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Comida

Este ladrón armado se llevó todo el dinero, pero dejó propina

Al parecer la propina es una obligación moral invisible a la que todos hacemos caso, seamos comensales normales o asaltantes a mano armada.
Hilary Pollack
Los Angeles, US

Como cualquier persona que trabaje en la industria restaurantera te dirá, la propina es muy importante. Muchos de los malos comportamientos de los comensales en los restaurantes, como el consumo excesivo de alcohol o el berrinche de un niño insoportable, pueden disculparse, pero no dejar propina es algo que difícilmente un mesero o bartender perdona.

Esto lo sabemos todos. Incluso los asaltantes a mano armada, como el descarado ladrón suelto en los suburbios de Seattle, quien recientemente asaltó tres restaurantes a plena luz del día. Es despiadado y no tiene restricciones, pero es suficientemente galante como para pagar sus propios tragos. Y dejar propina.

Hace poco asaltó Ma's Place, un bistro-bar en en Puyallup, Washington; y dos cafeterías: Elmer's en la cercana Tacoma y The Buttered Biscuit en Sumner. Al parecer no tiene preferencias.

"Parecía saber muy bien lo que estaba haciendo", le dijo Rachel, la barwoman de Ma's Place, a KOMO News. Entró al bar usando una peluca rubia y una gorra de los Seahawks, pidió dos Jack Daniel's en las rocas y pagó por ellos con un billete de 100 dólares. Después se levantó y demandó todo el dinero de la caja registradora. "Pidió "las bolsas", refiriéndose a las bolsas donde guardamos el dinero. Cuando llegó a la puerta me dijo que si llamaba a "alguien" volvería por mí", declaró Rachel

'Me derretí por dentro. Me dio mucho, mucho miedo", dijo. Pero antes de irse con su botín, se detuvo y dejó una propina de 50 centavos de dólar. Rachel, a pesar del terror corriendo por sus venas, la apreció apreció mucho. "Se llevó todo ese dinero y se tomó tiempo para dejar 50 centavos. Sólo 50 centavos. Yo creo que la conservaré como tesoro, es una moneda de la suerte, creo".

Obviamente queremos que pare, aunque pague por sus tragos —que seguramente le dan valor para hacer su trabajo—. Ha tenido éxito ya tres veces, y ha dejado propina en cada lugar robado. Al parecer la propina es una obligación moral invisible a la que todos hacemos caso, criminales o no.