Recuerdos de nuestros viejos amores

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Cultură

Recuerdos de nuestros viejos amores

Platicamos con algunas personas sobre los recuerdos que aún guardan de sus antiguas parejas y qué significan para ellos.
María Villasmil
fotografías de María Villasmil

Casi siempre hacemos el ejercicio —equivocado o no— de pensar que todo tiempo pasado, siempre fue mejor. La cultura popular dice que nunca nos damos cuenta de cuando estamos felices, y que en el momento en que decimos "qué feliz era en aquél entonces" es porque actualmente no lo somos.

A veces nos queremos aferrar a esos instantes y guardamos cualquier cosa que nos traslade a ellos para poder recrearlos cuando nosotros queramos. Por momentos los humanos parecemos disfrutar de la melancolía: un disco, una película, una foto o algo que nos lleve a ese preciso momento en donde estábamos seguros de que nada estaba mal.

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Platicamos con algunas personas sobre los recuerdos que aún guardan de sus antiguas parejas y qué significan para ellos.

DIEGO, 27 AÑOS

Esta entrada me la regaló mi ex novia en un momento en el que ya no estábamos juntos, incluso ella salía con otro chico. Me puse loquísimo por recuperarla, entonces me portaba como un tonto escribiéndole a cada momento y estando muy pendiente de ella, viendo cómo podía sorprenderla con cualquier cosa para que dejara a la persona con la que andaba y quisiera volver a intentarlo conmigo.

Ya sabes, esos tiempos desesperados donde le escribes "buenos días" y "buenas noches" todos los malditos días. Aún me duele la cabeza de pensar que por un momento fui ese chico molesto que no te deja en paz por un rato. Lo curioso es que a veces puede funcionar eso de salir con otras personas, ya que puedes terminar extrañando a tu ex más que nunca debido a lo poco en común que tienes con la nueva persona. Nunca olvidaré cuando me mandó un mensaje desde el cine con su nueva pareja, diciéndome lo idiota que él era porque su hobby era ver películas tipo 2 Fast 2 Furious. En serio, ¿quién lleva a una chica a ver este tipo de películas?

Inspirado por esto, un día vi este tributo sinfónico a Pink Floyd en Instagram y sabía que a ella le iba a encantar la idea —ya que es muy fan— y me iba a dar puntos extras sobre este nuevo chico. La llamé para invitarla y dijo: "no lo sé, aún es muy pronto para intentar algo, luego hablamos". Obviamente sentí una patada en los testículos.

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Un día antes del evento me envió una foto por Whatsapp de dos entradas para el tributo a Pink Floyd, seguido de: "quiero que vayamos juntos, pero con una condición: que lleves un buen porrito".

A veces no sé si la guardo por ocio o porque aún no quiero olvidar esa etapa de mi vida. Quizás no tenga que ver con mi ex, pero sí con quién era yo como persona. Era más joven, tenía menos responsabilidades y todo era mucho más fácil de lo que es hoy en día. Ella fue mi primer amor y siempre va a tener ese lugar en mi vida. Lo mejor para los dos era terminar con la relación, ya que al final cuando volvimos terminó siendo un desastre total y todo se fue a la mierda.

MIGUEL, 26 AÑOS

Ella siempre fue muy "maternal" conmigo. Por ejemplo, me llevaba almuerzo al trabajo, estaba pendiente de si me sentía bien o mal y se preocupaba por mis cosas excesivamente. Siempre estuvo al tanto de casi todo, en realidad era como una segunda mamá. Mi ex es cinco años mayor que yo —eso siempre estuvo presente en la relación— y de verdad creo que todo iba muy bien hasta que conoció a mi madre. Fue como el Big Bang, dos mujeres peleando por ver quién me hacía sentir mejor, era muy incómodo a veces. Siempre querían que saliéramos al cine los tres, a comer los tres, casi nunca tenía tiempo a solas con mi ex debido a esto. Eventualmente las dos se empezaron a odiar y mis noches se dividieron en escuchar a cada una diariamente quejarse de la otra.

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Por un lado mi madre aconsejándome que mi ex no era buena mujer, que estaba detrás de mí porque yo era un chico trabajador y se quería aprovechar de esto. Recuerdo que hasta me decía que sus fotos en Instagram eran muy provocadoras, que eso no estaba bien.

Mi ex por el otro lado me decía que no le gustaba ir a mi casa porque sentía que mi madre la vivía juzgando, que en algún momento íbamos a terminar por esto. Que a veces sentía que competía con mi madre por ver quién me trataba mejor.

La relación terminó por esto principalmente, pero aún tengo varios regalos de ella decorando mi escritorio. Lo curioso es que, todos los regalos que mi ex me dio, fácilmente se los podría regalar también a un chico de ocho años: Este peluche de Bob Esponja, figuras de acción, figuras 8 bit de Mario Bros, de Sonic o cosas por el estilo. Era como su pequeño hijo además de su novio. En realidad creo que hay algo de mommy issues ahí y quizás Freud siempre estuvo en lo correcto: Al final nos casamos con nuestras madres.

ANDRÉS, 28 AÑOS

Conocí a mi ex a los 16 años, ya casi graduándome de la escuela. Ella estudiaba en un colegio de puras chicas y ya de por sí eso la hacía un poco "curiosa", digamos. Al comienzo de la relación me costó tener sexo con ella, ya que los dos éramos vírgenes y ella no estaba muy segura al comienzo.

Perdimos la virginidad juntos. Ella era muy caliente y siempre quería tocarme o jugar con mi pene, hasta que ese día la perdimos. Ya después de esta experiencia, obviamente quisimos probar más y más, entonces fuimos intentando cosas nuevas para ver hasta dónde nos llevaba el sexo.

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Todo iba muy bien hasta que yo acepté un trabajo fuera de la ciudad, lo tomé ya que era muy buena lana para rechazarla. Yo pensé que esto no iba a afectar mucho a la relación y que cualquier cosa estaba a 50 minutos en avión de distancia. Empezaron los problemas, teníamos sexo cada vez que nos veíamos pero no tantas veces como hubiésemos deseado debido a la distancia. Para avivar la relación, ella me regaló este buen libro de Kamasutra, lo cual me gustó mucho y utilizamos en muchísimas ocasiones.

Al final ni el libro de Kamasutra para potenciar nuestras relaciones sexuales nos salvó, ya que en una de esas tantas idas fuera de la ciudad tuvimos una pelea y bueno, terminamos. A los meses vi una foto en Facebook de ella con otro chico, que al después se casaron y todo. Lo más loco es que se comprometieron en Magic Kingdom, casi que una película mágica de Walt Disney. Así que cada vez que me acuerdo de Mickey Mouse, mi cerebro lo asocia automáticamente con el libro del Kamasutra. Raro.

LAURA, 20 AÑOS

Mi ex era de esos que te metía sus gustos musicales por donde pudiese. No paraba jamás de hablar de música y si no escuchabas el mismo tipo que él, automáticamente eras una persona ignorante o menos interesante. Fan a morir del rock latinoamericano: Charly García, Fito Páez, Gustavo Cerati. Luego al conocer a más personas con estos gustos musicales me di cuenta que todos tienen en común que son muy intensos con sus ídolos y son casi semi dioses para ellos.

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No lo voy a negar, el hijo de puta hizo que me gustara toda su música, hasta el momento que si no la escuchaba, no me sentía bien. Mis amigas me odiaban, no entendían cómo podía oír todo el tiempo lo mismo y en cuestión de meses pasé a convertirme en una intensa como mi ex.

Recuerdo que uno de los puntos más altos de nuestra relación fue cuando me regalo este casete de Charly García. De igual forma la relación no terminó bien, y como toda relación que está llegando a su fin, hasta la mínima cosa sobre la personalidad de tu pareja te termina sacando de quicio o haciendo que explotes en cuestión de segundos.

En una de nuestras últimas peleas antes de terminar, le dije que hasta la música que escuchaba me daba ganas de vomitar, que ya no soportaba estar más cerca de algo que tuviese que ver con él. Obviamente trato de evitar cualquier contacto con estos artistas y si algún chico me llega con alguna canción de ellos —cosa que ya ha pasado, sobre todo por Facebook— salgo corriendo o los dejo en visto.

SAMANTHA, 27 AÑOS

Me propuso matrimonio en el mejor momento de nuestra relación y yo en realidad pensé que íbamos a estar juntos para siempre. Cuando fuimos novios todo iba muy bien, pero yo no había conocido bien a sus padres. Él viene de una familia árabe y sus costumbres son "curiosas". Por ejemplo: Si tú, como mujer, en una comida familiar no te levantas y le sirves un plato de comida a tu hombre, estás en serios problemas y eso se ve como una falta de respeto grave. Yo lo aprendí a la fuerza, en una cena con muchísima familia de él. Era comida italiana recuerdo. Comenzó a mirarme muy raro y yo no entendía nada, hasta que su tía me reclamó como si hubiese roto algo. Me explicaron que yo tenía que levantarme para servirle su plato, les conté que no tenía la más mínima idea de esto y que no fue con mala intención.

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Esto desencadenó una pelea interminable con mi ex, me empezó a sacar "problemas" que yo no sabía que teníamos. A los días me dejó de contestar el teléfono y simplemente desapareció de mi vida, me escribió un mensaje para quitarme el anillo que me había dado, pero obviamente no se lo entregué. Fue un poco fuerte para mí, ya hasta me habían hecho mi vestido de bodas, todo estaba listo.

ALFREDO, 27 AÑOS

Mi ex es fotógrafa, por lo que la pasaba haciéndome fotos en todo momento. En cualquier lugar ella siempre encontraba cosas para capturar que yo ni en mil años hubiese visto, eso siempre me gustó de ella. Soy una persona que se enamora del talento de los demás. Nos fuimos de viaje juntos y ella se llevó una cámara análoga que yo le regalé en uno de sus cumpleaños. Fue muy bueno hasta que en la habitación me di cuenta que ella estaba hablando mucho por teléfono, algo raro, ya que era de madrugada. Siempre fue muy despistada y después de que tuvimos sexo comenzó a revisar su teléfono mientras yo estaba acostado a su lado viendo —sin que ella se diera cuenta— con quién hablaba.

Estaba hablando con su ex, pero lo más loco es que le estaba preguntando por qué se había ido de viaje conmigo y no le había dicho, a lo que ella respondió que fue pura "casualidad y que nos encontramos en la ciudad". Le negó que estábamos juntos y le dijo que aún extrañaba la relación que tenían y todas esas cosas. Vale destacar que todo esto se lo dijo conmigo al lado, a menos de dos centímetros de distancia.

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No quise arruinar los dos días que nos quedaban de viaje, así que me hice el que no vio nada. Luego al llegar a la ciudad terminé la relación, ella obviamente me rogó para que no lo hiciera, pero no le hice caso. En uno de sus intentos desesperados me regaló los negativos del viaje, pero jamás los revelé. Siento que son recuerdos falsos, ya que al final del día en las fotos quizás salimos felices pero, en la oscuridad y privacidad de ella y su teléfono, negaba estos momentos. Normalmente cuando nadie nos ve es que solemos mostrarnos como somos.

ANGÉLICA, 25 AÑOS

Nuestra relación siempre fue un poco inestable, a veces ni salíamos juntos ya que a él no le gustaba "cómo me miraban" los demás chicos. Era una persona muy insegura de su cuerpo, de sus habilidades, de su estatura. Él se graduó de ingeniero, pero siempre tuvo un interés gigante por la música y por Brasil. Cada vez que escuchaba bossanova se inspiraba a cantarlo y cosas por el estilo. Viajó con uno de sus mejores amigos a Brasil y desde que conoció ese país la vida le cambió. Ya no quería ejercer su carrera, quería conocer el mundo como mochilero y dedicarse a la guitarra —para lo cual no era muy bueno que digamos—. Yo ya tenía mi plan a futuro en mente, y obviamente también quería conocer el mundo pero no de la misma manera que él: sin ningún soporte, plan o algo así. Era muy inestable e idealista su plan, así como su personalidad.

Al final volvió a irse a Brasil pero esta vez para siempre: tomó su guitarra, poca ropa y se marchó. Empezó a vivir tocando bossanova en las calles, trabajando en hostales y cosas por el estilo. Me enteraba de cada parte de su viaje por las fotos que subía a Facebook.

Era un viaje hippie, más o menos. Yo no estaba en contra de esto, pero creo que no quería para mi futuro inmediato un viaje sin sentido ni orden junto a él. No terminamos mal y lo recuerdo con mucho cariño ya que me divertí bastante con él.

La cuestión es que yo quería una relación más seria y estable, actualmente estoy comprometida con un hombre que tiene la misma visión de vida que yo. Cosa que pienso que fue el clavo final para tomar la decisión de irme con él y buscar algo más estable y real.

De igual forma aún guardo esta pintura de la partitura de "Garota de Ipanema" que me trajo de su primer viaje a Río de Janeiro. Me da gusto verla y siempre me saca una sonrisa de la cara.

@diegoaurdaneta