FYI.

This story is over 5 years old.

Motherboard

Síndrome de Cat-gras: cuando crees que tu gato es un impostor

Como no pueden conectar sus recuerdos personales con el "impostor", es difícil que el paciente de Capgras crea que su ser querido o su mascota es en realidad esa persona (o animal).

Foto: Abri le Roux/Flickr.

Este artículo fue publicado originalmente en Motherboard, nuestra plataforma de tecnología.

El síndrome de Capgras es un trastorno donde una persona cree que alguien cercano —como un familiar, un amigo o un ser querido— fue reemplazado por un impostor. Para el paciente, el "impostor" se ve y suena como su amado pero hay algo que no cuadra.

El síndrome de Capgras se observan comúnmente en pacientes con trastornos siquiátricos como esquizofrenia, aunque también se presentan en personas con demencia o daño cerebral.

Publicidad

En un nuevo estudio publicado en Neurocase, un grupo de doctores hablan de un hombre de 71 años de edad con caso muy interesante de Capgras, o "Cat-gras", como le llaman ellos, porque el paciente estaba seguro de que su gato era un impostor.


Relacionado: Le preguntamos a un experto si tu gato puede matarte


Es raro que los pacientes con Capgras experimenten delirios sobre animales y no sobre humanos, aunque sí existen algunos casos documentados: dos casos con gatos, dos con pájaros y uno con un perro. En todos estos casos, los pacientes estaban aislados socialmente y casi no tenían interacción con humanos.

"Con frecuencia, en los casos antes mencionados, el paciente era una persona mayor que vivía sola y es posible que su mascota haya sido el ser más cercano y valioso para ellos", dijo Ryan Darby, el autor del estudio, y un colega neurocientífico del Centro Berenson-Allen para la Estimulacion Cerebral No Invasiva en Boston.

La paranoia hizo que dejara de tomar sus medicinas y fue entonces cuando el paciente empezó a creer que su gato había sido reemplazado por un impostor.

Sin embargo, este paciente no estaba socialmente aislado. Estaba casado e interactuaba frecuentemente con amigos y familiares. Entonces, su delirio de "Cat-gras" no era el resultado de un colapso sicótico como muchos de los otros casos. De hecho, es probable que su Capgras haya sido producto de una serie de lesiones en la cabeza que sufrió durante su infancia.

Publicidad

"Fue jugador semiprofesional de hockey y sufrió contusiones leves", dijo Darby. "Además sufrió una caída 30 años antes de que fuera nuestro paciente. Esa caída causó un sangrado, una hemorragia subdural, en el lado derecho del cerebro. La cicatriz de ese incidente era visible en el cerebro".

Según Darby, los síntomas de estas lesiones empezaron a aparecer antes de sus delirios Capgras. Se vio obligado a jubilarse cuando se volvió agresivo con sus compañeros de trabajo y poco después le diagnosticaron trastorno de bipolaridad. Años después tuvo episodios maniacos como la vez en que gastó 40 mil en un mes y cuando empezó a acumular revistas y aparatos electrónicos. También tuvo episodios donde se alejó de la sociedad y se volvió olvidadizo. Después se volvió paranoico. Estaba seguro de que las personas desconocidas eran agentes del FBI y empezó a escribirle notas a su esposa en vez de hablar porque sospechaba que estaban monitoreando su casa. La paranoia hizo que dejara de tomar sus medicinas y fue entonces cuando el paciente empezó a creer que su gato había sido reemplazado por un gato impostor que era parte de una conspiración en su contra.


Relacionado: ¿Los gatos son en realidad espías alienígenas?


Según Darby, "En ciertos casos es posible razonar con los pacientes de Capgras y dicen que saben lo extraño que suena. A veces, en ese momento, es posible hacerlos admitir que saben lo poco probable que suena pero si les vuelves a preguntar cinco o diez minutos después, están tan seguros otra vez que es difícil razonar con ellos".

Publicidad

"Una vez que aceptas esa experiencia inicial como verdadera y válida, es difícil romperla", dijo Darby. "Si tienes un debate con una persona que tiene sus creencias políticas muy arraigadas, es difícil hacerla cambiar de parecer aún cuando tienes muchos buenos argumentos. Creo que pasa lo mismo con este tipo de pacientes".

El "Cat-gras" desapareció cuando el paciente volvió a tomar sus medicinas pero este caso en particular hizo que Darby reformulara las ideas actuales de qué pasa en el cerebro para provocar estos delirios.

"Las teorías más populares que surgieron en la década de los 90 estaban asociadas con la percepción del rostro y la falta de capacidad para reconocer a una persona como la persona que recordamos y la experiencia emocional que ocurre cuando vemos algo que nos resulta familiar; lo que nos brinda esa conexión personal", explicó. "En este caso, el hecho de que fuera un gato se aleja de la idea de procesamiento facial y se mueve hacia algo un poco más general".

Darby cree que el problema yace en la falta de capacidad para recuperar recuerdos autobiográficos, memorias o experiencias personales, en particular las relacionadas con el supuesto "impostor". Como no pueden conectar sus recuerdos personales con el "impostor", es difícil que el paciente de Capgras crea que su ser querido o su mascota es en realidad esa persona (o animal).

"Es un caso muy interesante", dijo Darby, tanto que lo obligó a estudiar el Capgras en otros pacientes. Es ahí donde va a comprobar su teoría. Cada caso es una nueva oportunidad para validar o refutar esta idea nueva. Así que, en nombre de la ciencia, llama a Ryan Darby si crees que un impostor reemplazó a uno de tus familiares o seres queridos. O a tu gato.