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COLOMBIA

La firma de la paz en Colombia abre un nuevo futuro para la comunidad LGBTTIQ

Las FARC persiguió a los miembros de esta comunidad e incluso los obligaba a hacerse exámenes de VIH y en otras ocasiones los forzaban a realizar acciones en contra de su voluntad. La desaparición de la guerrilla genera grandes expectativas.
Imagen vía EPA

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Este artículo fue publicado originalmente en ¡Pacifista!, la plataforma de contenidos para la generación de paz de VICE Colombia.

Desde hace cerca de 20 años, varios colectivos que trabajan por los derechos de la comunidad LGBTTIQ en Colombia decidieron instaurar el 23 de agosto como el Día Nacional de la No Homofobia. Lo hicieron a pesar de que ya existía un día mundial dedicado a la misma causa, el 17 de mayo, para conmemorar la muerte de uno de los fundadores del activismo LGBTTIQ en el país, León Zuleta, y dedicarle una celebración aparte a las luchas propias de esa comunidad en Colombia.

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Este año, la celebración sirve como pretexto para discutir las nuevas posibilidades que una Colombia sin las FARC puede ofrecer a la comunidad LGBTTIQ a lo largo del país.

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"Varios colectivos LGBTI acordamos que, así como era importante conmemorar la fecha internacional, era importante conmemorar una fecha propia, ya que Colombia es un país donde la discriminación por género sigue siendo muy alta y, por tanto, hay una deuda inmensa con el sector LGBTTIQ", le dijo a ¡Pacifista! Armando Villota, director de la Corporación Agora Club, un colectivo nariñense —del departamento de Nariña— que lleva cerca de 17 años defendiendo los derechos de esa comunidad en varias regiones y que este año, junto al Centro Nacional de Memoria Histórica, organizará la celebración del Día Nacional de la No Homofobia en el municipio de Pasto.

Según el documento 'Entre el miedo y la resistencia', realizado por las organizaciones Colombia Diversa, Caribe Afirmativo y Santamaría Fundación, en 2016 se registraron 108 homicidios de personas LGBTTIQ en el país, una cifra que disminuyó —en ocho casos— respecto a la cifra de 2015.

La Defensoría del Pueblo, por su parte, registró 92 casos en 2015 de personas LGBTTIQ atendidas por esa entidad, de los cuales 25 por ciento fueron asociados al conflicto armado. Sin embargo, los estudios sobre el fenómeno, las organizaciones y el mismo Villota sostienen que hay un alto subregistro de las violencias hacia gays, lesbianas, bisexuales y trans en Colombia, lo que hace imposible saber las dimensiones exactas del problema.

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Dentro de las situaciones que contribuyen al subregistro están la invisibilización de la comunidad por parte de entidades estatales, está el miedo a revelar la sexualidad cuando no ha sido discutida con los familiares y las limitaciones para acceder efectivamente a la justicia.

Así lo afirma la ONG Vivir bajo sospecha en el informe que publicó Colombia Diversa la semana pasada y que documenta dos casos de violencia contra miembros de la comunidad LGBTTIQ por parte de grupos armados: uno en 2000, cuando la guerrilla de las FARC persiguió activamente a miembros de la comunidad LGBTTIQ en Vistahermosa, Meta, el centro de Colombia, y obligó a la población del municipio a realizarse exámenes de VIH.

El otro en 2003 en San Onofre, Sucre, al norte del país, donde el Bloque Montes de María de las AUC (Autodefensas Unidas de Colombia) forzó a varios hombres gays y a una mujer trans a participar en peleas de boxeo en una fiesta organizada en honor a uno de los comandantes.

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Según el informe de la ONG Colombia Diversa, en los municipios en que los grupos armados tenían el control territorial, era común que también ejercieran un control social que determinaba desde quienes podían transitar libremente a otros pueblos, a los lugares públicos y las horas en que se podían frecuentar, hasta la forma de vestir, el corte de pelo y el uso de aretes.

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Varios testimonios de personas LGBTTIQ, que recoge el documento, dan cuenta de territorios en los que dar a conocer la orientación sexual era ponerse en peligro de ser desplazado, golpeado, humillado públicamente e, incluso, insinúa uno de los entrevistados, violado.

De acuerdo con el Registro Único de Víctimas (RUV), en Colombia se han registrado 1.818 víctimas LGBTTIQ durante el conflicto armado: 366 casos en los que el agresor ha sido paramilitar y 287 en los que el responsable es un grupo guerrillero. Pero los datos, de nuevo, son insuficientes: la ausencia del Estado, la legitimación de las violencias hacia personas LGBTTIQ por parte de las comunidades y la presencia de grupos armados han hecho invisible el fenómeno. Sin embargo, la desmovilización de las FARC prometería un cambio posible.

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"El hecho de que Las FARC hayan reconocido que han vulnerado al sector LGBTTIQ ha permitido que líderes y liderezas hayan visibilizado sus problemáticas. (…) Desde que empezó el proceso de paz, mucha gente se ha visibilizado y ha podido trabajar en procesos colectivos", afirma Armand Villota, quien además asegura que los colectivos LGBTTIQ han apoyado el proceso de paz con Las FARC desde el principio como una apuesta por la erradicación de las violencias hacia esa comunidad.

"Sabemos que [la guerrilla de Las FARC] no es el único generador de violencia. Haciendo un recuento histórico nos han vulnerado casi todos los actores sociales, incluyendo la familia. Pero creemos que firmar con uno de los tantos vulneradores es sentar un precedente".

Según Villota, en la costa pacífica y en varios municipios de Colombia ya se empiezan a ver los cambios en la forma en que se discute y se piensa a la comunidad LGBTTIQ. Según él, ya se habían dado situaciones en las que en una misma mesa se han sentado miembros del secretariado de las FARC e integrantes de comunidades religiosas a trabajar junto a representantes de la comunidad LGBTTIQ, algo impensable hace algunos años.

"Todo es parte de un proceso y los primeros pasos, así sean pequeñitos, ya se han ido dando", terminó Villota.

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