Identidad

Todos entendemos que las redes sociales pueden afectar nuestros vínculos

¿Cómo cuidamos nuestras relaciones amorosas en la era de las redes sociales?
Foto cedida por Martín.

“Te digo la verdad: creo que las redes sociales nos jodieron la cabeza. Antes no teníamos tantas herramientas para exponer nuestras vidas con fotos, opiniones y videos. O quizás sí, pero era limitado, recuerdo mi blog personal, ahí subía cosas, pero las veíamos diez gatos locos. Ahora está todo ahí; sin querer hacerlo, conocés sin ni siquiera haber visto a la persona cara a cara. Te lo digo en serio: las redes sociales nos jodieron. Estaba todo el día pensando en por qué no mostraba públicamente nuestro vínculo amoroso. Por qué no me mostraba a mí, que era la persona a la que amaba, aunque publicaba la foto de un tomate, de una planta, que sé yo. Me daba ansiedad ver un video de ella en una fiesta a la que no me había invitado. No era cuestión de control, ¡ojo! Es que no quería saberlo. Pero ahí estaba toda su vida, todita en las redes. Las terminé dejando, necesito entender qué me pasa con esto. Lo de las redes digo, esto que nos jodió”. 

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Lautaro, 29 años 

Es cierto que hasta hace poco tiempo Internet era algo a lo que muchos podíamos acceder pocos minutos al día o a la semana. Hoy estamos online todo el tiempo, el teléfono es una extensión de nuestros brazos, las redes sociales somos nosotros. Construimos una identidad, definimos cómo vamos a aparecer y listo. Todo lo que comenzamos a publicar es lo que queremos que se sepa. Somos protagonistas y espectadores de realidades ajenas. Eso nos provoca algo: empatía, rechazo, celos, felicidad. Y en ese transcurrir de sensaciones entran nuestras relaciones más íntimas. 

Le pedí a Lautaro que me cuente sobre su expareja y que intente hacer memoria sobre los motivos de las peleas más recurrentes que tenían. Muchos de los conflictos se debían a las redes sociales. A la ansiedad que le generaba tener información que no quería tener. Me propuse buscar más testimonios sobre la relación entre redes sociales y vínculos sexoafectivos, y  me encontré con mundos diversos. Mundos en los que se predica la libertad amorosa viendo de reojo los movimientos ajenos a través de nuestros dispositivos electrónicos. Mundos donde se integra la vida pública a la privada bajo ciertos arreglos. Discusiones, observaciones y acuerdos establecidos sobre qué mostrar y qué no mostrar entre dos personas que se quieren en la intimidad pero deben lidiar con sus otras identidades públicas.  

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Fidel, 28 años

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Fidel.

Hace seis años que estamos de novios con Fer. La verdad es que los dos usamos las redes sociales de una manera muy diferente. Él tiene su perfil de Instagram minado con su cara, yo borré mi cuenta personal y abrí una cuenta solo con mi proyecto artístico, hoy decido no mostrar nada de mí. De todas formas, antes de que esto suceda, pasaron varias situaciones en relación a las redes sociales y nuestro vínculo. 

Cuando yo tenía cuenta de Instagram personal era súper reservado, pero él estaba presente en ella; cada tanto lo mostraba, publicaba alguna foto juntos. Hasta que un día noté que él hacía todo lo contrario en la suya, yo no existía. Fue un tema de conversación el día que un amigo en común me dijo: “Che divino el viaje a Colombia, pero en las fotos de Fer solo aparece él, ¿vos dónde estabas? Parece que viajó solo”. Desde ese momento entendí que la situación me generaba algo. Enfrenté la conversación y fue medio imposible llegar a un acuerdo, me dijo que yo también era responsable de algunas cosas, que nunca estaba en el lugar correcto para tomar la foto que él quería, fue incómodo. Decidí eliminar mi perfil personal y olvidarme del tema. Parte de querer borrar mi perfil también se relacionó por el contenido que yo tenía. Lo sentía viciado, había un sin fin de caras presentes, cuerpos con los que estuve, gente con la que tengo buena relación pero con la que hubo intereses sexuales de por medio, me resultaba raro. Decidí irme tanto de Instagram como de Twitter, donde también casi todos mis vínculos eran super sexuales. Hoy dejó de ser un tema porque yo no uso más redes sociales por una decisión personal. Fer todavía las usa pero dejó de afectarme el cómo. 

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Meli, 26 años

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Meli.

Salimos durante un año, teníamos una relación abierta. Hoy siento que las redes sociales eran un soporte para su ego, porque no era una relación abierta como las conocemos normalmente, en las que eventualmente podría tener una cita, sino que él salía con tres personas diferentes en la semana y esas citas siempre salían de las redes sociales. De las mil personas que seguía en Instagram, 700 eran mujeres. Para que las citas se concreten su dinámica era sostener conversaciones permanentemente, eso lo ausentaba bastante. También empecé a notar que las stories que subía eran claramente para alimentar esos vínculos. A veces iba a la cocina a buscar agua y tardaba tres minutos porque se quedaba respondiendo mensajes. Siento que fue algo tóxica la situación. 

Al ver que todo el tiempo le llegaban notificaciones la relación se puso más tensa. Me afectaba, me decepcionaba, me quitaba el interés, pero sobre todo me hacía sentir muy insegura. Él era full hegemónico y todas las chicas con las que salía y hablaba eran re fit, lo podía ver en sus fotos. Yo también veía a gente por fuera de la relación, pero creo que fui mucho más cuidadosa con las redes, no lo evidenciaba.

Luz, 28 años

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Luz.

Hace casi tres años que estamos en pareja. Apenas empezamos a salir vi una conversación con otra chica en sus redes, caí en esa conversación de casualidad, no fue revisando nada. Él le decía que estaba soltero, y no era cierto. Cuando lo enfrenté inmediatamente me justificó esa conversación diciéndome que “como no sabía qué pasaría con nosotros había dejado una puerta abierta, pero días más tarde entendió que lo nuestro iba en serio así que abandonó esa conversación”. Sin embargo, la seguía teniendo en Instagram. Le pedí que la borrara y no quiso hacerlo, le insistí con el tema hasta que finalmente lo hizo. Eso fue el inicio de un sin fin de discusiones en relación a las redes sociales. 

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Empezó la cuarentena obligatoria y decidimos convivir, ahí surgió la conversación de por qué él no subía nada conmigo, de por qué yo no estaba presente en sus redes cuando ya éramos una relación estable. Fue agotador, así que decidimos dejar de seguirnos y estuvimos un tiempo sin saber qué hacía la otra persona con las redes, sin ver stories ni nada. Hace poco yo quise subir una foto con él por su cumpleaños y decidimos retomar ese contacto, pero con eso también volvió un poco la persecución, veo cosas que no me cierran: chicas que lo siguen o le escriben, y me genera desconfianza y enojo. Si bien estamos juntos y conocemos a nuestros amigos, él se encierra en “esto es mío y es privado” y la realidad es que una red social no es privada, sino todo lo contrario. Me gustaría tener la libertad de decir “esto me molesta” o “esto no me gusta” y que no sea una discusión. 


Martín, 28 años

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Estoy en pareja desde hace siete años, no somos fanáticos de mostrarnos demasiado en las redes sociales pero como somos artistas nos sentimos obligados a estar presentes: mantenemos vivos los canales para comunicar nuestro trabajo. De todas formas a veces posteamos otras cosas personales pero verdaderamente lo pensamos antes de hacerlo. Subimos momentos mostrándonos juntos; por ejemplo, ahora que estamos de vacaciones compartimos cada tanto algo para que nuestra familia vea. Pero hay mucha storie para “Mejores amigos”.

La relación con las redes es algo que hablamos mucho. Una vez ella quedó en una serie y pasó a tener 150k en Instagram. A ella no le gustaba mostrar su privacidad y de repente tenía más ojos mirándola, gente desconocida que estaba presente. Pero con Tik Tok, por ejemplo, consideramos mostrarnos más y en conjunto porque nuestras cuentas crecieron mucho y eso funciona muy bien, hay reacciones positivas. 

Nuestra conversación se basa en que todo lo que mostramos debe ser premeditado y conversado. Evitamos la intimidad e intentamos tener mucho diálogo y confianza.