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Este hombre vivió con la tribu que cree que el Príncipe Felipe es Dios

Matt Baylis pasó un tiempo en la isla de Tana, se drogó mucho con los habitantes y estos pensaron que él era el mismísimo Duque de Edimburgo.

Un miembro del culto al Príncipe Felipe de Edimburgo en la isla de Tana (Foto vía)

¿Recuerdas Tana, la isla en el pacífico sur donde vive una tribu cuyos miembros creen que el Príncipe Felipe de Edimburgo es Dios? Puede que no. Pero para Matt Baylis, un escritor de Southport, Inglaterra, el culto no suena simplemente a guasa. Matt creció con un póster del Duque de Edimburgo colgado en la pared de casa, admirando el acercamiento pragmático del Príncipe hacia la vida y decidió ignorar todo los comentarios racistas que dijo que hizo sobre chinos y aborígenes australianos. Matt sintió la necesidad de viajar a Tana y vivir personalmente la experiencia del culto.

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Llamé a Matt para hablar de la temporada que pasó en Tana, las noches que pasó bajo el efecto de la kava (una planta psicoactiva) y cómo la tribu se empeñó en creer que él es una figura sagrada con una conexión espiritual con el Príncipe Felipe.

Matt Baylis.

VICE: ¿Cómo llegaste a Tana?

Matt Baylis: Todo empezó a raíz de una obsesión que tuve durante mi infancia. Yo era un gran fan del Príncipe Felipe cuando tenía 10 años. Me gustaba mucho. Pasaron los años y estudié antropología en la universidad y comenzamos a ver cultos en los cursos de antropología. Uno de nuestros conferenciantes nos explicó que en la isla de Tana se estaban formando y reagrupando cultos y subrayó que, “Incluso hay un culto dedicado al Príncipe Felipe.” Todos se rieron, pero debido a la obsesión que tuve por él, quería saber más. Años más tarde seguía interesado en el culto y pensé, "Debería ir". Tenía dinero, así que lo hice.

¿Cómo te recibieron?

Fueron muy amables y respetuosos. Dijeron que me podía quedar el tiempo que quisiera. El problema es que cuando vas a Tana como extranjero, la gente te trata de manera mística. Al llegar al pueblo te pueden llegar a decir, “Hola. ¿Estás aquí por mí, verdad?”, y si contestas que no, te responderán, “Sí lo estás. La semana pasada soñé contigo.”

¿Creen que las personas del mundo occidental son místicas y tienen una conexión espiritual con el Príncipe Felipe?

Así es. Tana es parte de un plan para atraer a extranjeros y crear “caminos”, que significan alianzas simbólicas con un poder de fuera. Ellos creen que muchos caminos unen al mundo.

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Mujeres del culto al Príncipe Felipe.

Suena como un sistema de creencias muy complicado. ¿Te costó entenderlo?

Sí, fui entendiéndolo poco a poco. Una de las cosas que lo hizo muy difícil es que en Melanesia (una subregión de Oceanía, donde Tana está ubicada) el conocimiento es tratado como una comodidad. Son muy estrictos con eso y han envenenado y asesinado a gente por robar mitos de otra gente. Por ejemplo, tenía que preguntar si podía hacer una pregunta antes de hacerla.

¿Cuáles son las creencias del movimiento?

Ellos creen que el Príncipe Felipe es hijo de un Dios de la montaña. Antes de Felipe, ellos ya tenían mitos acerca de un Dios con características similares, un hombre de piel blanca que llegó en barco. Tienen todo tipo de mitos acerca del Príncipe Felipe, como que cuando navega por el mar roba los corazones de mujeres extranjeras. Dicen que Felipe está trabajando de varias maneras místicas para el beneficio de Tana y que cada vez que ocurre algo bueno en Tana es gracias a él. También que el hecho de que haya más negros y blancos casándose en las islas, y en todas partes del mundo, es gracias a él. Piensan que Barack Obama llegó a la presidencia de Estados Unidos gracias al Príncipe Felipe. Ellos creen que Felipe está uniendo al mundo.

Ciudadanos de Tana posan para una foto.

Y están esperando que él vuelva a ellos, ¿verdad?

Exacto. Dicen que a su debido tiempo, Felipe aparecerá. Cuando él llegue a Tana, todo cambiará, sucederán cosas buenas. El culto dice que no existirá la muerte ni enfermedades, ni jóvenes ni viejos. También creen que se impondrá el amor libre. Piensan que acostarte con la esposa del vecino es aceptable siempre que ella esté de acuerdo, pero si eres sorprendido haciéndolo tienes que pagar una multa. Dicen que cuando Felipe llegue se eliminarán las multas.

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He leído que la kava, una planta psicoactiva, tiene una gran presencia en el culto.

Sí. Allí, los solteros y los niños vírgenes deben masticar la planta. Luego la aprietan y exprimen para mezclarla con agua en una lata oxidada con petróleo. Sabe un poco a lodo y también a medicina. El momento en que lo tomas, sientes que el cuerpo se te paraliza. Eso sí, es una experiencia muy agradable.

La kava de Tana es probablemente la más fuerte del mundo, y en el suroeste de Tana —donde yo estaba—era la más fuerte de toda la isla. Hay bares de kava en el pueblo, donde la gente se pone hasta el culo, pero en el pueblo la kava era parte de un ritual muy bello. El culto hace unas fogatas y se reúnen mientras preparan la kava y luego se ponen en fila para que les den un vaso. Después cada uno se va por su lado y se sientan para ver el atardecer. Es una experiencia encantadora.

Matt y un miembro del culto después de tomar kava.

Para ti, ¿qué fue lo más memorable de estar ahí?

Lo más memorable es algo que mucha gente piensa que fue el resultado de haber bebido demasiada kava. Perdí mis gafas, no podía encontrarlas y justo me habían convocado a una reunión con los “sabios”, quienes encontraron las gafas por mí. En algunas partes de Vanuatu (isla donde se ubica Tana) la policía usa a los sabios para encontrar cuerpos, armas y cosas por el estilo. Se supone que ellos tienen una manera distinta de ver las cosas, algo como una segunda vista. Los sabios me interrogaron durante horas para saber si yo era el Príncipe Felipe. Después me dijeron que me podía ir y, mientras me alejaba, encontré mis gafas en el puño de la manga de mi camisa. Le he dado muchas vueltas a la situación y me he preguntado como lo hicieron para poner ahí las gafas. Es algo que no puedo explicar, aunque hay gente que tiene muchas explicaciones más racionales al respecto.

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Espera, ¿te interrogaron para saber si tú eras el Príncipe Felipe?

Sí, constantemente me acusaban de ser él, lo que a mí me pareció muy raro. Decían que yo era Felipe de incógnito o un pariente suyo.

¿Y tú qué hacías?

Muy amablemente lo negaba. No había qué más hacer.

¿Crees que contribuiste a las creencias del culto?

Cuando estuve ahí, les dije la fecha de cumpleaños de Felipe y les pregunté qué hacían para celebrarlo. Ellos dijeron, “Nada, ¿por qué deberíamos hacer algo?” Ahora tienen un gran baile para festejar su cumpleaños. Por lo menos creo que inicié eso.

Si quieres saber más sobre el viaje de Matt, puedes leer su libro Man Belong Mrs Queen.