Vamos a hablar de algo que es necesario, y es que ser mujer y DJ es una realidad poco fácil en una escena que se hace llamar "incluyente" en todos los sentidos. Pienso que el rol de la feminidad toca asumirlo deliberadamente, para así de alguna manera lograr que la subordinación a la que somos sometidas a cada tanto en este oficio se vuelva a nuestro favor.Una subordinación latente, que sentimos real.
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"La DJ femenina", "Dejane" (¿qué mierdas es eso?), "mujeres DJs", "DJ mujer", "la DJ más sexy", "mujeres que tocan techno con pantalones", y la lista de frases extrañas podría continuar. Todos estos términos pasaron de ser peyorativos a convertirse en insignias de un orgullo que no necesita calificarse en terminología y que debería ser nato, pues ser mujer es algo natural; y ser DJ y tocar techno para nosotras no debería considerarse raro y especial, deberían considerarnos una simple DJ más.A esa subordinación me refiero. La que toca combatir de alguna forma, así sea llenándonos de orgullo y coraje para hacer cosas, agremiándonos y recurriendo al "Girl Power" para ser vistas y lograr que finalmente sea la música la que nos lleve adelante, pues en realidad ese es nuestro propósito: la música. Sin embargo, y al mejor estilo de Howard Hawks en Monkey Business, "el lenguaje es confuso pero los actos son inconfundibles", y aún hay mucho camino por recorrer en una escena como la nuestra, donde los line ups son poco nutridos de mujeres que mueven los platos, y poner a una mujer a tocar se volvió un deber de los promotores por verse "incluyentes", y no una verdadera lectura de la propuesta artística que tenga cada una.Yo comencé a tocar en 2006. El comienzo fue lo más duro: reivindicarte en una escena predominada por hombres y sin ninguna mujer Role Model a la que pudieras aferrarte era como nadar contra la corriente. Tanto así que por allá en 2010 y ya cansada de los episodios incómodos y desagradables con algunos DJs, promotores y sonidistas (desde el DJ que manda a apagar tu música, hasta el promotor que te sugiere explotar más tu físico o que te dice directamente que las mujeres no están preparadas para tocar) decidí retirarme por casi cinco años, aborrecer por ratos mi sexo, la escena y enfocarme en estudiar.
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Luego, con la madurez que a uno le da el tiempo, entendí que la música no tiene la culpa y hoy por hoy, ser mujer y DJ es algo de lo que me siento muy orgullosa. Claramente no he sido el único caso al que le tocó vivir esto; lastimosamente es el pan de cada día de muchas amigas y colegas para quienes he sido el embudo de emociones que estas situaciones suelen causar, y que lastimosamente son muy comunes dentro de la escena local.Ahora bien, es claro que esta situación a nivel nacional ha sido una falta de parte y parte. Necesitamos analizar un poco ambas situaciones si queremos hablar de equidad.Susan Sontag decía: "Cada generación produce unas pocas mujeres geniales (o, al menos, de una irreprimible excentricidad) que alcanzan una posición especial por sí mismas". Y esto sucede no porque la población femenina carezca de habilidades de algún tipo, sino porque las relaciones de poder, lastimosamente, a lo largo de la historia se han construido sobre valores "masculinos", y es ahí cuando hablamos de una necesidad de empoderar a la mujer.Necesitamos que cada vez haya más mujeres dispuestas a compartir su conocimiento con otras. La intelectualidad, conocimientos técnicos y demás, no es algo que le pertenezca exclusivamente a la población masculina o femenina, simplemente son posiciones transversales al ser humano. Necesitamos mujeres partícipes, que no se derriben unas a otras, que tomen decisiones, que propongan. En resumidas cuentas, necesitamos mujeres que se tomen en serio la música electrónica: que investiguen, que hablen de música, que escriban de música, que hagan fiestas, que diggeen discos (como dato personal, tengo una tienda de discos en mi ciudad y en dos años que lleva abierta solo se han acercado 3 mujeres, un panorama muy desolador para unas cuantas que queremos que las cosas cambien). El empoderamiento solo es posible con la participación activa de nosotras, más allá de creerse el cuento, la única manera de hacer respetar el papel que asumimos en la escena es empoderándose y asumiendo nuestro rol de artistas, lo demás vendrá por añadidura.
Empoderamiento
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