York preguntó: "¿Qué pasa si el chef en tu restaurante favorito tiene SIDA?"

Más allá de eso, la ADA requiere que el Secretario de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos prepare una lista anual de enfermedades infecciosas que se pueden transmitir a través del manejo de alimentos y el VIH no está entre ellos.

Pero más de 30 años después del brote de VIH/SIDA, ¿no debería ser esto de conocimiento común?

Incluso en 1985, sólo cuatro años después del descubrimiento del SIDA en los Estados Unidos, la revista New York preguntó: "¿Qué pasa si el chef en tu restaurante favorito tiene SIDA? ¿Qué pasa si el paciente antes que tú en la oficina del dentista es víctima de SIDA? ¿La enfermedad se propaga a través de las agujas de acupuntura? ¿Ir por un manicure es ahora una actividad peligrosa? ¿Qué pasa si el chef en tu restaurante favorito tiene SIDA?" Tranquilizó a sus lectores (presumiblemente blancos y heterosexuales, alias "la demografía más afectada por el SIDA") que los temores de este tipo son "básicamente injustificados".

Una encuesta de 1992 hecha por National Health Interview Surveys encontró que sólo la mitad de los adultos estadounidenses sabían que es "muy poco probable o imposible [contraer el virus] al comer en un restaurante donde el chef esté infectado con VIH". En ese momento, apenas una década después de que los medios de comunicación dejaran de llamarle al SIDA "el cáncer gay" y "la plaga gay", la revista académica Family Planning Perspectives dijo que estos resultados de la encuesta demostraron "que el conocimiento de los adultos estadounidenses sobre la infección por el VIH y el SIDA es relativamente alto".

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Sin embargo, más de 20 años después, no hemos llegado mucho más lejos, y lo que Estados Unidos todavía no sabe sobre el VIH es asombroso. Una encuesta de 2014 realizada por la Henry J. Kaiser Family Foundation encontró que el 49 por ciento de la población en general no creía que una persona VIH-positiva recibiendo tratamiento antirretroviral consistente tuviera una reducción significativa del riesgo de transmisión del virus a la pareja; un total del 58 por ciento no eran conscientes de que existen medicamentos profilácticos como la Truvada (PrEP), y que son muy eficaces en la reducción del riesgo de contraer el VIH de una persona. Tal como era de esperar, más de un tercio de los encuestados dijeron que nunca se habían hecho la prueba del VIH.

Los estimados investigadores sexuales Masters and Johnson alguna vez argumentaron que era, de hecho, teóricamente posible contraer el VIH por besos, asientos de inodoros, y ensalada preparada por una persona VIH-positiva.

Pero, ¿por qué? ¿Cómo es posible que los supervisores de Subway y Joe Sixpack por igual todavía tengan tan poca comprensión sobre cómo se transmite, previene y trata el VIH en una era post-ACT UP?

Podrías culpar a un legado de desinformación perpetuada por los medios de comunicación e incluso los miembros de la comunidad médica a finales de los años ochenta y principios de los noventa. Opendra Narayan, profesor de la Johns Hopkins Medical School que estudió modelos de VIH con animales, infamemente caracterizó erróneamente a los hombres gay frente a la BBC como pervertidos cultivando la enfermedad con la resistencia sexual de un semental: "Estas personas tienen relaciones sexuales de 20 a 30 veces por noche… Un hombre viene y va de ano a ano y en una sola noche actuará como un mosquito transfiriendo células infectadas en su pene. Cuando esto se practica por un año, con un hombre teniendo 3 mil relaciones sexuales, se puede entender fácilmente esta enorme epidemia que actualmente está sobre nosotros".

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Incluso el mismo establecimiento sexológico le dio crédito a esta forma de pensar basada en el miedo. En la ahora denostada Crisis: Heterosexual Behavior in the Age of AIDS (1988), los estimados investigadores sexuales Masters and Johnson argumentaron que era, de hecho, teóricamente posible contraer el VIH por besos, asientos de inodoros, y ensalada preparada por una persona VIH-positiva.

Más de un cuarto de década después, estos mitos se han debilitado, pero aún persisten. John Doe contra Subway no es para nada el único.

En 2012, Christopher Peña fue despedido de su trabajo de siete años en Burger King poco después de revelar su estatus como VIH-positivo. Mientras que la empresa alegó que fue despedido por problemas de rendimiento, Peña dice que recibió medidas disciplinarias después de revelar su estatus. "Fue una decisión muy personal que pensé antes de hacerla", le dijo Peña al Huffington Post sobre su decisión de revelar su estatus de VIH a su empleador. "Estaba buscando orientación y apoyo, y por eso lo hice".

En un caso similar en 2012, Raymundo Martínez demandó al hotpost de Los Ángeles, The Ivy, por despedirlo por su estatus de VIH, a pesar de que su médico confirmó que Martínez era capaz de realizar su trabajo a pesar de su condición médica.

Por supuesto, este tipo de casos no se limitan a la industria de restaurantes. La EEOC también representa actualmente a dos ex empleados de Zoo Printing que dicen que fueron despedidos de la empresa después de revelar su estatus de VIH. El Center for HIV Law and Policy enumera docenas de demandas por discriminación en el empleo solamente de los últimos años.

El hecho es que el VIH sigue siendo estigmatizado y hasta criminalizado. No revelar el estatus de VIH a una pareja todavía se considera un delito en algunos países. En 2009, un hombre VIH positivo en Michigan, Estados Unidos, fue acusado bajo la ley antiterrorista del estado después de que presuntamente mordiera a su vecino durante una disputa. Más recientemente, la saga Charlie Sheen ha resucitado la creencia de que las personas que viven con el VIH tienen un "arma mortal" o que son, por lo menos, egoístas y negligentes. (Mientras tanto, como señala el Positive Justice Project, nadie ha sido procesado por transmitir a sabiendas el virus del papiloma humano que causa cáncer, o VPH.)

Y sin embargo, los temores sobre el VIH son más exagerados que nunca antes. Años de investigación han confirmado que, incluso sin el uso de métodos de prevención, el riesgo promedio de transmisión del VIH es una vez de 100 por contacto sexual individual. También sabemos, y hemos sabido por mucho tiempo, que el VIH no se transmite por saliva, orina, vómito o heces. No puedes, de hecho, contraer SIDA de una ensalada.

En el mundo de la comida, no nos vendría mal recordar que el mayor riesgo de enfermarse en un restaurante es por patógenos como la Salmonella y el E. coli, no por el VIH.