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Esta es la gran diferencia, lo que separa a las escorts femeninas del profesional masculino. Una mujer cuando se dedica a este mundo no tiene necesidad, en la mayoría de los casos, de mantener una conversación con su clienta, ni de tranquilizarlo y mostrarle su comprensión. Esto se debe a que el mundo de las escorts femeninas se ve como algo "normal", los hombres no se sienten culpables de contratar sus servicios y disfrutan con el hecho de hacerlo. Todo lo contrario sucede en el caso de las mujeres. Ninguna admite pagar a un escort, ni quiere que se sepa, para ellas al igual que para la sociedad es un tema tabú el que una mujer solicite a un profesional del sexo para satisfacer sus necesidades. Este es el gran problema y la razón principal por la que los escorts masculinos están envueltos en un mar de tinieblas y misterio.Esteban Fernández escort retirado, en la actualidad se dedica a los masajes eróticos, Shiva, en la ciudad de Barcelona. Nos comenta que en un principio parece muy sencillo dedicarse a este mundo, hasta que te das cuenta que si no es a través de una agencia, es muy complicado que contacten las clientas contigo. Las listas fijas de clientas no aparecen de un día para otro. "Las mujeres buscan una seguridad, un anonimato, no quieren que salga a la luz lo que están solicitando, por lo que contactan con la agencia que menos declaraciones públicas ha realizado sobre su servicio", comenta un profesional de este ámbito.Algunas de las usuarias solo quieren divertirse. Sin embargo, esta no es la regla general.
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Otra de las anécdotas divertidas le sucedió a Lucho, un escort masculino que se dedica al mundo porno. Eso sí, no debemos confundir escorts con actores, son algo muy diferente, pero en este caso, se da la casualidad de que van de la mano en esta persona. "La historia sucedió en uno de mis viajes al extranjero con una de mis clientas, a Marrakech. Íbamos caminando por la ciudad cuando a ella le apeteció entrar en una teteria típica de la zona. Por casualidades de la vida en el interior, ¡había una clienta mía habitual de Barcelona! Y por si esto no fuera poco, ¡estaba acompañada de su marido! Me tuve que hacer el sueco, como si no la conociera para que ni mi clienta ni su acompañante se enteraran de que nos conocíamos. El caso es que a la noche me mandó un mensaje comentándome la buena jugada que habíamos hecho. Resultó excitante y divertido para ambos".La tercera anécdota le sucedió a un escort que ya no se dedica a esta profesión. Unas amigas habían comprado una tarjeta SIM nueva para mandarle mensajes a otra que vivía sumida en un matrimonio desde los 17 años. Tenía sobre 30 y nunca había estado con ninguna otra persona, por lo que sus amigas decidieron darle un empujoncito para que tuviera una aventura. Llamaron a este escort para comentarle la jugada. Ellas hablarían a través de mensajes con la clienta haciéndose pasar por él hasta que terminaran concretando un encuentro. El juego al final fue como ellas habían pensado. Tras un par de meses hablando a través de mensajes, quedaron en verse una sola vez, en un hotel, con escasa iluminación. El trato era que se acostarían ese día y todo se acabaría, para siempre. Ambos aceptaron, y nunca más volvieron a mantener contacto. Por su parte, el escort sí tuvo noticias de las amigas, que le comentaron que ¡era otra mujer! Mucho más simpática, extrovertida y que incluso su relación de pareja había mejorado.Como veis hay anécdotas de todo tipo y mujeres de 20, 30, 40 o 50 que deciden disfrutar de su sexualidad a través de la contratación de un profesional que las pueda comprender y hacer sentir bien, sin juzgarlas ni criticarlas. El problema quizá es que la sociedad parece no estar todavía preparada para admitir esta necesidad, por lo que este trabajo sigue pareciendo a veces el juego del escondite. En nuestra sociedad los hombres pueden conseguir sexo cuando le apetece pero la mujer tiene que esconderse y ser discreta. ¿Hasta cuándo vamos a seguir así?"Me llamaron solicitando el servicio de un escort de raza negra, alto, con cuerpo atlético y bien dotado".