El fin de la Era de las Leyendas
Photo by PA Images

FYI.

This story is over 5 years old.

polvo en el viento

El fin de la Era de las Leyendas

A lo largo de Europa, las viejas luces del futbol se han apagado o están por hacerlo. La Era de las Leyendas en los clubs se termina.

¿Qué tienen Steven Gerrard, Francesco Totti y Antonio di Natale en común?

Respuesta: a ojos de una maniaca audiencia del siglo 21, todos fracasaron. No de una forma objetiva, por supuesto. El palmarés de Steven Gerrard difícilmente podría calificar como un fracaso, y Totti, aunque tenga un espacio más pequeño, tiene una medalla de Campeón del Mundo. Di Natale solamente puede presumir récords: el hombre con más juegos y goles en el Udinese, además de ser Bota de Oro en 2009-2010 y 2010-2011 en la Serie A. Pero esta es la paradoja del deporte de élite: a ojos de todos aquellos aspirantes que a sus 20 les dijeron que no estaban a la altura, eres un gran, enorme éxito; pero para el público espectador, solamente tienes cualidades.

Publicidad

Ninguno de este trío formó parte de un equipo dominante. Entre los tres reúnen solamente un título de liga, y, en la base de lo hipotético de lo que probablemente sepas, podrían haber obtenido más que eso. Gerrard, particularmente, tuvo la oportunidad de encajar con Mourinho y sus equipos con campañas ganadoras de títulos.

Todavía, Stevie, sigo pensando en el cabezazo que anotaste contra el AC Milan en Estambul; sobre cómo representaba absolutamente poner no solo cada gramo de tu capacidad técnica detrás de ello, si no por cada emoción que tuviste por dónde estabas, y a quién estabas representando. Los fans de la Roma, estoy seguro, tienen un lugar especial en su mente donde ven todos los tiros bombeados y fintas y cañonazos de su ícono; un lugar que, me temo, es inaccesible para cualquier chico que trate tu club nada más como un proveedor de servicios.

Foto por PA Images

Se ha convertido en la horrible lógica de que esto recae en lo que son los clubs. Liverpool es básicamente un estorbo para Raheem Sterling, una molestia que se deberá aguantar por al menos un tiempo más; Paul Pogba está aparentemente en Juventus hasta que encuentre un club verdadero para unirse. La sabiduría aprendida de esto es simple; se trata del dinero. Edinson Cavani está acostumbrado a vivir de cierta forma, y no tiene deseos de llegar a los 50 y vivir de una forma diferente. Seguramente hay cierta verdad en ello, pero pienso, especialmente para la generación más joven de jugadores rodeados de Twitter, hay algo más atractivo, una especie de nueva realidad elevada donde Antonio di Natale compone una trayectoria de la cual cuidarse. En años próximos, ¿cómo convencerá a la gente que alguna vez fue un jugador? ¿Dónde están los íconos indiscutibles?

Publicidad

La final de la Champions League fue una perfecta despedida para lo que tristemente será conocido como la Era de las Leyendas. Cada equipo tuvo al menos un jugador que tiene, en orden de magnitud, uno de los atributos claves de una leyenda: se quedaron. Esperaron. Si miras atrás antes del periodo de dominio aplastante del Barça, Xavi no tenía mucho que ver con el equipo, y era algo que la gente del Camp Nou reconocía como alguien perteneciente al banquillo. Pasaron cinco años cuando no ganó ni una sola presea, un periodo de coqueteo con la bancarrota, temporadas de media tabla, nada de éxito en Champions League, y una larga lista de entrenadores.

Eso es poco comparado con lo que Gigi Buffon experimentó con la Juve. También debió haber sido muy extraño para él venir a casa de los juegos en la Serie B, con estadios tan pequeños para menos de 10 mil asistentes, y luego ver su medalla de Campeón del Mundo. Sin duda se le ofrecieron incontables rutas de escape. Pero él permaneció.

Foto por PA Images

Uno podría atribuir que se quedaron gracias a una maravillosa capacidad de predecir lo que vendría, que Gerrard sabía en 2005 que estaba por embarcarse en el camino a la más emocionante victoria en Champions League de todas, al igual que Xavi y Buffon sabían que sus clubs regresarían con ellos a la cima. Pero no puedo darle a los futbolistas tanto crédito por poderes de vaticinios mentales.

Y creo que es algo mejor que eso. Ellos se sentían unidos a sus equipos, incapaces de alejarse de ellos; pusieron su apego emocional ante todo. Y es una apuesta peligrosa, en términos objetivos, como la vitrina vacía de di Natale puede constatarlo. ¿Pero sabes quién gano muchísimo después de tomar el movimiento inteligente? Fernando Torres. Le pegó al gran premio, ganó el premio del hermano feo. Y seguramente, cuando su carrera termine, tendrá una satisfacción administrativa en tener en su colección los símbolos que los futbolistas como él se supone que deben tener. Pero lo que te deja solo y tirado con la boca abierta en tu silla, es cómo fue tan jodidamente gratificante la experiencia, inevitablemente requiere tu corazón, decisiones hechas sobre terrenos inestables que de cierta forma tuvieron su recompensa. Era bastante obvio por su cara cuando celebró anotarle al Real Madrid en esta temporada, lográndolo al volver naturalmente a su casa en el Atlético, que su corazón estuvo ausente en su estadía en Stamford Bridge. Así que el trato es este: puedes seguir las garantías y quedarte satisfecho. O puedes apostar, quedarte y esperar, y si tienes suerte, salir pleno. Una carrera, o una vida. Me pregunto cuánto, en términos resonantes, el Scudetto solitario de Totti se compara con la gran colección de Zlatan.

Publicidad

A lo largo de toda Europa, las viejas luces del futbol se fueron o van saliendo. Giggs y Scholes, Raúl, Zanetti, Gerrard, Puyol, Casillas, Totti, di Natale, Xavi. El cuerpo del gran John Terry seguramente tendrá un colapso en algún momento la próxima temporada, después de un gran esfuerzo en esta. Schweinsteiger e Iniesta probablemente se despidan por esa época, y aún, tomando decisiones racionales y perfectamente juzgadas, estará Phillip Lahm, rondando por unos cuantos años más. Y luego presumiblemente tendremos uno que queda; el último gran acto.

Foto por PA Images

En la final del sábado contra la Juve, nos mostró su máxima cualidad: no puedes tirarlo. Mide 1.70, para nada fornido; pero simplemente no puedes. Faltas cínicas podrán dejar jugadores en el pasto, mientras el se aleja como una liebre. El futbol ama a Messi.

Claramente el querrá quedarse para llenar el potencial de la nueva dominancia del Barça; pero el examen vendrá cuando su motor interno inevitablemente comience a mostrar señales de desgaste, y los clubs adinerados comiencen a rodearlo como tiburones. No puedo decirte cuánto me gustaría realmente que la Era de las Leyendas finalmente termine con Messi diciendo que todo lo que él quiso en la vida fue ser el mejor en Barcelona, y nada más.

Lee Más

Gigi Buffon, el mito

Xavi, la leyenda en imágenes

El final de la historia entre Gerrard y Liverpool