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Cadáver Exquisito: El juego de los surrealistas para crear de forma colectiva

Así era la creación colectiva de los surrealistas.

Dibujar o escribir algo en una hoja blanca, doblar, pasar la hoja al jugador de al lado, continuar el escrito o dibujo sin ver lo que realizó el anterior, y así, sucesivamente, hasta que todos los jugadores hayan intervenido. Este juego se llama Cadáver Exquisito, y los surrealistas lo inventaron para crear juntos arte y poesía desde el inconsciente y de forma espontánea.

Por los inicios de la década de 1920, los surrealistas parisinos se reunían para jugar un peculiar juego derivado de "Consecuencias", donde cada uno aportó su debida palabra siguiendo la regla sustantivo - adjetivo - verbo, surgiendo la siguiente oración compuesta: Le cadavre - exquis - boirá le vin - nouveau (el cadáver exquisito beberá el vino nuevo), misma que sirvió para dar nombre al juego, o por lo menos así lo cuenta el surrealista por excelencia André Breton, uno de sus jugadores.

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Man Ray, Max Morise, André Breton, Yves Tanguy - Cadavre Exquis (1928)

"Lo emocionante para nosotros en ese tipo de producciones era la certeza de que, para bien o para mal, representaban algo que no era posible por el trabajo de una sola mente", admite Breton, quien se reunía con Yves Tanguy, Marcel Duchamp, Jaques Prévert, Benjamin Péret y Pierre Reverdy, para crear a través de Cadáver Exquisito y de manera colectiva, espontánea e intuitiva poesía, dibujos y collages cuyos resultados distaban de la realidad y pisaban lo onírico, y que por supuesto, usaban como inspiración para generar sus propios trabajos artísticas.

Las piezas que creaban buscaban hacer subir a la superficie al subconsciente, y develar las más profundas ideas tanto individuales como grupales, lo que se escondía en lo mas recóndito de sus mentes, solía aparecer en las rondas de Cadáver Exquisito, o al menos ellos consideraban eso, sobretodo, en las ocasiones en que jugaban en estados de semi-consciencia o durante experiencias hipnóticas.

La no previsibilidad del producto final hecho de forma colaborativa materializaba y permitía estudiar el carácter inconsciente del grupo, dando cuerda a una serie de interpretaciones surreales y demostraciones intuitivas de las mentes detrás del papel. Cadáver Exquisito se convirtió en el juego definitivo de los surrealistas, y que además de sus jugadores asiduos, llegaron a participar personajes como Max Morise, Joan Miró, Man Ray, Salvador Dalí y Paul Éluard entre muchos otros, siguiendo el hilo de su propulsor, el fundador del surrealismo André Breton.

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Salvador Dalí y Man Ray

Una fuente de creación espontánea, que otorgaba resultados, tanto inesperados como inspiradores, eras los atractivos más llamativos que conquistaban a los surrealistas y a su vez, los resultados finales los conectaban con sus propias profundidades, convirtiéndose en una herramienta altamente útil para impulsar el proceso creativo, la interpretación del interior y, sobretodo, un juego que muy pocas veces brilló por su ausencia en las reuniones parisinas de estos peculiares personajes.

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