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Las calabazas de Halloween están destruyendo el medio ambiente

Las calabazas cuando se descomponen, se convierten en metano. Ése es el gas perjudicial de efecto invernadero que "desempeña un papel en el cambio climático".
Photo via Flickr user Michelle Milla

El Departamento de energía de Estados Unidos comienza a entrar en el espíritu de la temporada. Quieren que sepas que las calabazas que tallarán los gringos este mes, y que inevitablemente tirarán a la basura el 1 de noviembre, están agregando más de 254 millones de toneladas de residuos municipales a los vertederos.

En esos vertederos, nos dicen con aún mayor alegría, las 1.3 mil millones de libras (590 millones de kilogramos) de calabazas que todos ellos tiran se descomponen y se convierten en metano. Ése, por supuesto, es el gas perjudicial de efecto invernadero que "desempeña un papel en el cambio climático".

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Vamos a dejar que ellos te lo digan: "Este Halloween", dice un anuncio publicado esta semana en su página web, "piensa en convertir estos residuos de temporada en energía como un "truco" muy importante que puede tener un impacto positivo ambiental y de energía". Ok, ¿entonces ahora tenemos que preocuparnos porque las calabazas destruyan el medio ambiente? No tan rápido, amigos. El Department of Energy no quiere alarmarte.

En conmemoración al National Energy Action Month, quieren que sepas que están trabajando en el problema. No te alarmes: "La Bioenergy Technologies Office del Energy Department está trabajando en conjunto con la industria para desarrollar y probar biorrefinerías integradas (instalaciones capaces de convertir eficientemente material vegetal y residuos en biocombustibles asequibles, biopoder y otros productos).

Estos proyectos se encuentran en todo el país y utilizan una variedad de productos como materias primas ". Al "aprovechar el potencial de la bioenergía" los Estados Unidos de América son capaces de generar su propio suministro de energía limpia "reduciendo así las emisiones de gases de efecto invernadero. Todo eso suena muy bien. Nuestra única preocupación es que, según la Environmental Protection Agency, la mayor fuente de emisiones de gases de efecto invernadero no es la agricultura y ciertamente tampoco las calabazas (que únicamente contribuye en total un mísero 9 por ciento del problema), sino la industria, la electricidad y el transporte. Así es, estos tres sectores, junto con una categoría más pequeña llamada "comercial y residencial" contribuyen al 91 por ciento de emisiones de gases de efecto invernadero para el medio ambiente.

En otras palabras, no es la maldita calabaza la que causa el problema. ¿Será posible que la actualización de temporada del Energy Department, y planteamos esta cuestión con el debido respeto, esté evadiendo el verdadero problema? Aún así, el Energy Department, está orgulloso de su programa para potenciar la bioenergía.

Dicen que una biorrefinería en McCarran, Nevada, utilizará los residuos sólidos urbanos "como materia prima y usará gasificación y tecnología de conversión de Fischer-Tropsch para producir biocombustibles de precio reducido para los militares". Otro proyecto utilizará diferentes tipos de residuos, como grasas y aceites, como materia prima que será hidro-tratada y mejorada. No obstante, el problema es que ninguna de estas bio-refinerías está en pleno funcionamiento. Pero cuando lo estén, producirán 92 millones de litros de biocombustible avanzado al año… para los militares. Evidentemente también suministrará combustible para aviones en aerolíneas como United y Cathay Pacific. ¡Eso seguro arreglará las cosas! Mientras tanto, te sugerimos que sigas tallando esas calabazas.

Come lo que puedas de ellas y tira el resto. El gobierno tiene la esperanza de que pronto será capaz de convertir la plaga causada por estas calabazas en algo utilizable: "¡Puede que no pase mucho tiempo para que las 1.3 mil millones de libras (590 millones de kilogramos) de calabazas que producimos anualmente sean casi tan importantes para nuestra seguridad energética como lo son para Halloween!"

Hasta entonces, esperemos que el Department of Energy supere el recientemente anunciado "problema de la calabaza" y se re-enfoque en las otras fuentes de emisiones de gases de efecto invernadero, como la industria, y descifre qué hacer con eso. Si no, al menos sabremos agradecerle a la Enorme Calabaza cuando las plataformas de hielo del mundo acaben de derretirse.