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Los Cavs y Wizards nos enseñaron el lunes por la noche cómo se juega al basquetbol

En este partido hubo de todo, y qué mejor que haya sucedido en medio de la temporada invernal y no en postemporada.

"He estado en algunos partidos importantes (de temporada regular), pero no creo que haya uno tan grande como este". Estas fueron las palabras de John Wall el domingo pasado, un día antes de que sus enrachados Wizards de Washington, ganadores de 17 juegos consecutivos en casa, se alistaran para enfrentar a los Cavaliers de Cleveland en D.C. Prestarle demasiada atención a los partidos en estas épocas aún invernales es una de las formas más rápidas de perder el respeto por la NBA. Incluso cuando no significan nada, los encuentros de febrero pueden contener intensidad y dramatismo, y lo mejor es que dicha intensidad y dramatismo pueden llegar a niveles del tipo que encontramos en partidos de mayo y junio, meses en que los semidioses de este deporte se consagran o quedan olvidados. Los juegos que se disputan en medio del calendario suelen ser más relajados, y le dan oportunidad a jugadores de reemplazo. Wall no se equivocó en su vaticinio, ya que el partido del lunes logró ser uno de los partidos más emocionantes que febrero nos puede regalar.

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Los Cavaliers ganaron en tiempo extra, 140-135, marcador que no hace justicia a lo que pasó en la duela. Aunque las estadísticas individuales pueden sorprendernos, tampoco resumen lo que sucedió en el partido. LeBron James acumuló 32 puntos, 7 rebores, y una marca personal de 17 asistencias. Bradley Beal encestó 41; Otto Porter, el líder en triples de esta temporada, logró cinco de sus siete intentos detrás del semicírculo y metió 25 puntos. Kevin Love se llevó 39 puntos en 11 de 17 intentos frente al tablero. John Wall terminó con 22 y 12.

Fue una noche con cifras fabulosas, pero la verdadera emoción no provino de los números. Los Wizards jugaron con la intención de mandar un mensaje de autoridad que pudiese adornar la primera mitad de su temporada, y conforme los rumores de la transferencia de Love circulaban, los Cavaliers empataron el tempo de sus rivales en un espectáculo de aparente solidaridad. Tuvimos la sensación que el balón jamás dejó de moverse durante 53 minutos. Wall atrapó pases a toda velocidad y atacó la defensa de los Cavaliers, mientras colaba asistencias entre los grandulones parados debajo del aro o lanzaba el balón por toda la cancha: como prueba el pase a Marcin Gortat mostrado en el GIF de abajo. James se la pasó aplicando jugadas pick-and-roll que parecían avalanchas y estuvo fino al momento de lanzar de tres; los jugadores pasaron de tiradores acertados a verdaderos cazadores conforme la balanza se inclinaba de uno y otro lado de la cancha.

Si en las últimas 12 o más horas estuviste navegando por el internet es seguro que sepas cómo terminó el partido. Con segundos restantes en el reloj y los Cavs abajo en el marcador, Love lanzó uno de sus famosos pases que recorren toda la duela —¿cuándo fue la última vez que viste uno?— a James, quien fintó una vez, giró y encestó el sexto triple del partido con 0.3 segundos. Esto sucedió momentos antes de que tomara 16 pases antes de mandar a guardar un layup de trámite. Cuando James tuvo que regresar a la banca por el número de faltas en tiempo extra —¿cuándo fue la última vez que viste algo así?— Kyrie Irving tomó su lugar, anotando 11 puntos de la forma que todos esperábamos: fintas vistosas que encontraron su camino al tablero desde cualquier lugar que se encontraba.

Si este partido hubiese sido parte de las Finales de la Conferencia Este, todo mundo estaría hablando esta mañana de su legado, "¿En qué lugar colocaríamos este partido dentro de las grandes actuaciones de LeBron? ¿Quién ganó el partido, LeBron o Kyrie?" Pero no fue así. Sucedió previo a la semana del descanso All-Star, y qué bueno que fue así, ya que sólo algunos pudimos deleitarnos y apreciar un lunes cualquiera convertirse en todo un espectáculo.