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Música

Hablamos con el tipo que creó la mayor colección de carteles punk del mundo

La imagen gráfica del punk fue creada por decenas de diseñadores anónimos. La Mott Collection es un homenaje a ellos y a aquella época.

​(Este artículo apareció originalmente en Vice España)

​Imagina la habitación de un adolescente en Pimlico, Londres. Es 1976, el punk acaba de reventar en Reino Unido, tiene las estanterías llenas de discos y de fanzines y las paredes están totalmente cubiertas de carteles y flyers de conciertos. Hay tantos que los nuevos que agarró el último fin de semana los coloca encima de los viejos.

Ese chico se llama Toby Mott, tiene algo más de 12 años y sin saberlo está dándole forma a la mayor colección de material gráfico punk del mundo. Con los años, todo ese material acabará en unas cajas en el desván de sus padres y ahí se pasará 30 años. Él se irá a Estados Unidos, se convertirá en artista. Hará portadas para Public Enemy, para De La Soul, volverá a Londres y un día unos compas del MUSAC, el Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León le propondrán exponer todo ese material en León, España​. Así nacerá la Mott Collection que ahora se ha condensado en un libro Oh So Pretty. Punk In Print, que acaba de editar Phaidon.

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Decidí hacerle una llamada por Skype a Toby para que me hablara un poco más de su colección, de cómo nació y por qué.

Flyer de un concierto de The Clash. Todas las fotos cortesía de Toby Mott

Noisey: Tu colección de carteles, flyers y fanzines punk es la más importante del mundo ¿Cómo empezaste con ella? 
Toby Mott: Todo empezó cuando era un adolescente. Crecí cerca de Kings Road en Londres. Me encantaba la música y empecé a ir a todos los conciertos y a tiendas de discos como Recordsville o Rough Trade. Allí agarraba todos los posters y todos los fanzines que encontraba. Todo lo que podía. Ese fue el principio de mi colección.

¿Cómo era la escena punk de Londres al principio? ¿Crees que ha sido demasiado mitificada? 
Aquel momento fue increíble, fue muy apasionante. Realmente fue algo único, y creo que sí, que se ha mitificado, pero que el mito tiene una base lógica. Realmente fue maravilloso vivir el nacimiento de ese movimiento tan dinámico e inspirador para tantos jóvenes de todo el mundo. Creo que el mito se basa en algo real, por eso la gente sigue acordándose de toda aquella escena 40 años después.

Me ha hecho mucha gracia que en la intro del libro hablas sobre los "punks de plástico del fin de semana". ¿Había muchos de esos? 
 La verdad es que sí. El punk se hizo popular muy rápido. Pronto algunos de aquellos grupos empezaron a aparecer en Top of the Pops, como los Sex Pistols en 1977. Y eso hizo que de alguna forma el punk se pusiera "de moda" entre mucha gente que se lo tomaba así, como una moda. Se podía distinguir a esa gente porque durante la semana cambiaban completamente su atuendo.

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Mis amigos y yo creíamos que esa gente eran lo peor, nosotros vivíamos el punk día y noche y para ellos solo era una moda de fin de semana.

El flyer de un concierto de The Adverts

¿Cuando deja de ser tu colección un simple montón de recuerdos para convertirse en la "Mott Collection"? 
Bueno, en realidad la primera vez que mis carteles, flyers y demás se expusieron como una colección fue en España, en el MUSAC de León en 2010. Los agentes del museo vinieron a Londres a ver mis cosas y me pidieron exhibirlas allí. Y en realidad aquello fue lo que me hizo pensar en montar más exposiciones y en contactar con editores, lo que finalmente ha dado como resultado el libro que tienes entre manos.

¿Has añadido objetos a tu colección a lo largo de todos estos años o la has ido ampliando con el tiempo? 
Bueno, hay personas que algunas veces me donan algo de su material para que forme parte de mi colección. También he hecho alguna compra si creo que es relevante para la colección. Pero el núcleo, las claves de la colección, podríamos decir, son ese material de punk inglés que recopilé yo mismo entre 1976 y 1980.

¿Qué tipo de objetos forman la colección? 
Inicialmente fueron carteles que tomaba de tiendas de discos y después fui añadiendo flyers que se repartían cuando ibas a conciertos. Cuando salías de las tocadas siempre había gente que te daba propaganda de los conciertos que habría la semana que viene y las siguientes. Luego llegaron los fanzines y las revistas que compraba en los conciertos o en las tiendas de discos. Así fue como se formó la parte más importante de mi colección.

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Y con respecto a los objetos de la colección, ¿seguías a alguna banda más que a otra cuando la empezaste? 
Yo coleccionaba cosas del Reino Unido, solo cosas de papel, nunca me dio por coleccionar camisetas ni ropa, y todo de ese momento. Las bandas que seguía eran las que surgieron en Londres en aquella época como The Clash, Adam and the Ants, 999 y un poco más tarde Crass.

Un flyer de Crass

¿Conocías a las personas y diseñadores que estaban detrás de los objetos que coleccionabas? 
En realidad hay muy pocos nombres o autores que hayan trascendido de toda la gente que hizo esos diseños. Jamie Reid, el autor que trabajó en toda la parte gráfica con los Sex Pistols, siempre fue una figura clave, un nombre importante. Como también lo fueron Linder Sterling, que hizo algo parecido con los Buzzcocks, y Peter Saville, con New Order.

Pero la mayoría del material fue realizado por manos anónimas. Normalmente fans y gente que no pretendía que su nombre se hiciera famoso, ni eran profesionales. Esto se ve en la energía, la fuerza y la espontaneidad de muchas de las piezas. Estos artistas anónimos eran parte del movimiento.

¿Has tenido oportunidad de conocer a alguno de estos artistas anónimos? ¿O esta gente se desvaneció completamente? 
No a muchos. Cuando se inaugura una exposición, casi siempre se me acerca gente y me dice "Yo hice esto" o "Yo estaba allí cuando esto se hizo". Me encanta escuchar las historias de estas personas, sus anécdotas… Es muy bonita esa conexión directa con ellos.

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¿Cómo conseguiste mantener los objetos de la colección a lo largo de todos estos años? Quiero decir, pocas colecciones de la adolescencia superan la limpieza de una casa a lo largo de tantos años. 
Crecí en un ambiente artístico, estudié en una escuela de arte y todo eso, y siempre les di la importancia que al final han acabado teniendo. Las conservé como muchos otros papeles de mi infancia. Para mí siempre ha sido algo instintivo, sobre todo por el valor personal que estas piezas tienen para mí.

Cuando me fui de casa de mis padres y luego viví durante muchos años en Estados Unidos, todo el material se quedó en el desván de mis padres. Y cuando volví a Londres, lo primero que hice fue recogerlo. Había pasado allí unos 30 años.​​

Tuvo que ser fuerte redescubrir todo ese material 30 años después, ¿no? 
La verdad es que al ver todo el material junto, la sensación es bastante potente. No ha envejecido nada. Y luego, como te contaba antes, de ahí se fue directo a León, donde fue expuesto por primera vez. Un poco raro, ¿no?

La verdad es que sí. Hablemos un poco de música, ¿cómo valoras la evolución del punk desde 1980? 
El punk evolucionó en bandas como Joy Division, New Order, etc. Después hubo otra oleada con Crass o Poison Girls. Por mi parte yo tiré un poco por la música electrónica y estuve trabajando con Public Enemy, De La Soul y otros músicos de hip hop durante los 80 en los Estados Unidos y creo que el hip hop en aquella época tenía la energía del punk.

Creo que el espíritu del punk sigue totalmente vivo. Quizá ya no está acompañado de la misma música, pero el espíritu del punk sigue presente en el arte actual.

¿Crees que, como Rick Poynor escribe en el artículo incluido en el libro, el estilo gráfico del punk ha sido "aceptado" por el mainstream y que de alguna forma lo mainstream está intentando domarlo y finalmente absorberlo? 
Creo que con el paso del tiempo cualquier cosa que sea auténtica y que toque lo más profundo de la gente, como lo hizo el punk, está predestinada a ser absorbida y utilizada por las marcas de moda, las grandes empresas y la publicidad para llamar la atención de los jóvenes. Y el punk tiene esa energía y esa "línea directa" de comunicación con los jóvenes. Y eso es lo que buscan las marcas de ropa o de skate. Pero eso no hace menos al punk. Esas marcas pueden aprovecharse de la parte superficial del movimiento, pero nunca llegarán a absorberla ni afectarán a su esencia.

Gracias, Toby.