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Noisey

El verdadero príncipe de las tinieblas: la guía de Nick Cave para principiantes

Cave emana materia oscura e iluminación espiritual a partes iguales.

Este artículo fue publicado originalmente en Noisey, nuestra plataforma de música.

No es muy complicado dibujar una caricatura del legendario Nick Cave: trazos oscuros y sombras angulares que recordarían las pinturas negras de Goya; un malévolo señor de la melancolía, un Darth Vader del rock que destruye las almas de periodistas incautos de todos los rincones del mundo con un simple gruñido cáustico y calza elegantes botines, siempre impolutos. Pero la verdad resulta mucho más sutil, gratificante y jocosa. Cave emana materia oscura e iluminación espiritual a partes iguales; él y su camarilla son toda una demostración de clase.

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Estrella del rock, novelista, guionista y predicador, Nick Cave —surgido de un brote primigenio de provocación, mordacidad y vulgaridad de las antípodas— es asombrosamente prolífico y erudito hasta la locura. Acompañado por él y su banda de hombres felices, viajarás desde el libertinaje dionisiaco a los Estados Unidos evangélicos recalcitrantes, descendiendo las aguas del río Estigia. ¿Estás ávido de violencia, caos y de la belleza punzante de los sublime? Él te los da. ¿Deseas baladas libidinosas, histrionismo insinuante y bigotes de estrella del porno? Pues también los encontrarás.

Su popular banda, The Bad Seeds, ha visto pasar una lista demasiado larga de miembros cuya reputación y profesionalidad hacen a cada uno de ellos meritorio de su propia sinopsis. Nunca una formación tuvo un nombre más apropiado: con un talento desbordante, sus componentes han madurado como la experiencia sexual —de forma excitante, intrépida y cada vez más inusitada.

La criatura se gestó en Melbourne, Australia, como una banda underground de estudiantes de la escuela de arte. Rápidamente se transformó en The Birthday Party (previamente llamados The Boys Next Door), una salvaje colección de presencias artísticas con sus primeros despuntes incendiarios. Generaron tres álbumes decisivos antes de huir a Berlín y reinventarse como The Bad Seeds, identidad bajo la que grabaron 15 álbumes de estudio y trabajaron en un proyecto paralelo, Grinderman. Entre tanto, Cave tuvo tiempo de publicar dos novelas y varios guiones, además de aparecer en varias películas, como el documental 20.000 días en la Tierra, de 2014.

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Con todo esto quiero decir que la imagen actual que proyecta Nick Cave, de baladista trágico y ocasional pareja artística de Kylie, es sólo una pequeña parte de su dilatadísima e imparable historia musical. Acuciado por el actual torbellino de reediciones de discos de Nick Cave & The Bad Seeds, he decidido compilar una colección, sin duda polémica, de temas para los oyentes neófitos.

Esto es una pequeña selección de una discografía prolífica e intimidante con la que pretendo iniciaros en este recorrido oscuro y sinuoso. Agárrense bien el sombrero, porque el viaje será apocalíptico.

"Junkyard, de Junkyard – The Birthday Party

Para entrar en contexto es preciso empezar con The Birthday Party. Este clásico de su tercer y último álbum, tras el cual todo se fue a la mierda en una asquerosa casa okupa de Londres, te quitará el tapón de cera de los oídos y barrerá todo resquicio de belleza de tu alma. Con una producción casi inexistente, el tema recuerda una interpretación libre del garage de Iggy & The Stooges con un añadido de corrosividad, un batiburrillo discordante de punk, blues y rockabilly descarado. Las guitarras se abren paso entre una base de percusión cuasi hipnótica y un bajo catastrófico resuena al compás de los lamentos fantasmales de Cave. El disco rezuma rabia y fluidos corporales, es una vorágine impredecible de intención homicida e improvisación anárquica, razones todas ellas por las que este es el mejor sitio para empezar.

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"The Carny", de Your Funeral My Trial

El tema que da nombre a este álbum de 1986 es una balada gospel de piano elegante y sedosa. "The Carny", sin embargo, es la hermana trastornada escondida en el sótano, la pútrida esencia de la etapa de Cave en Berlín, un tema romántico directo desde la República de Weimar que se funde en un abrazo con Burt Bacharach. The Carny conjura muy acertadamente el miedo demencial de una novela fantástica con tintes oscuros, aunque en mi cabeza estará siempre vinculada a un viaje que hice para verlos actuar en Edimburgo y que culminé durmiendo en la escalera de un edificio. Fue una experiencia incómoda, fía, solitaria, dolorosa y totalmente gratificante, como lo es este disco.

"The Mercy Seat", de Tender Prey

Aunque la versión de estudio de este tema es buena, como ocurre con muchas otras canciones de su catálogo, la vitalidad de "The Mercy Seat" sólo se aprecia verdaderamente en directo. Se gestó durante la temporada que Cave pasó en Berlín, cuando su imaginación estaba totalmente instalada en el Antiguo Testamento. En esa época también estaba escribiendo una novela gótica titulada Y el asno vio al ángel. La letra retrata a un condenado a pena de muerte en pleno proceso de reflexión sobre sus actos y su inminente ejecución a través de un apremiante y embriagador reguero de voces de la conciencia. La "silla de la piedad" a la que hace alusión el título es la silla eléctrica en la que el protagonista se reencontrará con su hacedor. Un tema desolador e impresionante que covereó con gran maestría el genuino "hombre de negro" y la gran inspiración de Cave, Johnny Cash.

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"Into My Arms", de The Boatman's Call

Un álbum cargado de ternura y mal de amores. Cave acababa de terminar una intensa relación con PJ Harvey en ese periodo —¿te puedes imaginar las pláticas que tendrían en la cama antes de apagar la luz?—, de la que quedó visiblemente afectado. Con su comienzo, "Into My Arms" evoca los grandes valores: "I don't believe in an interventionist God… but I know, darling, that you do". Esta canción de cuna de un hombre vulnerable es sencilla, evocativa e insoportablemente intensa. Nadie ha logrado expresar su admiración por Leonard Cohen o emular su talento como Cave. Este es el único tema que conozco que consigue ser apropiado tanto en una boda como en un funeral.

"Heathen Child", de Grinderman 2

En plena crisis musical y quizá, también, por disponer de unos días libres, Cave y los Bad Seeds, Warren Ellis, Jim Sclavunos y Martyn P. Casey crearon Grinderman, una lasciva banda de porn-rock blues psicodélico que publicó dos álbumes. "No Pussy Blues", del primero de ellos, ya obtuvo fama solo con su título. Más ambigua de lo habitual, "Heathen Child" urge a su escucha compulsiva evocando a los monstruos de Universal Studios y los cuentos de hadas de los hermanos Grimm. El video que lo acompaña, dirigido por John Hillcoat, muestra a una chica en la bañera atormentada por sus demonios psicosexuales. Se le aparecen un Krishna de pesadilla, Buda y Cave disfrazados como centuriones y disparando rayos láser por los ojos. Sí, leíste bien.

"Jubilee Street", de Push the Sky Away

Y casi hemos llegado al presente. A las puertas de la canonización y llegado a la madurez, el Cave actual se ha apaciguado y ha pasado de ser un perfecto cabrón a convertirse casi en una figura mesiánica. Continúa expurgando sus demonios y deseos a través de su proyecto paralelo Grinderman, lo que les ha permitido a él y los Bad Seeds explorar territorios más celestiales. Esa trasfiguración propició la creación de uno de los mejores álbumes de su trayectoria, Push the Sky Away, de 2013. Desde la cegadora luminiscencia de "Mermaids" a la impresionante letra de "Higgs Boson Blues", no hay temas de relleno en el disco. Solo él podría componer una canción tan moralmente ambigua como "Jubilee Street", abundante en imaginería sobre prostitución y aborto y que termina con las palabras: "I'm transforming, I'm vibrating, I'm glowing, I'm flying… Lok at me now". Sí señor.