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Cultură

Pasé la tarde con unos muertos

Y con una médium que me enseñó a resucitar.

Nuestra médium vio a un espíritu malvado levantando a una compañera suya (un metro).

”Vale, te acompaño a los espíritas si tú te vienes al concierto de Exploited”. No tengo claro qué plan da más miedo. Es viernes por la tarde en Madrid y, mientras muchos siguen de cañas  poniendo al jefe a parir, un buen amigo y yo estamos en la sede de la Asociación de Estudios Espíritas, en una calle pegada a la Plaza Mayor. María Jesús Albertus imparte la conferencia Volví del mundo de los muertos, para "aprender de un modo sencillo y, sobre todo, práctico". Nos apretamos con otros cincuenta en un viejo salón, sin mucha ventilación y cuyas paredes están cubiertas de fotos de amigos de esta congregación. Somos los únicos menores de 40 y posiblemente los únicos que no saben qué va a suceder.

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“No me aplaudáis, que se me sube el ego”, dice María Jesús, tras ser presentada como “la mejor médium de España”. Por su rubio teñido y chaqueta violeta, podría ser cualquier mujer española criada en la posguerra. Pero no. Albertus es un nombre familiar aquí para quienes se comunican, o lo intentan, con muertos. Aunque ella asegura que “la muerte no existe porque es un estado de tránsito”. El objetivo de su conferencia es instruir sobre cómo es el otro lado, para que, cuando llegue el momento, sepamos desprendernos del mundo material debidamente. Algo más complicado de lo que el no iniciado pueda imaginar.

María Jesús da varios consejos sobre cómo actuar cuando se paren nuestros corazones. Primero: nada de asustarse, muchos han pasado por esto antes y es normal encontrarnos con espíritus de familiares que creíamos no volver a ver. Segundo: ser flexibles con lo que dicen de nosotros nuestros amigos en el tanatorio porque, como asegura esta mujer mayor, “hay que aprender a soportar los comentarios cuando estemos en la cajita”. Una vez difuminado el “cordón de plata”, que une el yo espiritual al material, debemos ir a un árbol o una playa, porque son las mayores fuentes de energía.

José Medrado es un conocido médium psicopictográfico brasileño.

Necesitaremos esa energía para el largo viaje que lleva, a través de una región de tinieblas, hasta una ciudad donde los niños vuelan, las paredes son blandas “como la plastilina” y no hay bombillas porque las cosas tienen luz propia. Allí, al fin, estaremos tranquilos. Nuestra conferenciante apoya su sosegada pero decidida oratoria en power points, con la historia del médico brasileño Jacobo, en tránsito, como ejemplo ilustrado. El público ni tose, con la mirada fija en estos dibujos en los que los espíritus malvados, los obsesores, son todos mestizos y los buenos, los superiores, tienen pinta de colonos. Termina su charla -hora y media larga- y atiende con gran amabilidad a los que aún tenemos preguntas sin respuesta.

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¿Cómo se inició usted en el espiritismo?

Hace treinta años. Tuve un problema con mi hijo y me hablaron de un sanador muy bueno, con el que sentí por primera vez un espíritu. Busqué libros y fui a un centro espírita, porque necesitaba que me explicaran lo leído y que me enseñaran. Estuve ahí veinte años.

¿Y con qué regularidad iba?

Tres días a la semana. Poco a poco, fui conociendo a los mejores médiums del mundo. No estos de la tele que dicen paparruchas. Nosotros no le preguntamos a los espíritus si nos va a tocar la lotería. No dejamos que entre la gente al trabajo mediático, es algo demasiado serio.

¿Y cómo es el trabajo mediático, de manera esquemática?

Un total de dieciocho mediums nos sentamos alrededor de una mesa larga, suele durar un par de horas y siempre hay manifestaciones espirituales.

¿Nunca se asustan? Los muertos suelen dar bastante miedo.

No. Cuando empecé tuve buenos maestros que me enseñaron a no tenerlo para no recibir espíritus inferiores, que son malvados pero que necesitan ayuda. Los superiores traen sabiduría.

¿Y sólo tiene contacto durante estas sesiones?

Sí, basta con decir este no es el lugar o el momento. Un médium menos desarrollado sí puede encontrarse con espíritus en la pescadería, la calle o en la cola del cine.

¿Qué es lo más alucinante que ha visto?

Vi como un obsesor levantaba una médium un metro por encima de su silla.

Yo me hubiese cagado encima. 

El maestro, Rafael González Molina, le dijo al espíritu malvado que bajara el cuerpo poco a poco, para que no cayera sobre el suelo. Este señor es el que legalizó el espiritismo en España, al poco de morir Franco.

¿Y después de algo así se van a tomar una caña para comentarlo?

Ahora me voy con mis amigos, sin ningún problema. Cuando viene un espíritu que hace daño tratamos de ayudarle, pero después ahí se queda, que ya le ayudarán otros.