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Y… ¿Quién le para bolas a la Selección Colombia Femenina?

La cosa está mejorando para la Selección de fútbol Femenina de Colombia. Hoy saltan a la cancha para enfrentar a EEUU y ya no tienen que usar las camisetas sudadas por los jugadores de la Selección Colombia.

Foto vía.

¡Empezó el partido! ¿De la Sele? ¡Sí! De la Selección Femenina de Colombia

Ah…

En Colombia el fútbol es pasión, nadie lo niega. ¿Pero para quién?

En el caso de los hombres, el fútbol ha sido muchas veces el camino para salir de la pobreza. El Palomo Usurriaga, Juan Guillermo Cuadrado, Camilo Zúñiga, Jackson Martínez son algunos de esos jugadores que empezaron desde bien abajo y se abrieron paso en la vida pegándole patadas a un balón.El fútbol fue su buque salvavidas, fue el triunfo sobre sus historias de tragedia. Todo porque el fútbol, es ante todo, un negocio redondo (o si no pregúntenle a Joseph Blatter).

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¿Cuánta plata mueve la Selección Masculina de mayores de Colombia?

Por haber clasificado al Mundial de Brasil 2014, la FIFA le entregó a la Selección Colombia masculina un premio aproximado de $24.500 millones de pesos y $20.700 millones más por superar la primera ronda. Después del Mundial, los jugadores de la Selección Colombia fueron avaluados en $550.260 millones de pesos. Cifra ya millonaria, sin contar los pagos de los 11 patrocinadores de la Selección [Cerveza Águila, Coca-Cola, Movistar, Adidas, Homecenter Sodimac, Chevrolet, Bancolombia, Caracol TV, Allianz, Avianca y Servientrega].

Ahora ¿Cuánta plata mueve la Selección de mayores femenina?

No tenemos datos para responder a esta pregunta, pero podemos suponer que la cifra es tan diminuta que se escapa del detector de metales. Tan sólo pregúntese cuándo fue la última vez que compró un producto de la Selección de fútbol Femenino de Colombia, o cuándo fue la última vez que vio a una de sus jugadoras modelando ropa interior para el Éxito.

Según la Federación Colombiana de Fútbol, entre el 2011 y 2014 se invirtieron más de 14.000 millones de pesos en las 12 selecciones nacionales [si contamos las subdivisiones de Fútbol femenino, masculino, Futsal y Futplaya (Sub 17, Sub 20 y mayores)]. Pero, de ese rubro el 72 por ciento se destinó al respaldo de la Selección Colombia mayores masculina. ¿Y el resto qué? Las otras 14 selecciones nacionales tuvieron que repartirse el 28% (alrededor de los $3.920 millones de pesos) y terminar de pagar sus necesidades de vida con juegos, rifas y espectáculos, o haciendo un side job. Una gallina feliz que produce sólo huevos de oro para los hombres y para el resto, huevos AAA, de los normales. Para los jugadores hombres el fútbol además de una pasión se convierte en un ingreso que les permite escapar de la pobreza, mientras que para las mujeres puede llegar a ser un sacrificio ya que por hacer lo que aman pueden perderse la oportunidad de estudiar una carrera profesional, o perderse de trabajos más lucrativos (como la educación física, o casi cualquiera).

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A las 7 p.m. del pasado miércoles 27 de junio, casi toda Colombia estaba pegada al televisor viendo cómo Jeison Murillo anotaba el gol que nos dio la victoria contra Brasil. Pero tres horas antes, sólo unos cuántos veíamos el partido de la otra Selección de mayores, la femenina, que ya clasificó a los octavos de final del Mundial Femenino de Fútbol 2015 que se disputa en Canadá. La verdad, es que los que le hicimos campo en nuestro día a las jugadoras colombianas y les hicimos barra desde la casa, tampoco pudimos terminar de ver el partido que Colombia iba perdiendo 2-0 contra Inglaterra en el minuto 90, porque el Canal Caracol cortó la transmisión 10 minutos antes de que se acabara, (tiempo suficiente para que las colombianas metieran el gol de la honrilla).

La trasmisión fue interrumpida no para presentar el partido de la otra Selección, sino para ver a los verborréicos comentaristas del Gol Caracol.

"Por lo menos ahora pasan los partidos", me cuenta Guillermo Gaitán, padre de NataliaGaitán la capitana de nuestra Selección. "Hace 8 años cuando Natalia comenzó a ser Selección Colombia nadie transmitía un partido femenino, nadie las apoyaba. La cosa ha mejorado: hoy reciben el dinero que les sobra a los hombres, tal cual. Pero cuando ellas empezaron sólo recibían las camisetas de los de la selección mayores masculina, literalmente. ¡Sí! Les daban camisetas de hombres, ahora por lo menos se las dan talladitas. ¡Da tristeza! Camisetas que se veía que ya habían sido usadas se las daban a las niñas. Ya la cosa ha mejorado, pero falta mucho"-, me cuenta Guillermo.

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'Mona' de las Cafeteras en el album Panini del Mundial de Fútbol Femenino Canadá 2015

A pesar de que Guillermo no trabaja para la Federación Colombiana de Fútbol, él ha hecho más por la selección femenina colombiana que cualquiera de sus dirigentes. En 2008, junto con otros familiares de las cafeteras, fundaron el Deportivo Gol Star para que sus hijas cumplieran el requisito de hacer parte de un club de fútbol femenino. En ese momento el Club Internacional de Bogotá (que era el único club de fútbol femenino que existía en la capital) acababa de cerrar y las jugadoras necesitaban pertenecer a un club para ser parte de la Selección.

Tal vez la situación ha cambiado. Ya no reciben ropa usada, pero las mujeres siguen estando a la sombra de la selección masculina. A parte del Gol Star, las futbolistas colombianas ahora tienen más de diez clubes nacionales a los cuales pertenecer, pero todavía no existe una Liga profesional de fútbol femenina. Sin esta, vivir del fútbol es una tarea quimérica para las colombianas. La mayoría de nuestras jugadoras tiene trabajos complementarios (como educadoras físicas o administradoras) que les permiten sobrevivir porque, cabe resaltar que, "las Chicas Superpoderosas" sólo reciben los viáticos que otorga la Federación Colombiana de Fútbol a sus deportistas cuando están entrenando para la Selección. Estos viáticos, según Guillermo Gaitán, no pasan de los $60.000 pesos diarios.

Copa oficial del Mundial de Fútbol Femenino, Canadá 2015.

Pero, ¿es el caso de Colombia exclusivo dentro del fútbol femenino mundial?

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En una entrevista con el periódico español El País, el director técnico del equipo femenino español afirmó que es imposible comparar las selecciones masculinas y las femeninas porque: "¿Cuánto cobra un hombre?', pues a lo mejor un 20% de lo que genera. Decimos, 'es que el chico gana cien mil y la niña cobra cien, ¡qué diferencia!, ¡qué injusticia!'". Sin embargo, Ignacio Quereda, DT español, sabe bien dónde está el problema de la desigualdad de salarios: "Es que el niño me genera un millón y la niña mil. Al final se trata de hacer un balance, una cuenta de resultados. Hablar de machismo es un error, es el intento de llevar la realidad a un terreno que vende", analiza Ignacio Quereda. Un argumento que es posiblemente compartido por muchos de los dirigentes más tradicionales del fútbol.

El argumento del seleccionador español suena razonable, sin embargo, puede convertirse en una excusa para perpetuar el carácter marginal que tiene el fútbol femenino.

Un caso para analizar es el de la Federación de Fútbol de EEUU que financia equitativamente sus dos selecciones de mayores: entre el 2012 y 2013, las mujeres recibieron $9.5 millones de dólares y los hombres $12.8 millones. Es, precisamente, contras esos 9.5 millones de dólares, y lo que éstos pueden hacer en un equipo, contra los que las colombianas se enfrentarán hoy en el campo. Mientras que las americanas ganan un 74 por ciento de los fondos destinados al los equipos de fútbol, las cafeteras se tienen que repartir el 38.8 por ciento con las otras doce selecciones de la Federación.

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A pesar de las proporciones, del poco financiamiento y de que los vientos parezcan soplar en su contra, las futbolistas de nuestro país ya llevan varias décadas jugando y su trayectoria ha sido dura, pero exitosa. Con los bolsillos rotos, las colombianas se han ganado el respeto a punta de excelentes actuaciones, en tiempo récord.

La primera aparición internacional de una Selección femenina colombiana fue en el Campeonato Sudamericano Femenino de 1998 en Mar del Plata. Claro, llevan 60 años menos de fútbol que la Selección Masculina, pero aún así han logrado cultivar un palmarés que no tiene nada que envidiarle al de los hombres. La Selección reapareció en 2003 para el Campeonato Sudamericano Femenino y, después de ganarle a Venezuela 8-0, nuestras jugadoras se llevaron el tercer puesto en el campeonato. Posteriormente, la Selección sub-20 disputó como local, logrando de nuevo el subcampeonato y con este resultado logró clasificar por primera vez al Mundial Femenino Sub-20 de Alemania 2010. Por si fuera poco, un año después las tricolor se llevaron el tercer puesto en los Juegos Panamericanos de Guadalajara.

Lo mismo podría decirse de su presente, el año pasado la Selección Femenina tuvo la mejor temporada hasta el momento: invicta en siete partidos, sumando 17 de 21 puntos posibles, con la valla menos vencida de la eliminatoria, 12 goles a favor y 2 en contra, la Selección Colombia Femenina logró su clasificación a la Copa Mundial Femenina de la FIFA Canadá 2015, a los Panamericanos Toronto 2015 y a los Juegos Olímpicos Rio 2016.

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Conversamos con Natalia Gaitán, volante y capitana de esta Selección. Las Chicas Superpoderosas, como se les ha ocurrido al 98% de los comentaristas hombres del mundo llamar a sus equipos de mujeres, están en Canadá y ya están entre las 16 mejores selecciones del mundo. Hoy están en Edmonton, al norte de Canadá, preparándose para su debut, de cuartos de final, hoy lunes 22 de junio, contra Estados Unidos a las 7:00 p.m.

VICE: Hola Natalia, ¿cómo va todo en Canadá?

Natalia Gaitán: ¡Hola! Vamos muy bien. Estamos entrenando mucho. El jueves llegamos a Edmond para concentrarnos en el partido de hoy contra Estados Unidos.

Su recorrido como equipo es histórico, es la primera vez que llegan a octavos de final. Pero ¿cómo ha sido tu propio camino futbolístico?

Bueno, comencé a jugar fútbol desde los cinco años. Jugaba con mi papá y mi hermano que me llevaban a todos los campeonatos que había. Como a los 11 años, entré a mi primer club de fútbol femenino, el Club Internacional de Bogotá, y en ese momento decidí que el fútbol no sería un hobby, sino mi proyecto de vida. Tres años después entré a hacer parte de la Selección Bogotá y a los quince fue mi primera convocatoria para la Selección Colombia Mayores.

Cuando tenía 17 o 18 años, me gané una beca completa en la universidad de Toledo, en Ohio, y me gradúe en el 2013 de Administración de Empresas. Mientras que estudiaba, jugaba fútbol. Esta es toda la idea de las becas en Estados Unidos, y en la mayoría de Europa: fútbol por educación. Después de eso, vino una temporada en que jugué para el Prainsa Zaragoza (un equipo de la primera división española) y luego en Houston. Después de todo esto, volví a Colombia a finales de 2014 para iniciar el proceso de la Selección.

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Y ¿cómo es jugar fútbol femenino en Colombia?

Bueno, realmente jugar fútbol en Colombia siendo una mujer no es tarea fácil. Pero creo que hemos evolucionado mucho desde los últimos 6 o 7 años y esto ha permitido que muchas más niñas puedan jugar sin que esté mal visto. Cuando yo empecé se escuchaban muchos comentarios que no sumaban a nada, ni para qué nombrarlos. Pero es bonito ver cómo hemos cambiado el panorama con las buenas actuaciones y los buenos resultados que hemos obtenido. Hemos creado una buena imagen de la Selección y, poco a poco, la mentalidad frente al fútbol femenino en nuestro país.

¿Cómo era antes la imagen y cómo ha venido cambiando?

Cada vez más las familias apoyan a las niñas y adolescentes que quieren jugar fútbol. Las acompañan a los entrenamientos, están pendientes, luchan con ellas como si fueran su propios sueños y realmente uno se da cuenta cómo viene cambiando esto. Pero a pesar de todo, es triste darse cuenta cómo las oportunidades son escasas. Cuando salen del colegio, la mayoría de las niñas tienen que decidir si quieren seguir jugando o prefieren estudiar. Las dos cosas no se pueden hacer al tiempo en Colombia. Muchas de nosotras, aquí en la Selección, decidimos irnos a Estados Unidos a buscar una beca para poder seguir con el fútbol sin descuidar el estudio. A pesar de lo duro que es, es de destacar que esta Selección es 100% bachiller y un 90% de las jugadoras tiene título universitario o está consiguiendo uno.

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¿Cómo se remunera este esfuerzo que ustedes hacen para pertenecer a la Selección? Becas, financiamientos, premios, pautas. ¿Algo de esto sobre la mesa?

Bueno en cuanto a becas a nivel universitario sé que en Bogotá, La Sergio Arboleda es la única que da beca completa si juegas fútbol para la universidad. En Medellín está el Politécnico y en Cali la Escuela Nacional del Deporte. Más allá de eso, es muy difícil que las universidades aporten al deporte.

Además, en Colombia no hay una liga profesional del fútbol femenino, así que nosotras no recibimos ningún salario. Cuando estamos con la Selección (en concentración o cuando hacemos parte oficial del equipo) recibimos unos viáticos. Realmente desearíamos tener un salario, un apoyo constante que no sea cada vez que nos reunamos, sino que sea anual. Pero eso es cuestión de un proceso y estamos luchando para que eso pase.

¿Cómo podríamos comparar, en términos de ingresos y apoyo, la Selección Femenina con la Selección Masculina colombiana?

La verdad es que no nos gusta que nos comparen con la Selección Masculina. Estamos tratando de crear nuestra propia identidad a punta de buen juego, partidos limpios y honestos. Pero bueno, una diferencia clave es que ellos están en constante preparación con sus equipos, mientras que nosotras nos preparamos dependiendo de los torneos que haya y no tenemos un entrenamiento tan constante como el de los hombres. En cuanto a la prensa, es increíble cómo en un país tan futbolero como Colombia, toda la atención se concentra en la Selección mayores masculina. Es increíble porque todas las selecciones inferiores, Sub-17, Sub 20 y la Selección de Futsal, la de Futplaya, hemos dado muchas alegrías y hemos traído grandes premios que muchas veces no son valorados. Los medios sólo cubren la selección mayores y ¿el resto qué?

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Y ¿qué crees que se necesitaría para que la Selección Femenina, y el resto de las selecciones, estuviera en el lugar que merece?

Creo que hace falta mucha visión por parte de los patrocinadores y las marcas. El fútbol femenino tiene mucho potencial que nadie ha aprovechado. Estamos siendo en este momento un referente para muchas niñas y esta es la oportunidad para apoyar esta imagen positiva. La prensa y los medios son un factor fundamental, así que tratamos que más periodistas y medios nos acompañen, que nos hagan notas y transmitan los partidos para que la gente conozca quiénes somos y dónde estamos paradas.

El miércoles 17 de junio a las 3 p.m. Caracol transmitió su partido contra Inglaterra. Para todos los que las seguimos fue una grata sorpresa y, sin embargo, dejaron de transmitir faltando 10 minutos (momento en el que ustedes metieron gol) para darle paso al "pre" de la Copa América. ¿Qué reacciones hubo dentro del equipo, dentro sus familiares y sus fans?

Es increíble que esto pase… La verdad hasta ahora me entero y no creo que mis compañeras o el técnico sepan. Nosotras aquí estamos un poco alejadas de lo que pasa en Colombia, pero me parece una falta de respeto inmensa. Caracol es patrocinador oficial de la Federación y debería cubrir por igual a todas las selecciones. Sabemos que la Copa América tenía mayor expectativa, pero nosotras estamos en el Mundial y debería tener la misma importancia. ¡Qué incómodo! Esperamos que no vuelva a pasar.

Fue algo realmente molesto para nosotros los espectadores. Pero a raíz de eso aparecieron también muchos tweets y comentarios que mostraron inconformidad y reiteraron su apoyo a ustedes las cafeteras. ¿Qué personas y qué tipo de fans tiene la Selección Femenina?

El fútbol Femenino atrae un público mucho más familiar y eso nos enorgullece. Vemos muchos niños con sus papás en el estadio y ha sido una grata sorpresa ver que aquí hemos recibido el apoyo de todos los colombianos extranjeros en Canadá. "Gracias por dejarnos en alto", "gracias por representarnos tan bien" son algunos de los comentarios de nuestro público que nos llenan de felicidad. Primero en Moncton, luego en Montreal y ahora que estamos aquí en Edmonton, nos hemos encontrado con colombianos recibiéndonos en el aeropuerto, en el hotel y en los partidos. En el partido del miércoles contra Inglaterra el estadio estaba vestido de amarillo y fue una experiencia única cantar el himno nacional a tantas voces. Esperamos que el partido del lunes contra EEUU sea aún mejor.

Les deseo toda la suerte del mundo hoy, Natalia. ¡A ganar!