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Así han vivido el acuerdo de paz con las FARC algunos colombianos de España

Miedo, exilio, muerte, odio y, también, esperanza. Un país roto durante 50 años que por fin parece que tiene la oportunidad de recomponerse. ¿Será esto posible?

Firma del Alto el Fuego entre el gobierno colombiano y las FARC. Imagen vía

"En mi condición de comandante del Estado Mayor Central de las FARC-EP ordeno a todos nuestros mandos, a todas nuestras unidades, a todos y cada uno de nuestros y nuestras combatientes a cesar el fuego y las hostilidades de manera definitiva contra el Estado colombiano a partir de las 24.00 horas de la noche de hoy". Así recogía la Agencia EFE las declaraciones de Timoleón Jiménez 'Timochenko', líder de las FARC este pasado domingo. Cesaba la actividad armada de la guerrilla colombiana y comenzaba el proceso de paz en el país.

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Han sido más de cincuenta años de violencia, secuestros, extorsión, asesinatos y represión. Un enfrentamiento armado que ha finalizado tras las largas negociaciones entre el Gobierno de Juan Manuel Santos y el grupo armado. Es la tregua que da paso a la paz, a la integración de las FARC en la vida política colombiana y la reordenación de un país que ha vivido durante todo este largo (y oscuro) período a la sombra de las armas. La sensación es de felicidad, pero también de haber perdido tiempo, de haber perdido a mucha gente inocente por el camino. Vamos a ver cómo han vivido colombianos que viven en España -en una distancia, muchas veces, impuesta- el comienzo de esta nueva y esperanzadora era.

Ludwig Carreño Celis, 33 años

"Considero que es una gran oportunidad para fundar el país que el pueblo colombiano tanto ha necesitado, muy a pesar que siento al país altamente polarizado, creo que aún se puede demarcar una posibilidad para aunar el propósito que todos anhelamos. Sin importar el direccionamiento político, creo que es coherente reconocer que todos no sólo deseamos la paz, sino que la necesitamos, más allá de el mal llamado 'conflicto armado'. Porque no hemos sido capaces de reconocer tampoco que hemos estado en guerra no sólo estos sesenta y pico años, sino previamente desde finales de XIX el pueblo colombiano ha tenido que padecer constantes enfrentamientos armados entre distintas posturas políticas a lo largo de la historia…". "Hay que tener en cuenta que la paz no es un fin, no es un propósito, sino el medio por el cual los futuros colombianos tendrán garantizado un país digno, con plenas garantías para ofrecer bienestar a sus habitantes, también se debe ser consiente que será un proceso extenso, laborioso, que demandará mucho de la paciencia del pueblo, que hay que empezar a sembrar con voluntad, eso es primordial, la voluntad y el respeto, que no podemos seguir descalificando o subestimando a quién piensa distinto a nosotros , no se trata del viejo y gastado cuento de la 'tolerancia', se trata de ser coherentes, si queremos paz, debemos comenzar por respetarnos y escucharnos". "Para mí ha sido bien difícil, tengo muchos sentimientos encontrados, debo reconocer que aún tengo rezagos de resentimiento por los diversos hechos lamentables durante mis 28 años allí (enumerarlos me tomaría un buen par de ediciones de VICE) y es que debemos aceptar eso que nos pasa en el interior, como colombiano, aceptar que hay dolores, que hay círculos sin cerrar, pero que este proceso no será una puerta para la impunidad, sino para reparar, para hacer memoria. Más que querer hacer historia, para fundar esperanza. A veces me dejo llevar y fantaseo otra vez estando allí, pudiendo andar tranquilo en las calles, trabajando, envejeciendo con la familia, poder ver en Colombia un lugar en dónde puedan crecer mis hijos". "Los colombianos tendremos que ser pacientes, estos procesos históricamente son largos, podrían tomar más de una generación… Y ahí debemos mostrar madurez como pueblo, no como país, como pueblo, trabajar, creo que el trabajo que se nos viene nos va a parecer interminable a veces, según con la seriedad y voluntad de paz con la que realmente se lo estén tomando (no sólo las FARC y las instituciones del Estado) sino también los inversores extranjeros, multinacionales, organizaciones sin ánimo de lucro, medios de comunicación, etc… Si no hay esa voluntad y responsabilidad con el proceso… Creo que es hora de ver a Colomobia como un lugar en dónde se puede vivir y prosperar y no sólo como el negocio de unos pocos".

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"Ser de algún país es algo que no puedes borrar jamás, está en tu acento, en tu comida, en el bailar, en la candidez de tacto… en tu imaginario, en lo que haces y cómo lo haces, es como observas al resto del mundo, nacer en un país que siempre ha estado en guerra define mucho de lo que sos hoy por hoy, y eso que soy un "afortunado" por haber nacido en una ciudad, las ciudades allí son como burbujas, uno casi no denota el conflicto, más que en la pantalla del televisor, o cuando sales de tu ciudad o cuando vez a tu ciudad afectada por el desplazamiento forzado, en el campo la cosa debe ser muy arrecha… No me lo puedo imaginar en carne propia, siempre he vivido el conflicto a través de una pantalla, ya sea como espectador o editando noticias o documentales, que es lo que ha sido mi labor… La guerra lo palpa a todo, a unos se los traga, a otros los hiere, a otros los raspa, o los raspa tanto que hacen cayo y ni siquiera sienten con certeza qué es lo que está pasando. Sólo espero que de corazón nos hagamos merecedores de esta oportunidad y de unas vez por todas, no la dejemos de escapar, nunca más". "Dicen que no hay mal que no dure cien años ni cuerpo que se le resista, dudo que los colombianos nos quede más cuerpo para resistir tanto plomo, sobre todo ese plomo que tenemos en nuestras bocas, en nuestros corazones".

Laura Ramírez Vergara, 30 años

"El acuerdo de paz entre el gobierno y las FARC en mi opinión personal es el paso necesario que se tenia que tomar para poder abrir un diálogo constructivo entre todos los colombianos, la guerra es algo que nos ha afectado a todos de alguna manera, y es momento de encontrar nuevas soluciones. El país necesita una reconstrucción absoluta y es imprescindible darle voz a todos, especialmente poblaciones invisibilizadas y las que han sido más afectadas por esta terrible guerra.

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"He intentado mantenerme lo más informada posible sobre el proceso de paz, escuchando a distintos medios de comunicación y hablando con distintas personas, intentando tener una visión más completa y diversificada del asunto. He publicado algunas cosas en mis redes sociales, con el objetivo de estar activa en las conversaciones sobre el tratado, y abrir un diálogo entre familiares y amigos".

"El post-conflicto y el futuro para mi país lo veo con ojos de esperanza, es un salto de fe, que todos estamos haciendo. El intentar imaginar un mejor futuro, un mejor país es el primer paso, Es momento que todos pongamos nuestro granito de arena, dejemos el rencor y sed de venganza atrás y ayudemos a construir el país que queremos, un país que nos haga orgullosos y al cual deseemos regresar".

"A nivel personal, la verdad siento que me a afectado levemente comparada con millones de colombianos que han vivido el conflicto de manera cotidiana. Más allá de no poder viajar a ciertos lugares del país, y haber tenido un tío secuestrado por unas semanas y escuchar sobre el conflicto diariamente en noticieros y periódicos, he estado bastante protegida".

Adriana Vera, 31 años

"He nacido y crecido en un contexto especial, el conflicto armado. He vivido cerca de las consecuencias reales, ya que mi madre es trabajadora social y socióloga, y desde que tengo uso de razón, me ha llevado con ella a hacer trabajo de campo con la comunidad. La mayoría de población de Colombia vive en la pobreza, y, desde mi punto de vista, después de trabajar cerca de la comunidad, he visto que en el conflicto armado las mujeres y niñas resultan afectadas desproporcionadamente porque son las víctimas mayoritarias de la violencia tanto en ámbitos públicos como privados y representan el mayor porcentaje de la población desplazada. La guerra no es una cuestión de genero pero lamentablemente las mujeres y los niños son los más perjudicados".

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"El desplazamiento forzado obliga a las mujeres a asumir la responsabilidad de garantizar la supervivencia de sus familias, en entornos sociales y culturales nuevos, sin las habilidades y conocimientos necesarios para acceder a la oferta laboral y gubernamental en condiciones de igualdad con los hombres y las mujeres no desplazadas y sin apoyo del Estado. Esta simultaneidad de adversidad y carencias que caracteriza las condiciones de vida de las mujeres en situación de desplazamiento, las afecta en forma desproporcionada frente a los hombres desplazados y frente a las mujeres no desplazadas".

"Creo que el tratado de paz es un gran paso para Colombia, para mí, para mi mamá, para mi familia, pero especialmente es un gran paso para aquellas familias desplazadas que lo han perdido todo, en una situación que las ha vuelto anónimas y las ha confinado en la pobreza casi absoluta".

"Ha sido muy emocionante ver como algo que parecía imposible, se haga realidad. Teniendo en cuenta que Colombia lleva más de 60 años en guerra, el tratado de paz es algo MUY importante en la historia de Colombia, y en el futuro de los hijos de mis amig@s y de mis prim@s (y los de mi hermana si es que tiene), que al parecer crecerán en un país distinto al que crecimos nosotr@s".

"Creo que por fin será un país sin miedo, sin impunidad y sin incertidumbre. Básicamente se resume en que mi madre se ha ido a vivir fuera de Colombia, porque cuando trabajas en derechos humanos, eres vulnerable a que te secuestren o te maten para callar tu voz. Y eso paso con el compañero de trabajo de mi madre. Le callaron su voz una tarde en la que iba a quedar con mi madre para una reunión, pero de casualidad, se cancelo, quedaron de verse al otro día, pero el nunca volvió a la oficina. Lo único que pudo hacer Mario antes de morir, fue esconder en el armario a su bebé, para que aquellos actores armados, no lo descubrieran. No se como lo logro ese niño, pero se salvo. Y hoy solo pienso que algún día cuando vaya a Colombia de visita, quiero buscarlo y hacer una pieza documental de quien es él hoy. Fantaseo en que es alguien muy fuerte y muy grande.

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Johan Posada, 30 años

"El acuerdo es un triunfo para Colombia, para las generaciones que nacimos en medio de esa guerra que dejó tanto horror y barbarie; para las familias de guerrilleros y militares que ahora tienen menos balas que esquivar. Es sin duda una opción para la vida. El acuerdo son casi 300 paginas, ya nos toca decidir en el plebiscito si aprobamos este acuerdo en su totalidad o hay que renegociar.. Yo confió en que esos cuatro años han sido suficientes para llegar a un punto medio de ese tire y afloje que debió de ser negociar aquello.. Apoyaré con el "sí" a la totalidad del acuerdo para que los derechos y las garantías se cumplan y así llegar a la paz con justicia social".

"A mí me pasó que cuando salí de Colombia, conocí a Colombia; muchas lágrimas e impotencia al descubrir todas las historias de un país que se sigue desangrando y vendiendo… Muchas rabia de ver el ridículo de la gran prensa en Colombia, muchas muertes en los noticieros, mucha noticia, mucho cotilleo y poca información. En Colombia muere un líder social cada seis días, muchos periodistas siguen siendo asesinados, y otra gran cantidad en el exilio".

"Recuerdo aquel 18 de octubre del 2012, estaba en Legazpi con otro amigo encerrados en una habitación y escuchando al comandante de las FARC Iván Márquez, estábamos mudos, nos mirábamos y sentíamos cada palabra dicha; aquello fue muy serio y ahí sentí que era verdad, que era posible que llegará ese díapde la tan anhelada paz. Y decíamos: "Que dejen en Paz a la Paz, que no la molesten más".

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El post-conflicto es algo muy delicado, porque en Colombia hay muchos grupos armados, otras guerrillas: ELN, Las Bacrim, Paramilitares… la paz está muy dividida y necesita unas bases muy firmes para que sea duradera y habitable. Las víctimas directas de esa guerra son fundamentales para reordenar la sociedad. Ya todo está más claro para rehacer el país, ójala que se detengan las muertes selectivas, odios e intereses para vivir esta fase de la mejor manera y poder decir algún día ceso otra horrible noche".

"Nací en guerra y hasta que viví en Colombia vi la guerra y sus estragos, la muertes se convierte en algo muy normal y hasta sin mucha importancia, al final todo esa locura se convierte en una cifra… Mi bisabuela tuvo que abandonar una vida rural y sana, vendió sus tierras por cifras irrisorias para llegar a una ciudad y morir de cáncer… Palabras como fosas comunes, masacres, asesinatos, bombas, secuestro, carros bombas, incendios, collar-bomba, ráfagas, bala, plomo, desplazamientos, estaban siempre cerca, eso te hace más inseguro, desconfiado, acelerado, momentáneo. Uno llega a reconocer que todo esto ha sido una paranoia colectiva en donde la mayoría de cosas importantes del día a día pierden su valor".

Daniel Gónima, 31 años

"Creo que fue Winston Churchill que un día dijo que la guerra la declaran los viejos y la luchan los jóvenes. En el caso colombiano, la guerra la firman los poderosos y la luchan los pobres. Y así es como terminan los pobres contra pobres, haciéndolos cada vez más pobres. Opino que es el primer paso de un camino largo. Pero por más largo que sea el camino, siempre se empieza por el primer paso y estoy feliz de pensar que nuestro país está dispuesto a soltar las armas y empezar a caminar en dirección de la paz".

"Ya es hora de buscar la salida a un conflicto que ha destruido las vidas de campesinos. Obligándolos a migrar masivamente a ciudades donde viven en la miseria y el abandono. Es hora de acabar con un conflicto que ha destruido la vida de la gente de dinero que se esconden detrás de sus paredes, porteros y escoltas cada vez más temerosos de los robos, los secuestros y las extorsiones. Tenemos que parar unn conflicto que ha acabado con la clase media, cada vez mas escasa, mas endeudada y más desconfiada de su vecino. Ya es hora de acabar con un conflicto que nos aleja cada vez más los unos de los otros. Sea como sea, el conflicto armado colombiano tiene que acabar y estoy entusiasmado de pensar que existe la posibilidad de que nos dejemos de matar los unos a los otros".

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"Soy un entusiasta, un optimista y un eterno enamorado de mi país y mi cultura. Disfruto orgulloso de representarla, compartirla y contrastarla siempre que tengo la oportunidad de viajar e interactuar con personas de todo el mundo. Este proceso de paz ha abierto un espacios de opinión, disertación y debate, no sólo entre colombianos, también con personas curiosas del mundo que se enteran, se intrigan y se preguntan sobre colombia y su futuro. Me hace inmensamente feliz ver que en el mundo hoy se habla del proceso de paz colombiano y que puedo compartir con gente de diferentes nacionalidades este momento histórico de orgullo y de esperanza y alejar poco a poco el cansino tema del narcotráfico, la cocaína, Pablo Escobar, el Rey del Mal y todas las insufribles producciones televisivas que reafirman el triste estereotipo del colombiano, ladrón, violento e intolerante".

"A mis 31 años solo he conocido una colombia en guerra. Todos los colombianos hemos sufrido en mayor o menor medida el conflicto armado y en todos los casos habrán historias de dolor. Pero opino que en este momento de la historia no es sano acudir a nuestras tragedias personales y esta no es la pregunta que en este momento nos debemos hacer. Yo creo que lo que nos pide este momento histórico es preguntarnos cómo este conflicto armado nos a afectado todos como país, como cultura. Tenemos que pensar en todas las oportunidades que este conflicto nos ha quitado, todas las mentes grandiosas que ha oprimido y todas las vidas que ha cobrado. Todos los y las deportistas, artistas, científicos apasionados e inspiradores que hemos perdido. Es el momento de pensar en todo lo que nuestro país podría ser sin el lastre del conflicto. Sin gastarnos el tiempo, el dinero, la vida y las armas matándonos los unos a los otros".

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"Hablar de la tragedia a nivel personal nos pone en riesgo de cegarnos de dolor y ver el mundo en blanco y negro. Y en este momento histórico es importante recordar que no lo es. Es importante entender que los violentos, asesinos y secuestradores no están en un solo bando. Que la violencia que ha ejercido el estado ha sido tan traumática y nociva como lo ha sido la del narcotráfico, la de la guerrilla, los paramilitares o la delincuencia común y que los impunes lo hay de todos los sabores y los colores. Al final las víctimas somos todos; en el conflicto perdemos todos".

"El post-conflicto será dificil y el futuro es incierto. El conflicto armado es el principio y el fin de muchos de los problemas de nuestro país pero hay mucho en lo que falta por trabajar. Hay que terminar con las políticas económicas que nos tienen embargados, con una población joven endeudada y desempleada. Hay que cerrar la brecha entre las clases sociales y buscar una sociedad más igualitaria. Hay que encontrar la tolerancia y el respeto por la diversidad de identidad de género y orientación sexual. Hay que buscar la forma de terminar la cultura del fantoche y el dinero fácil. Hay que acabar con la política corrupta, ladrona e intolerante. Hay que educar, hay que curar, hay que trabajar".

"Pero soy optimista y me imagino el campesino colombiano volviendo al campo rico y fértil que lo espera ansioso. Me imagino un reencuentro con nuestra riqueza natural, la flora autóctona y su infinidad de productos orgánicos y naturales. Me imagino un país libre para invertir en su infraestructura, sus ciudades, carreteras, energía limpia y renovable. Me imagino un país libre para ser descubierto con escenarios tan mágicos como Chiribiquete. Preparado para recibir al turista nacional e internacional. Me imagino un país referente mundial con un pueblo orgulloso de su cultura, de su historia y de su capacidad para sobreponerse a la adversidad. Me gustaría poder contagiar de esperanza al colombiano escéptico. Y me gustaría recordarle a los colombianos que piensan votar "no" al acuerdo de paz, que si lo que propone es la guerra, que empuñe las armas en propia mano y que no vote por mandar a la guerra a los hijos de otro".

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JOSÉ MANUEL GRUESO, 35 AÑOS

"Es un pequeño primer paso hacia la construcción de un país en paz, no es perfecto pero por algo hay que empezar".

"Se siente mucho la polarización, odio y resentimiento de un país que tiende a politizar todo. Pero no pierdo la esperanza de ver un país en paz".

"Es la etapa más complicada de todo este proceso y que más tiempo requerirá. Deberá empezar por cambios de todos y cada uno de los colombianos liberarnos de tanto odio, rencor y trabajar en la reconstrucción social del país. Sin acabar con las abismales diferencias sociales que hay en el país será una paz corta e inestable".

"Todos hemos sido víctimas de una u otra manera del conflicto armado colombiano, de uno u otro bando. Fui soldado y vi morir a otros soldados, mi padrino fue asesinado por grupos paramilitares y familiares y amigos tomaron la vía armada en algún momento. Pero más allá de eso hay que mirar al frente y trabajar todos al unísono por un país en paz".

Luis Nicolás Vázquez, 27 años

"Sin duda me genera emoción y una sensación extraña cargada de una felicidad que quizá nunca había experimentado. Simplemente creo que es una oportunidad real luego de más de 50 años de guerra con las FARC, en la que se puede poner fin al conflicto, a un conflicto que nunca he comprendido del todo y que sólo le ha dejado grandes tristezas y desilusiones a un país maravilloso. Acordar algo no es que uno de los lados se someta a lo que el otro desea, o en ocasiones a que se acuerde lo más justo. Un acuerdo requiere sacrificios, abandonar el orgullo y en ocasiones, por mas triste e injusto que parezca, dejar a un lado el dolor que se ha sentido y sufrido, todo con la esperanza y la fe en que atrocidades como las que se vivieron, jamás se vuelvan a repetir".

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"Creo que es la oportunidad para perdonar, y pedir perdón, para abandonar el rencor y darle la oportunidad a las heridas para que sanen. Es un paso enorme para el país, para ser un pueblo unido, capaz de abandonar la violencia y crecer juntos hacia una vida simplemente llena de felicidad y amor. Hoy me siento feliz porque hay un acuerdo y hay un camino para vivir en un país en el que nunca hemos vivido. Me siento así ya que este acuerdo ha generado en mi un compromiso con la vida, con el respeto, porque si es posible llegar a un acuerdo de este tipo, desde mi vida y desde mi alma, yo puedo promover la paz, abandonando cualquier gesto de violencia, respetando cada diferencia. Y pienso que uno debe ser un ser de paz para vivir y exigir una vida en paz".

"Internet es el canal por el cual llegan las noticias, y en ocasiones comentarios familiares, son los que despiertan la curiosidad en saber qué es lo que está pasando en nuestro país. Los medios de comunicación españoles transmiten la noticia desde la superficialidad, y en ocasiones como si se tratase de un tema pasajero, al que sus informativos no le dedican más de dos minutos. Quizás el clima político español está tan enrollado que lo que pase en el resto del mundo no tiene cabida para ser comunicado con profundidad y objetividad".

"Los memes y trinos, algunos por el "sí" del plebiscito, y otros por el "no", son quizá la forma por la cual más se habla de los acuerdos, imágenes, frases y un sin fin de mecanismos que lo único que buscan es desvirtuar la opinión del otro, generando desinformación, y malinterpretaciones que buscan manipular las mentes para conseguir votos, y en ocasiones para promover la cultura del rencor y el odio".

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"Es extraño vivir un acontecimiento tan importante desde tan lejos, pero quizá la distancia es la que me ha hecho ser mas consiente del conflicto. Los prejuicios, y los estereotipos que nos enmarcan en el extranjero, han despertado un interés real en mí por conocer que ocurre en mi país, por no tragar entero y creer lo primero que me cuentan".

"En Colombia tal vez no le daba la importancia que se merecía un tema como éste, estando en mi propio país era un problema de otros, estando acá me he dado cuenta que el problema es mío, y que si yo pretendo hacer parte de la solución debo informarme y no solo dejarme guiar por post y memes que hoy inundan mi Facebook".

"Tal vez lo que más espero del post-conflicto, más allá de un progreso económico, es un cambio en el pensamiento de las personas, ya que es la oportunidad de generar unión y realmente construir país juntos. La guerra distanciaba los territorios, y creaba fronteras inmensas, el presupuesto se destinaba a la guerra, y hoy creo que los recursos pueden enfocarse en la educación, la salud, y a la solución de otros problemas de fondo de nuestro país. Creo que un post-conflicto sin violencia sólo es posible si cada uno de los ciudadanos se compromete con la paz, si cambia su cultura de guerra, si abandonan esas personalidades violentas de imponerse frente al otro a través de la fuerza, sin espacio para las diferencias y el respeto. Hoy creo en un post-conflicto en el que Colombia tendrá un tiempo diferente a nuestro presente con un país encaminado a un progreso; en donde se respeta el campo y la ciudad, donde se respetan las culturas, y los recursos; donde aprovechamos que no hay guerra para crecer y ayudar a crecer".

"La guerra es un estado de incertidumbre, de angustia y dolor, un miedo constante que va mas allá de sentirse seguro o no. La guerra en Colombia particularmente es una guerra rural, y en muy contadas ocasiones tocó a las ciudades, y por fortuna para mi y mi familia, la guerra no nos tocó directamente, o por lo menos no fuimos víctimas directas de las atrocidades del conflicto. Sin embargo, personas cercanas sí vivieron el drama de esta guerra, y esto además de generar un dolor profundo, activa el miedo y crea la sensación de vivir con miedo, de vivir asustado en tu propio país, sin la posibilidad de explorar tu territorio, sin sentir la naturaleza, sin conocer los ríos, los bosques y las selvas".

"El susto constante de que en algún momento te puede tocar a tí, pero una tranquilidad hipócrita que a la vez piensa que ese drama sólo le toca a los demás. Vivir en el conflicto para un ciudadano bien acomodado, con oportunidades, con la posibilidad de tener educación, con el chance de salir del país por gusto y no buscando refugio, no es como vivir una guerra en Siria o en Afganistán. Pero para los mas humildes, los campesinos, los soldados, y para quienes han vivido la horrible experiencia del secuestro, vivir esta guerra es como vivir cualquier otra, en la que la muerte te sopla la nuca, y te arrebata lo que mas quiere, donde el irrespeto acaba con tus ilusiones y las bombas desbaratan lo poco que tienes para armar un futuro".

"Yo viví el conflicto desde un extraña seguridad, crecí en un país en guerra y sí hay diferencias a crecer en uno que no lo esta, porque el miedo se ha sentido, las amenazas han aterrorizado, pero a pesar de crecer en el conflicto nunca he estado realmente debajo de la lluvia de balas y bombas. Sólo he crecido con el miedo y la incertidumbre de pensar cuando no oiré una bomba a lo lejos sino que la oiré y me reventará los oídos, y el miedo mas grande del que a veces me sentía seguro podría ser una realidad que desgarre mis sueños y todo lo vuelva de un color gris, de ese que se parece a la tristeza".

MANUELA ELISA VERA, 33 AÑOS

"Este acuerdo representa la posibilidad de cambiar una parte de la historia de Colombia. Desde fuera es emocionante, porque nos da la sensación de que algo está cambiando. El futuro de Colombia, como de cualquier país, es algo incierto. Sin embargo, con la firma de la paz tenemos una oportunidad para hacer cosas distintas. Obviamente los problemas sociales que aquejan a Colombia no se van a resolver de un día para otro, y este pacto es solo uno de los aspectos que dan cuenta de los conflictos sociales que tenemos. Hay mucho por hacer, por construir, pero eso también depende de los actos simples y cotidianos que haga cada individuo. En mi opinión, que se firme la paz supone el comienzo de una transición enorme".

"La paz es un proceso, algo que debe desarrollarse a lo largo del tiempo. Este conflicto tiene muchas dimensiones. La firma de la paz entre las Farc y el gobierno es una de ellas, no la única. A lo largo de mi vida he sido afectada 'transversalmente', he pasado muchas situaciones de miedo, de pánico… He visto personas cercanas que han tenido que exiliarse, conozco mujeres y niños desplazados intentando salir adelante, a regañadientes he tenido que aceptar que en Colombia muere gente porque sí y porque no, porque defendían una causa o por otra cualquier cosa… a veces pienso que hay mucha gente, honestamente, "enferma de odio", una situación muy triste que ojalá, algún día no muy lejano, cambie.