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VICE World News

Hablamos con los migrantes afganos que se preparan para el duro invierno en las calles de París

Cientos de personas de Afganistán han estado dependiendo de las donaciones de organizaciones benéficas locales y grupos de ayuda para sobrevivir a las bajas temperaturas en la capital francesa.
Foto di Lucie Aubourg/VICE News
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Decenas de sacos de dormir se alinean junto a las paredes de una plaza pavimentada en algún lugar en el corazón de París. Los hombres han desaparecido dentro de sus sacos de dormir, sólo asoman los extremos de sus cabezas. Estamos a mediados de diciembre y la temperatura se encuentra pocos grados por encima del punto de congelación.

Pocos meses después de varias evacuaciones de los campos de refugiados improvisados en París, cientos de inmigrantes se preparan para pasar los meses del invierno durmiendo a la intemperie en las calles de la capital francesa.

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Muchos de los que duermen bajo los arcos de piedra de la plaza Raoul Follereau — a escasos metros de la estación de tren Gare de l'Est, en el 10º Distrito de la ciudad — son de Afganistán. Rodeada de edificios residenciales de de seis u ocho plantas, la plaza ha servido durante mucho tiempo como refugio para migrantes sin hogar porque rara vez está ocupada y sus arcos proporcionan protección.

Pero en los últimos meses se ha producido un fuerte aumento en el número de migrantes que dependen de la plaza para encontrar refugio nocturno.

Los migrantes duermen bajo los arcos de la plaza Raoul Follereau, cerca de la estación de tren Gare de l'Est, en el distrito 10 de la capital francesa. (Imagen por Lucie Aubourg/VICE News)

Cada mañana, alrededor de las 6 am, la policía se presenta para despertar a los migrantes y sacarlos de la plaza. Los migrantes regresan cada día al caer la noche, disponiendo cuidadosamente sus sacos de dormir y mantas para protegerse del frío.

Muchos de ellos se encuentran en tránsito, esperando que su estancia bajo los arcos sea de corta duración. Mohammadi, un afgano de 21 años, de la provincia de Kapisa, al norte de Kabul, explica a VICE News comenzó a acampar en la plaza hace unos días. Mohammadi parece mayor de lo que dicen sus años. "La gente dice que parezco de 30", cuenta en impecable Inglés. "Es porque he atravesado algunos momentos muy difíciles".

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Mohammadi llegó a Europa por primera vez con 15 años. Al llegar al Reino Unido en 2009, se le asignó una una familia de acogida, quienes lo alimentaron y enviaron a la escuela. Cuando cumplió los 18 años, el gobierno lo "deportó", enviándolo de regreso a Afganistán, dice.

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"Cuando llegué a casa y vi la situación allí, cómo mi familia y amigos estaban viviendo, no podía quedarme. Decidí partir", narra el joven, quien tiene tres hermanas y cuatro hermanos. "Hay una guerra en Afganistán. Hay combates cada día. Muere gente cada día". Mohammadi tiene la esperanza de regresar a Inglaterra en un futuro próximo.

A pocos pasos de distancia, otro migrante nos dice en francés que le gustaría volver a Suiza, donde vivió entre 2009 y 2014 — al principio en un centro de migrantes, y luego en su propio departamento. También él fue finalmente deportado.

Otros migrantes nos cuentan que ya han presentado sus solicitudes de asilo, o que están a la espera de reunirse con los voluntarios del grupo de defensa de los refugiados France Terre d'Asile [Francia Tierra de Asilo], que les ayudarán a rellenar los formularios.

"El de los refugiados"

En comparación con otros países de la Unión Europea (UE), Francia recibe relativamente pocas solicitudes de asilo de refugiados afganos. De acuerdo con la Oficina Francesa de Protección de Refugiados y Apátridas (OFPRA) 472 refugiados afganos presentaron solicitudes de asilo en Francia en 2014, un 17 por ciento más que en 2013. En 2014, los afganos representaron el segundo mayor grupo de solicitantes de asilo en el UE después de los sirios.

"Muchas de las solicitudes de asilo reflejan el declive de la situación de seguridad, con todas las consecuencias [de esa disminución], incluyendo el miedo a la persecución y amenazas graves", expresó la OFPRA en su informe anual de 2014. Muy pocos de los migrantes que actualmente duermen en la plaza Raoul Follereau están dispuestos a decir por qué huyeron de su país de origen, pero varios sugieren que han sido perseguidos.

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Migrantes se reúnen bajo los arcos de la plaza Raoul Follereau, en el centro de París. (Imagen por Lucie Aubourg/VICE News)

El miércoles, los voluntarios del grupo Sciences Po Refugee Help — una organización puesta en marcha este año por estudiantes de la universidad de París — estaban en la plaza, prestando ayuda a los migrantes. John Bingham, de 21 años, ha estado visitando a los migrantes durante un par de meses. Cada día, durante su camino a la plaza, se detiene en una panadería cercana para recoger el pan del día que no se ha vendido. "Buenas noches, soy el de los refugiados", grita a través de la puerta de metal de la tienda. El panadero levanta la persiana y en silencio le entrega una bolsa.

Los voluntarios — algunos de los cuales saben farsi, uno de los idiomas que se hablan en Afganistán — reciben una cálida bienvenida. Aparte de la distribución de alimentos y ropa de abrigo, los voluntarios también ayudan a los migrantes a acceder a consultas médicas en el hospital de Saint-Louis. Dos migrantes procedentes de Pakistán — los únicos refugiados paquistaníes que conocimos — tienen la esperanza de ver a un médico por la mañana. Uno de ellos explica que estaba teniendo problemas para caminar "a causa del frío".

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"Es escandaloso", dice John, que estudia Sociología Política en Sciences Po. "Mucha gente ha estado acampando aquí durante siete u ocho años, pero nunca a esta escala".

Una situación que no se resuelve

Algunos de los residentes locales no han reaccionado muy amablemente con la decenas de inmigrantes que duermen en la plaza cada noche. John nos dice que una noche un vecino arrojó agua a los migrantes desde su ventana. "Yo estaba allí, distribuyendo mantas bajo los arcos", relata a VICE News. "El hombre nos arrojó agua gritando '¡Fuera!'".

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Mohammad, de 30 años, oriundo de la provincia de Parwan, en Afganistán. Dejó cuatro hijos atrás y ha estado durmiendo en la plaza durante un mes y medio. (Imagen por Lucie Aubourg/VICE News).

Los residentes asistieron a una reunión en julio para discutir la "situación de los exiliados en el barrio." De acuerdo con el acta oficial de la reunión, estuvieron de acuerdo "por unanimidad, que el gobierno no está cumpliendo con su deber de albergar a este pueblo que lo necesita".

Pero el uso de la plaza por parte de los migrantes sin hogar no es un fenómeno nuevo. De acuerdo con la junta vecinal local que se reunió en julio, los inmigrantes comenzaron a asentarse en torno a la Gare de l'Est ya en 2004 — dos años después del cierre del infame campo Sangatte, un almacén en Calais que funcionó como campo de refugiados desde 1999 hasta 2002.

En 2009 el ayuntamiento prohibió a lo migrantes acampar en el jardín Villemin, un parque que se encuentra junto a la plaza. Si bien cambiaron su improvisado dormitorio a los arcos cercanos, los migrantes todavía se congregan en los jardines durante el día para encontrar un poco de descanso en los bancos públicos y hacer uso de los baños.

(Imagen por Lucie Aubourg/VICE News)

En julio, las autoridades pidieron a la sucursal local del ayuntamiento "organizar una mesa redonda con la mayor cantidad de actores locales como sea posible, incluyendo activistas y testigos que puedan hablar de la situación sobre el terreno, con el fin de encontrar soluciones juntos". Los residentes también elevaron su propia petición para una reunión.

En declaraciones a VICE News, las autoridades locales confirmaron que "una mesa redonda sobre las condiciones de vida de los migrantes en la plaza Raoul Follereau" ha sido programada para el 17 de diciembre. La reunión no estará abierta al público, pero una serie de grupos de defensa de los inmigrantes — incluyendo Sciences Po Refugee Help y France Terre d'Asile — han sido invitados. Dominique Versini, teniente del alcalde a cargo de la solidaridad y lucha contra la exclusión, también estará presente.

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Mientras tanto, los migrantes han estado esperando el frío en la oficina CAMRES, una pequeña organización benéfica local, cuya oficina está a sólo unas calles de distancia. Cada mañana, CAMRES entrega bebidas calientes. Dos veces a la semana, ofrece desayuno, asistencia jurídica y talleres.

'Todos los afganos que han pasado por París han estado aquí'.

"Todo el mundo, sin distinción, es bienvenido aquí, pero yo creo que todos los afganos que han pasado por París han estado aquí. Hay muchos en este momento", dice Yannick Chignier, uno de los gerentes de CAMRES. "Los que comparten una nacionalidad experimentan una tendencia a juntarse", señala, y agrega que uno de los trabajadores sociales del grupo ha aprendido persa con el fin de comunicarse con los migrantes afganos que acuden a la organización.

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Unos días más tarde, al visitar las oficinas de CAMRES, nos topamos con Mohammadi. Después de pasar la noche bajo los arcos bajo el frío, estaba allí para cargar su teléfono. "Traté de partir hacia Calais esta mañana, pero la policía me detuvo en la estación. Es la segunda vez", dice, con una mirada de desesperación en sus ojos. "Me gustaría volver al Reino Unido porque todos mis amigos están allí. Pero ahora no se muy bien qué hacer".

La noche anterior, un grupo de voluntarios había intentado disuadirlo de subir a un tren para Calais en la cercana estación Gare du Nord, explicando que la situación en el puerto del norte de Francia está muy tensa y que el cruce a Inglaterra es realmente peligroso. "Lo sé, pero no puedo seguir durmiendo en las calles", fue su contundente respuesta.

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