En Nueva York aparecen y desaparecen pequeñas casas grises de la nada, pero esto no es una alucinación colectiva. Es el nuevo proyecto del artista oriundo de Brooklyn Mark Reigelman II, Smökers. Mitad escultura y mitad arte performativo, es una pequeña casa sobre ruedas que el artista ha rodado por los pozos de registro humeantes de NYC, y con esto se logra la inesperada ilusión de un mini hogar con una tierna chimenea en la mitad de una de las intersecciones más ocupadas de Manhattan.
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“Como la instalación puede o no ser sancionada o permitida, la duración que tiene puede variar entre 30 segundos y 3 horas dependiendo del lugar y la hora,” cuenta Reigelman a The Creators Project. En un video de la obra en acción, él y su socio Aaron Fleury pueden ser vistos moviendo la escultura de 160 kilos fuera del camino cuando una patrulla se acerca. “Esto creó una belleza efímera en el trabajo, el sentido de huida, haciendo eco de la naturaleza del vapor mismo,” él continua.
El nombre Smökers viene de un juguete alemán, también llamado räuchermann, que quema incienso y propulsa el humo fuera de la boca de un hombre, chimenea, etc. Reigelman pensó sobre ellos viendo los enormes conos naranjas que canalizan el vapor emergente de la ciudad de Nueva York, “Estas chimeneas tubulares ofrecen un sentido de espectáculo y misterio, pero para la mayor parte son un obstáculo para cruzar la ciudad,” él dice. Poniendo los Smökers en la ciudad, Reigelman teoriza que él “obliga a los espectadores a reconsiderar el marco de trabajo de la infraestructura de una ciudad, y retoma la funcionalidad y activación de los espacios públicos.”Reigelman se tardó cuatro semanas en construir la instalación de 1.8m de ancho por 2.84 de largo y 2.84 de alto con el carpintero Andrin Widmer, diseñando una chimenea de metal dentro de la casa para proteger su madera del vapor. Hasta ahora, él la ha instalado en Broadway y Grand St. En Soho, 1st Ave. Y 12th St. En el East Village, y en Park Ave. Y 27th St. En Midtown. El hecho de que puede salir en cualquier lugar, a cualquier hora y desaparecer antes de que los policías se le lleven, crea “el sentido de escape del propio vapor,” dice Reigelman.
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