Sigue a VICE Sports en Facebook para descubrir qué hay más allá del juego:Qué poca piedad tenéis, Steph Curry y compañía. Una cosa es ganar partidos —los Golden State Warriors llevan ya 38 victorias en 42 partidos— y otra arrasar al rival sin miramientos.Esto es exactamente lo que hizo el equipo californiano con los pobres Cleveland Cavaliers de LeBron James el pasado lunes. En la segunda reedición de la final del año pasado de esta temporada —en la primera, Golden State también se impuso— los Warriors destrozaron al equipo de Ohio por 132-98.Curry, para variar, fue el crack del partido. Steph anotó 35 puntos y metió hasta 7 triples… tirando desde su casa si hacía falta.
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Sencillamente, ni tener a un fan loco en la espalda es suficiente para desconcentrar al crack de los Warriors cuando está en racha.
Por mucho que James intentara empujarle para sacarle del partido como fuera, Curry siempre terminaba ganando los duelos… y anotando, por supuesto.Nadie ejemplificó mejor la miseria de los Cavs que el mismo LeBron. Ved si no esta acción, donde precisamente Curry le roba la pelota: la cara de James es un auténtico poema.