Este texto es una colaboración entre Budweiser y VICE.Hay pocos lugares que me daban más miedo visitar que Rusia. Entre el racismo, la homofobia, la distancia, los videos de meteoritos y la extrema dureza de la policía, pensaba que Rusia era demasiado inhóspito para ir.
Después de un viaje de casi 24 horas, aterricé en el Aeropuerto Internacional de Moscú y mi primer enfrentamiento en tierras rusas fue durante el control de pasaportes. La agente de migración que revisaba mi visa comenzó a discutir con un superior, salió de la cabina y con ese acento ruso que parece que vuelve matones a todos, dijo en un inglés muy roto: "Sígueme". Me volteé nervioso a ver dónde estaba el resto de mi grupo, sudé y traté de explicarle que no venía solo. Ello sólo respondió: "No te entiendo", cosa que me puso aún más nervioso. Lo único que pasaba por mi cabeza es que íbamos al "cuartito especial" del aeropuerto, ese que es para los detenidos y potenciales deportados, pero no, sólo me llevó a otra fila y me dijo: "Tú vas por ahí". Había exagerado.
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Eso me hizo pensar que mis siguientes días en Moscú y Kazan dependían más de mí que de los rusos mismos.
FIESTA
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"La diferencia real entre Moscú y Kazan es la gente", me dijo Daniel, "en Moscú el ambiente es más déspota, son serios y sonríen poco. En Kazan son hospitalarios, aunque en ninguno de estos dos lugares se habla inglés y mucho menos español". Uno se las arma con sus propios medios para comunicarse y se logra.
CULTURA
Restaurante del Instituto Strelka.La comida rusa me la imaginaba como un desfile interminable de papas asadas, pero es mejor de lo que imaginas. Moscú tiene lugares de cocina nueva como el Strelka, que además de ser restaurante, con sus ingresos mantiene un instituto de arte y diseño urbano. Este instituto esta justo frente a la Catedral de Cristo Salvador de Moscú, la cual en la era soviética fue el Palacio de los Soviets y en los 90 volvió a ser catedral.También puedes encontrar toda la comida tradicional, como los Pelminis (en ruso, пельме́ни) del Café Pushkin, o el caviar y vodka, pero si quieres explorar algo más atrevido puedes comer caballo —que no sabe nada mal, por cierto—. El caballo es un platillo "premium" en Rusia y no lo puedes comer donde sea. En la mayoría de lugares lo venden como carne seca o fiambre. En realidad el sabor confirma el mito de que la cecina mexicana es de caballo porque a eso sabe: salado, seco y es de color rojo.
COMIDA
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RUSIA NO ES COMO LO PINTAN, ES MEJOR
El Metro es fuente de orgullo. El primer metro lo construyó Stalin y, aunque Stalin ya no es fuente de orgullo, su metro sí lo es. Vale la pena tomarlo y si lo toman y van a la estación de Ploshchad Revolyutsii (Moscow Metro), soben el hocico del perro, el gallo o el pene del nene porque es de buena suerte.
El contraste de empresas gringas en alfabeto cirílico es rarisimo. Desde los lugares de hamburguesas hasta el pollo frito, pasando por la cadena de café, todo está en ruso y es raro ver así el mundo.
POLICÍA
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El mundo en que vivimos siempre tiene dos caras
La realidad es que Rusia es para los que quieren viajar en sus propias condiciones y yo quiero volver a seguir explorando un país que tiene demasiado que ofrecer a los que les gusta descubrir cosas nuevas entre amigos.