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Es raro que los pacientes con Capgras experimenten delirios sobre animales y no sobre humanos, aunque sí existen algunos casos documentados: dos casos con gatos, dos con pájaros y uno con un perro. En todos estos casos, los pacientes estaban aislados socialmente y casi no tenían interacción con humanos."Con frecuencia, en los casos antes mencionados, el paciente era una persona mayor que vivía sola y es posible que su mascota haya sido el ser más cercano y valioso para ellos", dijo Ryan Darby, el autor del estudio, y un colega neurocientífico del Centro Berenson-Allen para la Estimulacion Cerebral No Invasiva en Boston.
Sin embargo, este paciente no estaba socialmente aislado. Estaba casado e interactuaba frecuentemente con amigos y familiares. Entonces, su delirio de "Cat-gras" no era el resultado de un colapso sicótico como muchos de los otros casos. De hecho, es probable que su Capgras haya sido producto de una serie de lesiones en la cabeza que sufrió durante su infancia.La paranoia hizo que dejara de tomar sus medicinas y fue entonces cuando el paciente empezó a creer que su gato había sido reemplazado por un impostor.
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Según Darby, "En ciertos casos es posible razonar con los pacientes de Capgras y dicen que saben lo extraño que suena. A veces, en ese momento, es posible hacerlos admitir que saben lo poco probable que suena pero si les vuelves a preguntar cinco o diez minutos después, están tan seguros otra vez que es difícil razonar con ellos".
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