Conoce al equipo de fútbol mexicano formado por mutilados
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Conoce al equipo de fútbol mexicano formado por mutilados

En una ciudad sin piedad con la gente con discapacidades físicas, los miembros del equipo de los Guerreros Aztecas han convertido el fútbol en una vía de escape para sobrellevar una vida dura.

Baruch odia los masajes en los pies. Le pega golpes al sofá, se retuerce, ríe, gimotea. Su madre Rosa Margarita le oye, pero sigue masajeándole.

Baruch gime, con una amplia sonrisa en la cara: "¡Me estás matando!", exclama.

A través de la ventana se ve una mañana de color azul ozono sobre el barrio en expansión de Iztapalapa, al sur de Ciudad de México. A pesar de su creciente tamaño, Iztapalapa sigue manteniendo un aire de barrio que se respira en cada esquina. Los dueños de los comercios flirtean con sus clientes en los mercados húmedos y oscuros. Hombres viejos ven pasar la vida sentados en sillas afuera en la calle.

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Hace dos años, la pierna izquierda de Baruch tuvo que ser amputada para detener la expansión de un tumor maligno.

"No ha cambiado nada desde que se llevaron la pierna", dice Baruch desde detrás de sus gafas de montura gruesa y estilo hipster. "Soy mejor con la derecha de todos modos".

Baruch pasó un año sin jugar al fútbol hasta que su madre encontró a los Guerreros Aztecas, un equipo de jugadores amputados. Tras ser fundado por cinco jugadores, la plantilla del equipo se ha ampliado hasta los 23 en menos de un año.

"A él le hacía falta", explica Rosa Margarita. "Los cuates son sus hermanos".

En cualquier entrenamiento de los Guerreros Aztecas queda claro que los componentes del equipo se necesitan más allá de las bromas brutales que suelen hacerse. Los amputados están entre las minorías más vulnerables de México: de los hombres en edad laboral a quienes les falta un miembro, solo un 25 por ciento estudia o trabaja.

Las historias de los compañeros de equipo de Baruch reflejan el corazón depredador de la economía mexicana. El centrocampista Víctor Hugo fue contratado como conductor de autobús en sustitución de otro hombre; éste último, como venganza, hizo que le propinaran una terrible paliza. Perdió una pierna y no ha vuelto a encontrar trabajo desde entonces: "Construcción, transporte, fábricas… ni siquiera te miran si eres un amputado".

—Introducción de Tim Smyth

Baruch Alejandro Anleu Ramírez (18 años) usa sus muletas para chutar de chilena en un entrenamiento de los Guerreros Aztecas. Baruch es el capitán del equipo. Hace dos años, a Baruch le amputaron la pierna debido a un cáncer de hueso, pero él entrenaba siempre que la quimioterapia se lo permitía. Tras ser expulsado del colegio por saltarse demasiadas clases durante su tratamiento, Baruch explica que los Guerreros Aztecas "han llenado un gran agujero en su vida".

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Jugadores de los Guerreros Aztecas dan vueltas de calentamiento antes de un entrenamiento.

José Luis Almaraz Mendoza (izquierda) y Martín Álvarez Olivera, jugadores ambos de los Guerreros Aztecas, se cambian antes de empezar un entrenamiento. José Luis, de 32 años, estaba limpiando las ventanas de su casa cuando cayó tres metros y perdió la pierna derecha. Martín, de 49 años, perdió su brazo izquierdo por una enfermedad en los nervios. Es el portero del equipo y actualmente se encuentra sin empleo.

Almaraz Mendoza (izquierda) y Osmán Cristóbal González Ruiz, jugadores ambos de los Guerreros Aztecas, haciendo abdominales. Osmán, de 31 años, perdió su pierna izquierda en un accidente eléctrico en el trabajo cuando tenía 23 años.

Un defensa de los Guerreros Aztecas despeja un balón en un partido frente al equipo de León.

Jugadores de los Guerreros Aztecas posan para una foto de grupo tras un partido.

Los compañeros de equipo muestran su aprecio a Baruch.

Los jugadores de los Guerreros Aztecas celebran el primer aniversario de su equipo con sus familias y amigos.

Rodrigo Fernández Loya hace dominadas en la escalera de su patio en Ciudad de México. Rodrigo, de 25 años, perdió su pierna izquierda en 2012 cuando salvó a una niña de ser atropellada por un tren. Tras unirse a una banda local después de su accidente, Rodrigo asegura que la autodisciplina que ha desarrollado jugando en los Guerreros Aztecas le ha ayudado a dar un giro a su vida.

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Baruch en su dormitorio, en la casa de su familia en Iztapalapa.

Jugadores de los Guerreros Aztecas antes de empezar un entrenamiento.

Salvador Avendaño Vaszquez, jugador de los Guerreros Aztecas, controla el balón durante un partido contra el equipo de Los Dragones en Ciudad de México. Salvador, de 25 años, perdió su pierna izquierda en un accidente de coche en mayo del 2010 y se unió al equipo en 2012. Hasta su accidente, solía vender frutas y vegetales. Ahora trabaja en un puesto de venta callejero.

Fernandez Loya (en el centro) durante un partido frente al Deportivo Tlalli II en Talnepantla.

Los jugadores de los Guerreros unen sus muletas antes de jugar un partido.

Rey David Ángeles Pérez, portero de los Guerreros Aztecas, se estira para detener un chut a puerta durante un entrenamiento.