¿Qué pasaría si encontráramos formas de vida desconocidas?

Con frecuencia nos perdemos en conversaciones sobre la vida extraterrestre centrándonos en pequeños hombres verdes, pero la realidad de la investigación para hallar vida extraterrestre es mucho más profunda: tal como explica la astrobióloga Lynn Rothschild, solo contamos con un referente para comprender qué es la vida. Entonces, ¿cómo la definimos? ¿Y sí es mucho más diversa de lo que pensamos?

Esta es una solución clásica de la paradoja de Fermi: quizá no hemos encontrado vida extraterrestre porque simplemente no podemos concebir formas alternativas a lo que vemos en la Tierra. Quizá, en esencia, nuestra definición de la vida es demasiado limitada. Si fuera así, todo lo que sabemos sobre la vida en la Tierra se desmoronaría.

Este es el tipo de incógnitas en las que Rothschild profundiza con su trabajo diario en el centro de investigación Ames de la NASA, en California, pero no solo se limita a explorar una definición ampliada de la vida a partir de organismos extraterrestres, sino que está a la vanguardia en los esfuerzos de creación de vida sintética; vida creada en el laboratorio y que, como señala Rothschild, no haya sido tocada por la evolución.

El objetivo final es obtener más contexto para entender qué es en sí la vida. Para todos los que intentamos comprender mejor nuestras propias vidas, es un planteamiento emocionante. Pero cuando profundizamos en los elementos básicos sobre los que podría sustentarse la vida en el universo, quizá descubramos que no tiene por qué parecerse a nada que ya conozcamos.