La Guía Noisey para entrarle a Soundgarden

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Música

La Guía Noisey para entrarle a Soundgarden

Chris Cornell tenía una voz como ningún otra. Si no estás familiarizado con ella, aquí hay cinco lados de Soundgarden que tienes que explorar.

En una de las escenas más memorables de This Is Spinal Tap, el peludo bajista Derek Smalls, interpretado por Harry Shearer, intenta pasar por los filtros de seguridad de un aeropuerto, pero una y otra vez activa los detectores de metal. Después de que el sensor indica fuertemente que hay algo detrás de su cinturón, él sospechosamente se quita los pantalones y revela su misterioso objeto de contrabando: un pepino envuelto en aluminio que estaba detrás de sus calzones. Si el personaje de Shearer representaba todo lo que era ridículo sobre el mundo del rock pesado, entonces los integrantes de Soundgarden eran como esos agentes del TSA que detectaron el pepino —los espectadores poco impresionados que sacudían sus cabezas por lo falaz (y fálico) que era todo.

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Lo suficientemente viejos para haber crecido escuchando el progre y proto-metal de los 70, pero lo suficientemente jóvenes para desarrollar detectores punk de lo falso y lo pomposo, Soundgarden surgieron a finales de los 80 para reestablecer la majestuosidad del hard rock clásico —los riffs blueseros demoledores, los ritmos que rompen la escala de Richter, los aullidos que se corean por todas las gradas— pero quitándole los ornamentos y la pompa. Vieron en dónde se habían equivocado sus ídolos —ya sean los innecesarios álbumes conceptuales, la misoginia sin sentido, o el uso de kimonos— y ofrecieron corregir el rumbo de las cosas hacia las sus partículas más elementales. Chris Cornell, por ejemplo, declaró en la revista Rolling Stone en 1989 que "Led Zeppelin son unos idiotas que escribieron súper buenos riffs;" Soundgarden, en consecuencia, heredó el poderoso groove de la banda, pero se aseguraron de que sus letras fueran zonas libres de Tolkien, optando mejor por advertirnos de los inminentes desastres ambientales, de combatir el machismo, y de examinar a profundidad los efectos de las enfermedades mentales.

En su punto más álgido, a principios de los 90, Soundgarden parecían tan seguros de sí mismos y tan omnipotentes, que era fácil dar por sentado que varias de sus mejores canciones eran sobre sentirse débil, solo y desilusionado —el peso acumulado de la desesperación permea su catálogo, y es más denso que cualquiera de sus riffs. Los gritos de Cornell, que podían reventar ventanas, han sido muchas veces comparados con los de Robert Plant, pero mientras que el vocalista de Led Zep llegaba a las notas altas para emular un orgasmo, Cornell lo hacía para transmitir pánico y terror.

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Desafortunadamente, la temática sombría de la música de Soundgarden probablemente se vuelva en las próximas semanas su característica distintiva, tras el inesperado suicidio de Cornell, quien se ahorcó la semana pasada. Los demonios que muchos de sus fans asumían estaban durmientes de pronto se sienten revitalizados, haciendo imposible el escuchar canciones como "The Day I Tried to Live," "Like Suicide," y "Pretty Noose" de la misma manera. Pero pese a este trágico desenlace, sería un error relegar a Soundgarden al plano de los miserables del grunge. Su letra más citada puede que haya hecho equivalente el estar deprimido con vivir en Minnesota, pero su música habitó muchos estados anímicos distintos.

¿Así que quieres entrarle al: Soundgarden popero?

La creencia popular sugiere que el Nevermind de Nirvana barrió con el hair metal de un jalón, pero en realidad, apretaron el botón del detonador a la distancia —Soundgarden fueron los que realmente plantaron la bomba que explotaría. Fueron unos de los mejores agentes dobles del rock, siendo la única banda de SST que se sintió lo suficientemente cómoda abriéndole a Guns N' Roses, los chicos punk que se meaban en el ponche del Headbanger's Ball de MTV.

En su entrevista de 2014 con Marc Maron, Cornell describió la experiencia de escuchar una de sus canciones, el sencillo de 1990 "Get On the Snake," en una estación de radio comercial por primera vez: "La escuché en la radio entre Tom Petty y algo más, y pensé, '¡Esto funciona!'" Ciertamente, la canción seguía el mismo estándar que una canción de hard rock pre-grunge: un riff de guitarra grasoso, ideal para pulir un tubo de striptease; un ritmo ideal para mover la pelvis; y a Cornell usando una metáfora muy poco sutil para describir a su pene. Pero es una canción de cock rock mezclada con la paranoia de la era del SIDA: "no te preocupes," le asegura Cornell a su objeto de deseo, "todo está limpio."

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Cuando "Outshined" convirtió a Soundgarden en una de las bandas favoritas de MTV en 1992, la mezcla singular de la banda de cerebro y músculo le abrió el camino a otros rockeros lodosos como Kyuss y Monster Magnet, que pudieron escabullirse dentro del mainstream (aunque nunca lograran conquistarlo del todo). Pero hoy en día, su impacto en el rock mainstream se siente de manera más profunda a través de baladas apocalípticas como "Black Hole Sun" y "Blow Up the Outside World," o salvas acústicas como "Pretty Noose" y "Burden In My Hand"—canciones cuya mezcla de accesibilidad pop y ansiedad pura terminarían diluyéndose, desvirtuándose con el bro-rock acongojado que producirían Nickelback, Staind, et al. (Y si eso parece una exageración, recordemos que el baterista de Soundgarden, Matt Cameron, le proporcionó el beat a "Hero", la canción que Chad Kroeger aportó a la banda sonora de Spider-Man.)

Playlist: "Get on the Snake" / "Outshined" / "My Wave" / "Fell on Black Days" / "The Day I Tried to Live" / "Burden In My Hand" / "Pretty Noose"/ "Been Away Too Long"
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¿Así que quieres entrarle al: ¿Soundgarden pesado como su puta madre?

Veinticinco años después, es difícil creer que Soundgarden saltó al mainstream gracias a canciones como "Rusty Cage" y "Jesus Christ Pose." Estas canciones no sólo eran fuertes y pesadas; eran completamente desconcertantes, cargadas de pisadas furiosas, cambios estructurales que caían como puñetazos inesperados, y gritos histéricos de parte de Cornell que conmocionaban tu cráneo como si masticaras aluminio.

Pero Soundgarden te podía noquear con un solo catorrazo: "Loud Love" te sacude como si Jimmy Page fuera atropellado por una locomotora; el proto-doom de la lúgubre "Fourth of July" se compone por una devastadora vocal a dos pistas de Cornell, que captura el sonido de un misántropo que está tratando de mantener la calma en el exterior, pero está perdiendo la cordura por adentro. Incluso cuando ya formaban parte del establishment del rock, se mantuvieron fieles a sus raíces en el hardcore —la polvosa "Ty Cobb" no tiene nada que ver con el beisbol, más allá de que te pega como un bat en la cara. Y mientras que su regreso del 2012, King Animal, fue demasiado tibio como para medirse a la altura de la fase imperial de la banda en los 90, "By Crooked Steps" mostraba que aún podían cegarte con riffs que te provocarán convulsiones.

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Playlist: "Beyond the Wheel" / "Loud Love" / "Rusty Cage" / "Slaves & Bulldozers" / "Jesus Christ Pose" / "New Damage" / "Birth Ritual" / "Cold Bitch" / "Fourth of July" / "Ty Cobb" / "By Crooked Steps"
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¿Así que quieres entrarle al: Soundgarden psicodélico?

Como dice el viejo cliché, si recuerdas los 60, entonces no estuviste ahí. Pero realmente, debería de ser: si recuerdas los 60, entonces probablemente creciste en los 80. Aunque idolatramos la década que nos dio innovaciones musicales futuristas (synth-pop, hip-hop, rave), los 80 también marcan el momento en el que el ciclo nostálgico de 20 años se convirtió en una parte ubicua de la cultura popular: de la banda sonora de The Big Chill al nacimiento del típico box set de una banda rock clásico.

Para finales de los 80, la psicodelia incluso había permeado al underground post-hardcore, quienes anteriormente se habían resistido a tener que ver con cualquier cosa que oliera a pachuli, y Soundgarden—una banda llamada así en honor a lo que básicamente es el didgeridoo más increíble del mundo— estuvieron especialmente dispuestos a alumbrar su brutalismo de luz negra con destellos de lámpara de lava. Vamos, la primera canción de su primer largo se titula "Flower," y tiene un groove que es masajeado por los tarareos de un Cornell iluminado por su tercer ojo, y las texturas de guitarra de Kim Thayil, que asemejan a una sitar (algo que se convertiría en un estilo recurrente, en temas como el "Like Suicide" del Superunknown, y hasta el "A Thousand Days Before" del King Animal).

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Pero incluso cuando no adoptaban influencias sesenteras, Soundgarden transmitía sentimientos hippies con la amenaza del metal: "Hands All Over" era lo suficientemente imponente como para hacer más intensa una película en la que Michael Keaton aparece como un asesino psicótico, pero cuando Cornell aúlla, "you're gonna kill your mother," en realidad está cantando sobre la devastación ecológica de la Tierra. Por otro lado, la turbulenta pieza central del Badmotorfinger, "Searching With My Good Eye Closed", abrió el portal caleidoscópico por el cual Soundgarden empezó a traficar dosis más pesadas de melodías de pop dentro de su sonido.

Playlist: "Flower" / "Hands All Over" / "Searching With My Good Eye Closed" / "Superunknown" / "Head Down" / "Like Suicide" / "Jerry Garcia's Finger" / "Applebite" / "A Thousand Days Before"
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¿Así que quieres entrarle al: Soundgarden funky?

Soundgarden surgió a finales de los 80, en un momento en el que se consideraba como "rock alternativo" básicamente a bandas guitarreras con un sonido medio metalero, pero a las que también les gustaba hacerle slap al bajo —Jane's Addiction, Faith No More, y otras. E incluso en su estado primordial, Soundgarden tenían una finura rítmica de sobra —su EP debut, Screaming Life, incluye "Entering," una canción medio tributo a Bauhaus llena de dub post-punk, y su segundo álbum, Fopp, tiene un cover lleno de wah-wah de la canción de los Ohio Players del mismo nombre.

Incluso cuando el grunge se empezó a convertir en el estilo de rock más popular y menos bailable de Estados Unidos, Soundgarden nunca perdió su groove, aunque esos grooves sí se volvieron más complicados: no importa si sabes o te interesa que es un compás a 7/4 , "Spoonman" tiene uno de los breakdowns percutivos más grandes desde el "Funk #49" de James Gang.

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Playlist: "Entering" / "Fopp" / "Mood for Trouble" / "Thank You (Falletinme Be Mice Elf Again)" / "Let Me Drown" / "Spoonman" / "Kyle Petty, Son of Richard" / "Dusty"/ "Non-State Actor"
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¿Así que quieres entrarle al: Soundgarden chistoso?

Hay muy pocas, si es que hay alguna, fotos oficiales de prensa de Soundgarden que muestren a sus integrantes sonriendo. Pero mientras que los primeros discos de la banda tenían en la portada fotos en blanco y negro y en movimiento capturadas por Charles Peterson —que hacía parecer a un mosh pit de Seattle en el 89 como si fuera tan peligroso como lo era Saigon en el 69— los Soundgarden siempre hicieron lo posible por recordarnos que no se tomaban muy en serio. Y eso incluyó hacerle un cover a "Big Bottom" de Spinal Tap y "Earache My Eye" de Cheech y Chong.

Pero cuando no estaban rindiéndole tributo a algunas de las joyas más grandes del rock cómico, se inventaban sus propios chistes. El corte de 1988 "Sub Pop Rock City", que aparece en un compilado, es un tributo punk-rockero a su primer sello discográfico, e incluye un segmento cómico creado a partir de los mensajes de las contestadoras de Jonathan Poneman y Bruce Pavitt, los fundadores de SubPop; el primer álbum de la banda, Ultramega OK, cierra con "One Minute of Silence," un "cover" de "Two Minutes of Silence" de John Lennon y Yoko Ono que—gracias a una plática de fondo y sonidos de la estática de amplificadores— no es para nada silencioso.

Para el Louder Than Love, de 1990, los chistes locales se transformaron en atrevidas críticas culturales, como es el caso de "Big Dumb Sex", que traduce las ridículas insinuaciones sexuales que había en decenas de éxitos de hair-metal (e incluso en la rola de Soundgarden "Full of Kevin's Mom") y lo convierte en pura leperada lujuriosa. Esos momentos desenfadados poco a poco fueron relegados como lados B, mientras que los discos de Soundgarden se tornaron cada vez más emocionalmente pesados. (Una excepción notable es "Half," el interludio psicodélico compuesto por el bajista Ben Shepherd, que en el contexto del Superunknown es tanto desconcertante como un necesario momento de levedad.) Pero aunque la noticia de la muerte de Cornell sin duda ha provocado que los fans de Soundgarden reproduzcan a todo volumen sus temas más icónicos, probablemente no encuentren un retrato más completo y compacto de los talentos de ese vocalista, como lo harán con el tema de 1994 "She Likes Surprises," en donde se unen los dos lados de su personalidad: las baladas Beatlescas y el del rockero rampante, para crear una canción de power pop de tres minutos que lo deja con un look Minnesota, pero una vibra muy California.

Playlist: "One Minute of Silence" / "Sub Pop Rock City" / "Full on Kevin's Mom" / "Big Dumb Sex" / "Big Bottom" / "Earache My Eye"/ "Half" / "Exit Stonehenge" / "She Likes Surprises"
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Stuart Berman es un escritor basado en Hamilton, Ontario. Síguelo en Twitter.