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La revista FourFourTwo declara a Maradona el mejor futbolista de todos los tiempos

Para la prestigiosa revista inglesa, como "El Diego" no hay dos.

Las clasificaciones de cualquier tipo jamás dejarán contentos a todos, pero son necesarias. Uno de los temas que más enloquece a los aficionados al futbol es determinar quién es el mejor exponente de the beautiful game en la historia de la humanidad. Se trata de una discusión, un conflicto, que ha terminado con infinidad de amistades, tal vez noviazgos y matrimonios, y relaciones laborales. ¿Pelé? ¿Maradona? ¿Messi? ¿Ronaldinho? Todos tienen un favorito, y los medios deportivos tampoco se quedan atrás (basta ver la pugna entre los diarios españoles que buscan ensalzar a sus figuras Messi y Ronaldo siempre que pueden).

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Para la prestigiosa revista inglesa FourFourTwo, Diego Armando Maradona es el más grande entre grandes.

Maradona es el único futbolista que ha sido capaz de despertar tanta pasión que posee una iglesia que presume como estandarte, por supuesto, su nombre. Jesús de Nazaret no existe en Argentina, ni en Nápoles; su dios predica el evangelio con los pies y no con las palabras. ¿Cuáles fueron los parámetros bajo los que la revista decidió darle el máximo premio al argentino? Fácil: Verlo jugar. Para Andrew Murray, el valiente autor que decidió otorgarle tan codiciada distinción, argumenta que "si has visto a Maradona con un balón a sus pies, entenderás".

"El Diego" tiene el perfil perfecto para ser nombrado el más grande: Nos regaló para la posteridad la jugada más famosa de todos los tiempos, "La mano de Dios"; hizo del Napoli una escuadra temible y, sobre todo, le regresó la ilusión a toda una ciudad, no sólo a los seguidores del equipo; ganó la Copa del Mundo con Argentina en México 1986, y su estilo de juego cambió por completo el paradigma del futbol conocido hasta ese entonces. Las controversias de su vida personal también cuentan cuando se trata de forjar un personaje trascendental. Maradona lo tuvo todo como futbolista: éxito, excesos, trofeos, amor incondicional, elogios, envidias, lágrimas de agradecimiento, reconocimientos tangibles e intangibles, problemas, y un control divino para mantener pegado el balón a sus piernas durante 90 minutos.