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Fui a una ceremonia de divorcio con ayahuasca

Pude visualizar el peso que cargaban a medida que esperaban para hablar. Se veían como jorobados. Sus jorobas eran las personas a las que querían abandonar.

Este artículo se publicó originalmente en Motherboard, nuestra plataforma de ciencia y tecnología.

A comienzos de este otoño una amiga me avisó que un poderoso ayahuasquero de Brasil venía a Nueva York para llevar a cabo una ceremonia. Ella quería que yo experimentara el trabajo del ayahuasquero. Mi marido y yo fuimos muy felices de asistir.

John y yo nos casamos hace dos años, teníamos 24 y éramos dos jóvenes griegos nacidos en Grecia. Nuestro romance se basó parcialmente en la creencia que ciertas substancias nos pueden ayudar a evolucionar como humanos, ya que nos hacen más inteligentes, conscientes y compasivos.

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Yo siempre le dije a John que probaremos la ayahuasca, mientras él, que es un devoto de la marihuana, no sabía que hacer, pero eventualmente encontró su camino hacia la planta. En este punto los dos participábamos de ceremonias una vez al mes.

Llenamos nuestro automóvil con cobijas, almohadas y una muda de ropa y nos dirigimos al lugar en el bosque donde se iba a llevar a cabo la ceremonia.

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Una ceremonia de ayahuasca dura entre seis y siete horas. La planta comienza a trabajar de manera física en el cuerpo y casi siempre provoca purgación a través del sudor, el vomito, la diarrea e incluso secreciones sebosas que salen de los poros. Sin embargo no es como vomitar luego de tomar mucho alcohol o intoxicarse con comida (la palabra "hermoso" es un poco rara para caracterizar la diarrea, pero todo el proceso es inmensamente tranquilizante y catártico).

Una vez que la ayahuasca hace efecto, el mundo literalmente se ve distinto. Los colores son más vibrantes. Los sonidos se amplifican. Una vez pude escuchar los pasos de una araña que estaba cruzando una rama y de pronto la aracnofobia que he tenido toda la vida ya no existía.

Las sensaciones inducidas por la ayahuasca pueden ir desde lo pacífico a lo intolerable, pero al final de la ceremonia los participantes generalmente lloran de felicidad y se disuelven abrazándose entre ellos.

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Cuando llegamos al sitio ceremonial, John y yo fuimos recibidos por el olor del humo de leña en un fresco bosque. Algunas personas estaban instalando unas ramas, creando un espacio para el ritual del sudor, mientras un alegre chihuahua corría para conocer a los invitados.

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Durante el ritual de limpieza antes de la ceremonia tuvimos que estar una hora dentro de la estructura para el sudor hecha por los ayudantes del ayahuasquero. Nos sentamos cerca uno del otro, nuestros brazos y rodillas se tocaban, las mujeres estaban por fuera del círculo, los hombres por dentro. El ayahuasquero abrió la puerta cuatro veces. Cada vez un ayudante tomaba una pala con piedras calientes que acaba de sacar del fuego y las tiraba a un hoyo en la mitad de la estructura. Luego de cerrar la puerta, el ayahuasquero tiraba agua sobre las rocas, lo que producía un vapor espeso que entraba por nuestras fosas nasales. Cada vez que se abría la puerta, él preguntaba si alguien quería salir. Yo sentía que mi cabeza iba a explorar y que estaba a punto de desmayarme por el calor húmedo y la intensidad y nadie se veía mejor que yo, pero todos nos quedamos ahí.

Escuché la tierna voz del ayahuasquero decir discretamente que todos los que quisieran podían participar de la ceremonia debían acercarse al fuego.

La ceremonia se llevó a cabo en una antigua fortaleza del ejército, escondida en la mitad del bosque. Nos acomodamos en un gran cuarto que parecía un salón de baile, bajo dos candelabros con gigantescos cristales. Había una chimenea tan grande que adentro cabían cinco personas. La chimenea iluminaba todo el cuarto.

El ayahuasquero tenía la cara lisa y sonriente de un niño de 5 años, pero el cuerpo de un hombre cercano a los 60. Levantó su colorido pareo y se sentó en una plataforma en medio del cuarto, mirándonos fijo a los ojos.

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Trajo consigo cinco sacramentos de la selva amazona: ayahuasca, tabaco sagrado, rapé, sananga y marihuana sagrada. Luego nos explicó sus usos, también nos informó que iba a llevar a cabo una ceremonia de divorcio.

Yo nunca había escuchado sobre una ceremonia de divorcio dentro de una ceremonia de ayahuasca. Crecí sin creer en los rituales simbólicos, por lo que estaba un poco escéptica. También sabía que el estar pasando por un momento complicado puede hacer que la experiencia con ayahuasca sea muy dificil.

Al mismo tiempo tenía sentido que alguien quisiera utilizar la planta para lidiar con un trauma emocional. Comencé a preguntarme cómo iba a funcionar ya que sólo estaba presente una persona por pareja.

Ya habían pasado 3 horas de la ceremonia y estaba muy cómodamente cubierta con mi manta. Estaba viajando estáticamente hacia los brazos de la madre primordial y observando sus patrones, serpientes y flores. El ayahuasquero y sus ayudantes utilizaban instrumentos que habían traído desde la selva para imitar los sonidos de animales e intensificar el efecto del viaje.

De repente la música se detuvo. Escuché la suave voz del ayahuasquero llamando a que se acerquen al fuego quienes quisieran participar de la ceremonia de divorcio.

John y yo no nos movimos. Extendí mi mano para acariciarlo y sentí como su cuerpo cambiaba cuando lo toqué. Estábamos viajando juntos, ¿Por qué querríamos acercarnos a ese fuego?

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Sin embargo los dos pudimos sentir que una nueva intensidad se había colado en el cuarto. Para nuestra sorpresa, la gran felicidad que sentíamos no se aplicaba a todo el mundo. Ahora una parte del cuarto estaba lleno de personas con dolor.

Saqué la cabeza de abajo de la manta y vi como sus sombras se movían en el piso de madera. Pese a que estaban de espalda, pude visualizar el peso que cargaban a medida que esperaban para hablar. Se veían como jorobados. Sus jorobas eran las personas a las que querían abandonar.

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El ayahuasquero le pidió a los participantes que dijeran en voz alta el nombre de la persona de la que se estaban divorciando y luego: "Yo admito que fui la causa de tu dolor".

"Cuando entré al círculo de divorcio ya había purgado bastante y me sentía vacía" me dijo Sol, una ingeniera química de 29 años que participó en la ceremonia (los nombres han sido cambiados), "Luego comencé a recibir toda esta información de mi ex marido, sobre como él todavía estaba unido emocional y mentalmente a mí y cómo estábamos conectados".

Sol y su marido no estuvieron casados por mucho tiempo, sólo un año y medio. Ella se enteró de su adicción a la cocaína después de casados. No se han visto en años y ella ahora está en una relación diferente. "Él no sabe que estoy aquí" dijo, "y pienso que no hace una diferencia. Pero cuando entré al círculo y comencé a recitar unas palabras, todo cambió".

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Le pregunté a Sol cómo se sentía luego de tomar toda la responsabilidad a la hora de disolver su matrimonio, lo que me parecía injusto.

Foto: Paul Hessell/Flickr

"En algún momento entré en su mente. Yo era él, vi cuánto lo herí y cuanto me amaba" dijo, "tomé responsabilidad por él, por mí y por nuestras acciones. Las palabras que tuve que recitar eran las adecuadas, yo era la causa de su dolor. No importa si él me hirió también. Una de las cosas que te enseña la medicina es que para poder crecer no debes enfocarte en la otra persona, sólo en ti".

Su experiencia fue catártica, "él dejo ir más de lo que pensaba. Yo solía creer que conocerlo y casarme con él era la peor experiencia de mi vida" dice, "ahora veo cuánto me amaba y que no era personal".

Smit, de 39 años, también dijo que se convirtió en su mujer. "De repente ella estaba dentro de mi cuerpo y tuvimos una conversación sobre cómo superar nuestro apego" dijo, "fisicamente sentí como ella se canalizaba dentro de mí, lo que provocó una reacción química en mi cerebro. No era un monólogo, definitivamente era un diálogo, su energía estaba dentro de mí. Me dijo que se preocupaba, que me ama, que estaba muy unida y que le costó mucho dejarme ir. Yo también estaba presente. Tomé responsabilidad y me di cuenta claramente cuál fue mi rol en esta relación".

Antes de la ceremonia, la mujer de Smit no le había concedido el divorcio. "Ella estaba dentro mío y vio que yo tenía un dolor particular. Sentí que ahora yo era ella y que estábamos sufriendo" me dijo, "sentí exactamente cómo es que ella estaba experimentando nuestra separación". Dos semanas después su mujer accedió a firmar el divorcio.

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Como sociedad tenemos sistemas que nos ayudan a lidiar con los aspectos legales y financieros del divorcio. Pero cuando todo está firmado y archivado, quedamos sólo nosotros para lidiar con nuestras emociones.

"Muchos cónyuges que se están separando se ven tan envueltos en los aspectos financieros, legales y logísticos del divorcio, pero no existen el tiempo y los recursos para lidiar significativamente con sus emociones" dijo Eric Letts, un abogado de divorcios en Canadá.

Las plantas medicinales, que permiten que las personas liberen sus rencores y otras emociones negativas, parecen ser una buena forma para hacer frente a este dolor que generalmente no se resuelve. Han habido múltiples estudios que examinan los efectos psicológicos que tiene la ayahuasca en el cerebro y cómo puede ayudar a lidiar con el dolor, el trauma y la enfermedad. Sus vecinos químicos distantes (como el LSD y el MDMA) han sido utilizados durante años en la psicoterapia, pero los médicos occidentales titubean a la hora de utilizar la ayahuasca como un tratamiento.

"Sacar a una persona de tu cuerpo (y recordar que no había nadie físico ahí) se sintió como tirar de unos sangrientos puntos quirúrgicos. Pero en cuanto ya no estuvo en mÍ, me sentí completo nuevamente".

Sin embargo no todos están de acuerdo. Carole Lieberman, una psiquiatra, escritora y terapista de parejas, ha probado la ayahuasca en la jungla del amazonas. En sus libros y charlas sugiere que los divorciados deben trabajar junto a un psicólogo para recuperarse del trauma emocional de la separación.

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"Yo no recomendaría la ayahuasca a personas que están pasando por los aspectos emocionales del divorcio, porque están muy frágiles como para manejar las distorsiones que la ayahuasca puede provocar" ella dice.

"Los norteamericanos no saben como sobreponerse bien frente al divorcio. Es más fácil divorciarse que intentar solucionar sus problemas, incluso cuando tienen hijos que sufrirán por esto. El divorcio y las batallas por custodia son un vicio y su amargor no termina una vez que los juzgados toman una decisión. Usualmente la mujer tiene el corazón más roto y toma venganza del marido al intentar mantener a su hijo alejado de él".

"Es horrible para toda la familia, pero la ayahuasca no es la respuesta".

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En un punto de la ceremonia me pareció escuchar a un animal herido que aullaba. Era un hombre que lloraba y gritaba "por favor, perdóname".

Su nombre era Matthew y tenía 32 años. Luego me describió el proceso como la separación física de dos cuerpos que están intentando mantenerse juntos.

"Sacar a una persona de tu cuerpo (y recordar que no había nadie físico ahí) se sintió como tirar de unos sangrientos puntos quirúrgicos" me dijo, "por algunos segundos pensé que moriría de dolor. Pero en cuanto ya no estuvo en mí, me sentí completo nuevamente. En segundos pasé del dolor extremo a la felicidad".

Ernesto, un músico de 41 años, describió su divorcio como fácil legal y financiero, pero horroroso emocionalmente. "Estuve casado por seis años y divorciado por tres" dice, "con el tiempo fue menos doloroso, pero la presencia de una unión emocional siempre estuvo ahí. La culpa involucrada fue la parte más difícil".

Su ex mujer estaba a kilómetros de distancia y nunca supo que él formó parte de una ceremonia de divorcio con ayahuasca. Hasta que la hizo, él no estaba consciente de cuanto la necesitaba. "Uno cree que superó algo, pero los sentimientos siguen acechando" me dijo mientas nos sentábamos en su cocina, "quería dejar todo atrás y comenzar de cero".

Ayahuasca. Foto: Paul Hessell/Flickr

Las parejas que están sufriendo una separación podrían beneficiarse de la medicina natural, me dijo él. "La comunicación es una de las partes más difíciles del divorcio. Las personas por lo general entiende mal a las demás. Uno de los efectos de la medicina es romper las barreras de qué es la verdad para ti. Rompe cualquier unión que poseas, uniones que no te permiten dar nuevos pasos, uniones que te mantienen en tu zona de confort. Esta medicina te ayuda a navegar esta confusión".

Cuando le pregunté cómo se sentía después de la ceremonia, él dijo "aliviado. Siento como si hubiese estado enfermo y ahora por fin estoy saludable de nuevo. Mucha de esta energía confusa y negativa estaba en mi espalda. Espero que mi ex pareja esté en un buen estado de salud mental, de alta consciencia, de felicidad. Deseo que reciba lo mejor en su vida".

"Creo que ella también lo sintió" dijo Ernesto, "no hemos hablado pero la misma noche recibí un mail de ella. Me preguntó si ya había superado todo respecto al divorcio".