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Música

Sonido Gallo Negro, los discípulos cumbiacheros de Satán

Hablamos con el guitarrista y compositor de esta misteriosa banda. Una charla que nos llevó por la cumbia en los barrios, las películas de Tarantino y el culto a la Santa Muerte.

Si buscas en Google “música ritual”, inevitablemente te saldrán páginas con títulos como: “Guía Básica Para un Ritual Satánico + Teoría”, “¿Dónde encontrar música satánica?”, o mi favorito, “El Satanismo, causa y efecto entre los jóvenes”. Joyas literarias creadas gracias al ocio y a una percepción muy turbia de la realidad. Algo bastante sorprendente: uno esperaría que los algoritmos de este buscador fueran más positivos y mundanos. Que aparecieran cosas como “Música de flauta para comenzar la cosecha” o “Clásicos de cajón para amenizar bodas y bautizos”. Pero los geeks encargados de programar Google tienen un lado macabro que sale a relucir con esta relación entre música y ritual.

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Sin embargo, los algoritmos de Google no son los únicos que hacen estas conexiones. También las hace Sonido Gallo Negro, una agrupación de cumbia esotérica nacida en Aragón, un barrio ubicado al norte de la Ciudad de México. Esta banda utiliza elementos místicos/rituales y los mezcla con la psicodelia que se encontraba en la cumbia sudamericana de finales de los sesenta. Cuando están en el escenario montan una especie de revival de los Doors pero tocando cumbia que parece salida de ultratumba, una ultratumba festiva e, irónicamente, llena de vida.

Decidimos buscar a estos discípulos locos del Señor de las Tinieblas. Pudimos hablar con Gabriel López, guitarrista y compositor de la banda. Esta charla nos llevó por la cumbia de los barrios, las películas de Tarantino y el culto a la Santa Muerte.

VICE: Sonido Gallo Negro recrea la psicodelia de la cumbia sudamericana –sobre todo peruana– de los años sesenta y setenta. Cuando armaron Gallo Negro se inspiraron en bandas que ya no existen. ¿Cuáles son estas bandas? ¿Saben qué pasó con ellas?

Gabriel López: Los Destellos y Los Mirlos. Nos topamos con estas bandas gracias a un amigo, que hace como nueve años nos pasó un recopilado de cumbia instrumental. Ese compilatorio era de esos de Tepito, no tenía autores, la portada era solo una fotocopia que decía Cumbias Instrumentales Vol I, seguramente la armó un sonidero. Pero nos impactó mucho, tenía la instrumentación que nos encantaba, era como escuchar a The Ventures o a los Doors, pero en cumbias tropicales.

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Estuvimos mucho tiempo sin saber qué escuchábamos. La primer rola que topamos fue “Vírgenes del Sol”, una versión que hizo Manzanita y su Conjunto (Compas de Los Destellos), luego conocimos a Los Mirlos y a Juaneco y su Combo.

Algunas continúan vivas. Solo que las agrupaciones tropicales usan el mismo formato de agrupaciones populares mexicanas. Por ejemplo, en La Sonora Matancera hay como cinco miembros originales y los demás cambian, se va perdiendo la esencia. Eso les pasó.

Fusionan la cumbia con elementos del garage, las guitarras con fuzz e instrumentos como el Farfisa (órgano). ¿Qué le aportan al género estas innovaciones?

Nos dimos cuenta que las bandas ya no sonaban así y queríamos escuchar algo de ése mítico disco en vivo, pero ya no sonaban de esa forma, así que decidimos hacer la banda que queríamos ver en vivo. Nosotros no hacemos innovaciones, solo tratamos de calcar el sonido del primer disco que escuchamos, con el que se nos quitaron todos los prejuicios hacia la cumbia.

La cumbia es una rama de la música con muchas vertientes. Actualmente existe un movimiento de tecnocumbia en América del Sur y  en México están los sonideros, pero ustedes ni lo uno ni lo otro…

Nunca nos hemos preocupado por eso. Cuando empezamos nos encontramos con el auge del kitsch, pero fue solo una coincidencia. Nuestros intereses son diferentes, buscamos satisfacer nuestra hambre de hacer música y darle un contexto ad hoc con nuestro sonido. Eso nos ha llevado a toquines de garage, culturales o de electrocumbieros. Por eso pienso que no entramos en solo un sitio, pero al mismo tiempo nos podemos combinar bien con todos.

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Cuando están en el escenario hay mucha teatralidad, parecen una especie de discípulos cumbiancheros de Satán. ¿De dónde viene ese viaje? ¿De dónde sacaron sus máscaras? 

La onda de vestirlo en vivo fue pensada para festivales grandes. En un recinto enorme tienes que comunicar visualmente cosas más grandes.

Cuando escuchábamos ese primer disco, nos transmitía algo fantasmal, de misterio. No nos explicábamos cómo podía existir ese tipo de música tropical enterrada en los mercados como los de Tepito o La Lagunilla. Con nuestras vestimentas queríamos transmitir ése mismo desconcierto, algo oculto.

Las máscaras están inspiradas en los atuendos usados en la Danza de Los Diablos, que se hace en la costa chica de Guerrero. Me impresionaron mucho porque no son las típicas máscaras de diablo. Con ellas buscamos darle algo visceral e impactante a nuestras presentaciones.

Sus presentaciones tienen una onda místico-ritual y al mismo tiempo festiva. ¿Cómo son los conciertos de Gallo Negro? ¿Qué tipo de gente se lanza a su toquines?

Le cae gente de todos los estratos sociales. Han ido a vernos sonideros, kitschs, hipsters o rockeros melómanos. Gallo Negro trata de hacer cosas que no están encasilladas en ideologías. Un poco como la música clásica, a cualquiera le puede gustar Bach o Wagner, incluso a Hitler.

El tema místico involucra a cualquiera. Todos tenemos un familiar, vecino o conocido, que le ha pasado algo raro, es parte de la cotidianeidad del mundo, solo que no se habla mucho de eso.

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Sus rolas fácilmente podrían estar en el soundtrack de una película de El Santo o Tarantino. ¿En qué otras películas se las imaginan? E idealmente, ¿con quién les gustaría trabajar?

Está difícil. No soy muy cinéfilo, pero sí soy fan de los soundtracks. Tarantino me gusta mucho y estaría muy chido hacer algo con él. Me imagino a Gallo Negro en la película de Perdita Durango, con esa onda de chamanismo que tiene.

Los Ángeles Azules dijeron que ustedes pueden a llegar a ser un clásico en la cumbia. ¿Qué se siente que este tipo de músico valoren su trabajo?

No sabía eso. Sentimos que es un halago. Gallo Negro se inspira en ese tipo de bandas.

Para nosotros, que somos músicos de clase baja, nos ayuda a quitar ese estigma de que la cumbia solo suena en Iztapalapa o barrios pobres, no en lugares como Reino Unido. Y eso lo están borrando Los Ángeles Azules con su disco sinfónico. Que nos consideren una banda que puede sacar la música del barrio y llevarla a los grandes aparadores mundiales es un gran halago.