​Foto de Federico Cosso
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Argentina tiene nuevo presidente: priorizó combatir el hambre y convocó a la unidad

Alberto Fernández habló durante más de una hora en la Asamblea Legislativa y esto fue lo que prometió.

Es 10 de diciembre de 2019. Un día como hoy, hace 36 años, asumía la presidencia Raúl Alfonsín, quien sepultó la más cruel de las dictaduras que soportó Argentina.

A las 10:00 a.m. ya se sentían los 32 grados en la ciudad de Buenos Aires. A minutos de la Asamblea Legislativa, Alberto Fernández lloraba en un programa de radio por la muerte de su madre en el mes de abril, pues no pudo ver su candidatura a presidente de la nación. “Solo con el tiempo podremos ver su eficacia a la hora de gobernar un Estado devastado”, concluyó el periodista a la hora de cerrar la nota.

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Alberto Fernández llegó al Congreso de la Nación manejando su propio auto, sin chofer al frente. Recibió de parte de Mauricio Macri la banda presidencial y el bastón de mando. Mientras tanto, la marcha peronista no dejó de sonar.

En su discurso de apertura nombró todos los temas que preocupan a la sociedad argentina actualmente y mencionó el estado en el que se encuentra el país.

Convocó a una Argentina Unida, “que le ponga un freno a esta catástrofe social”. Adelantó que el combate al hambre será el primer problema en su lista de “prioridades y emergencias”. “Más de 15 millones de personas están sufriendo de inseguridad alimentaria en nuestro país, siendo Argentina uno de los países productores del mundo. Viendo también cómo uno de cada dos niñas y niños es pobre. Sin pan no hay presente ni futuro. Sin pan la vida solo se padece”, señaló.

También mencionó cómo actualmente el desempleo afecta “casi un 30 por ciento de los jóvenes y, aún en tasas más altas, a las mujeres jóvenes. Hay más de 1.200.000 jóvenes que no estudian ni trabajan”. Se comprometió entonces a garantizar el derecho al "primer empleo“ a través de "becas solventadas por el Estado”.

Habló de estadísticas sobre la inflación, asegurando que “tenemos actualmente la más alta de los últimos 28 años. Desde 1991 la Argentina no tenía una inflación superior al 50 %. El valor del dólar pasó de 9 a 63 pesos argentinos en solo cuatro años. Tenemos que decirlo con todas las letras: la economía y el tejido social hoy están en estado de extrema fragilidad, como producto de esta aventura que propició la fuga de capitales, destruyó la industria y abrumó a las familias argentinas”.

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Con estos números Fernández aseguró un próximo reorden de la economía: “necesitamos salir de la lógica de más ajuste. En esa acción de reordenamiento, vamos a proteger a los sectores más vulnerables. En este presente que afrontamos, los únicos privilegiados serán quienes han quedado atrapados en el pozo de la pobreza y la marginación”.

Sobre todo, hizo hincapié en la unión y articulación del “Estado con las fuerzas políticas, los sectores productivos, las confederaciones de trabajadores, los movimientos sociales, que incluyen al feminismo, a la juventud, al ambientalismo”. Más tarde se refirió a la desigualdad : “buscaremos reducir, a través de diversos instrumentos, las desigualdades de género, económicas, políticas y culturales”.

Mientras tanto, su hijo, quien tenía en el bolsillo del saco la bandera de los siete colores, lo aplaudió desde la primera fila. Y Alberto continuó a favor de las mujeres: “Ni una Menos debe ser una bandera de toda la sociedad y de todos los poderes de la República. El Estado debe reducir drásticamente la violencia contra las mujeres hasta su total erradicación”.

Luego señaló el sufrimiento que se padece por “los estereotipos, los estigmas, por la forma de vestirse, por el color de piel, por el origen étnico, el género o la orientación sexual. Abrazaremos a todos quienes sean discriminados. Porque cualquier ser humano, cualquiera de nosotros, puede ser discriminado por lo que es, por lo que hace, por lo que piensa. Y esa discriminación debe volverse imperdonable”.

En otro plano más concreto aseguró un nuevo plan de viviendas e hizo énfasis en atender la salud de los argentinos “a través del Ministerio que alguna vez degradaron. De aquí en más, tomaremos las medidas pertinentes para que nuestros hijos sean vacunados en tiempo y forma, para que en los hospitales no falten insumos y para que los remedios lleguen a nuestros abuelos de menos ingresos de modo gratuito”.

Casi finalizando su discurso rememoró el contundente Nunca Más, frase utilizada en Argentina para repudiar el terrorismo de Estado ocurrido durante el autodenominado Proceso de Reorganización Nacional. “Nunca Más a una justicia contaminada por servicios de inteligencia, operadores judiciales, procedimientos oscuros y linchamientos mediáticos. Nunca más a una justicia que decide y persigue según los vientos políticos del poder de turno. Lo digo con la firmeza de una decisión profunda: Nunca Más es nunca más”.

Por último declaró: “¿Seremos capaces, como Argentina Unida, de atrevernos a construir esta serena y posible utopía a la cual nos llama hoy la historia? ¿Seremos capaces como sociedad? ¿Seremos capaces como dirigentes? Yo quiero ser el Presidente de la escucha, del diálogo, del acuerdo para construir el país de todos”.