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Clovis, Nuevo México. © Stephen Shore. Courtesy 303 Gallery, New York.
Fotos

Las imágenes de un icónico road trip que cambió la historia de la fotografía

Se ha reeditado el seminal libro de fotografía “American Surfaces” de Stephen Shore.

La serie American Surfaces de Stephen Shore vista sin contexto parece la obra perfecta de un fotógrafo primerizo. Alguien que técnicamente controla mucho, pero que no sabe muy bien qué fotografiar y se dedica a realizar “capturas de pantalla de su campo de visión”.

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“© Stephen Shore. Courtesy 303 Gallery, New York.

Ese tipo de tesoros que a veces encuentran arqueólogos de la imagen como Erik Kessels, en forma de álbumes que expresan mucho más de lo que pretendían en un primer momento.

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Montgomery, Alabama. © Stephen Shore. Courtesy 303 Gallery, New York.

Shore toma estas fotografías en 1972 durante un viaje en coche desde Nueva York hasta Amarillo, Texas, ida y vuelta, cruzando Estados Unidos. Es muy joven, tiene 24 años, pero para entonces es lo más alejado que nos podamos imaginar a un fotógrafo novato.

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Petersburg, Nueva York. © Stephen Shore. Courtesy 303 Gallery, New York.

Stephen Shore fue un fotógrafo increíblemente precoz, que empezó a usar una cámara a los seis años, vendió 3 fotografías al MOMA a los 14 y a los 16 ya frecuentaba la Factory original de Andy Warhol, donde documentó durante 2 años los pasos de Andy, su corte y todos los famosos que se dejaban caer por ahí. Esas fotos fueron el origen de su libro “The velvet years, 1965-1967”.

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Mineral Wells, Texas. © Stephen Shore. Courtesy 303 Gallery, New York.

Como ha reconocido el artista en varias ocasiones, el contacto con Warhol le inspiró tanto por su forma de trabajar (le impresionó que Warhol no descansara ni un día aunque la fiesta se hubiera alargado mucho la noche anterior), como su manera de extraer el significado oculto en las cosas aparentemente banales; en el caso de Warhol fue una lata de sopa, en el de Shore los restos de una desoladora comida o una grisácea planta de interior en un solitario motel de carretera en medio del desierto.

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Poco tiempo después de terminar el viaje, en octubre de ese mismo año, expone el resultado en Nueva York. En la pared de una sala pega con cinta adhesiva de doble cara 174 imágenes en color del tamaño de postales, ni siquiera las revela de forma artesanal, sino en la misma planta de Kodak en Nueva Jersey a la que iban las fotos de cualquier mindundi. El público y la crítica se quedan completamente horrorizados. Nunca han visto nada igual.

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¿Eso es arte? Hasta entonces, la fotografía artística siempre se había presentado en blanco y negro y se exponía en gran formato. Shore estaba rompiendo unos códigos formales establecidos hacía mucho tiempo, poniendo en cuestión un elemento físico dirigido a contrarrestar la opinión de que la fotografía no era una forma de arte al nivel de la pintura o la escultura.