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dinamita pura

Un 'chocolatito' pretende robarse el show

Los reflectores boxísticos estarán sobre Gennady Golovkin y David Lemieux el sábado por la noche, pero un nicaragüense buscará acaparar la atención y dejar bien en claro porqué es considerado el número uno.
Al Bello - Getty Images

Se suele decir que las mejores cosas vienen en empaques pequeños. Vaya que es cierto, especialmente si se trata de una caja de chocolates finos que jamás ha sido abierta y que descansa fresca, sin manosear, en la vitrina en casa de tu abuela como el primer día en que se empaquetó.

Pido disculpas por la pésima metáfora. Lo que intentaba decir es que este sábado el mundo del pugilismo se deleitará con una cartelera de diez en el Madison Square Garden, y no me refiero a la pelea estelar (Gennady Golovkin vs. David Lemieux), sino al cartel coestelar entre el nicaragüense Román "Chocolatito" González (de ahí mi fallida figura retórica) y el estadounidense nacido en Hawái, Brian Viloria, donde se disputará el cinturón mosca del CMB. Espero que para este punto, las alusiones al tamaño de la división y al apodo del peleador oriundo de Managua sean suficientes para aceptar que el párrafo introductorio de esta nota ahora tienen un poco más de sentido (eso espero). Si aún no cuaja el asunto, no importa, vayamos al grano.

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El pugilismo de las divisiones inferiores —inferiores en cuanto a peso, mas no en calidad— ha sido objeto de desprecio y olvido por la oferta boxística actual. Los acuerdos entre promotoras, televisoras, y patrocinadores han mandado a los pesos pequeños a un triste rincón dentro de la gigantesca mansión del box. Tampoco es como si nos cayera de sorpresa, pues desde hace un tiempo el deporte mundial sufre el mal de la corrupción y la acumulación de la riqueza, de los acuerdos multimillonarios por debajo del agua, de concesiones a amigos y familiares, etc., a expensas de la fanaticada y del deporte mismo.

Al Bello - Getty Images

Sin duda, uno de los deportes que posee, desafortunadamente, una pésima reputación en cuanto a estos problemas es el boxeo. Siempre se ha hablado de peleas arregladas, de managers que explotan a sus peleadores con tal de amasar grandes fortunas, de peleadores que escogen a sus rivales para salir beneficiados monetariamente sin correr el peligro de perder la cuenta bancaria, o su invicto, que muchas veces es lo mismo, y después poder fanfarronear con que son los mejores peleadores de toda la historia de este deporte (¿o no Mayweather?).

Sin embargo, aún existen varias salidas para devolverle a este deporte su esencia, para regresar a aquellos días en donde lo único que estaba en juego era el honor y la satisfacción de poder alzarse como campeón del mundo entre aplausos y elogios. Aunque, hay que ser realistas, con esto no estoy sugiriendo una utopía deportiva, simplemente busco regresar al pugilismo al lugar donde merece estar porque tiene material, de sobra, para hacerlo.

Regresando a la que debería ser la pelea estelar del sábado, no podemos esperar menos que un festín de buen boxeo, pues ambos peleadores son altamente técnicos, poseen dinamita en los puños y no titubean a la hora de intercambiar guamazos. El "Chocolatito", con un récord de 43 pleitos, cero derrotas y 37 nocauts, y "The Hawaiian Punch", con una marca de 36 peleas, cuatro derrotas y 22 por la vía del cloroformo, planean darlo todo en el encordado, uno para defender su reinado y el otro para regresar a la cima en la que permaneció por algunos años.

The Asahi Shimbum

Podríamos hablar por días enteros de la estrategia de cada peleador rumbo a la pelea, pero la verdad es que 12 rounds (probablemente menos) dicen más que mil palabras. El nicaragüense es el amplio favorito para llevarse la velada por permanecer invicto y por poseer un boxeo pulcro y colorido, con variedad de combinaciones, inteligente y siempre ejecutado con paciencia. Pero si hay algo que el boxeo nos ha enseñado, es que basta un solo golpe para cambiar el rumbo de las cosas. No será una noche fácil para el campeón nicaragüense , pues enfrente tendrá a un hueso duro de roer que ya demostró que para ganarle se necesita tener un desempeño perfecto como el que sufrió ante Juan Francisco "Gallo" Estrada.

Lo único que podemos hacer es esperar a que estos dos pequeños gigantes demuestren que es hora de voltear hacia abajo de la pirámide boxística. El escenario no podía ser mejor para González y Viloria, pues una gran audiencia estará al pendiente de la nueva sensación boxística llamada Gennady Golovkin —para quien aún no parece haber rival que pueda frenar su destructora triple fuerza G—. La mejor forma de robarse el show es educando al público por medio de una cátedra de aquel boxeo casi extinto, estético y valiente que González profesa y que estamos seguros exhibirá el sábado por la noche.