FYI.

This story is over 5 years old.

Drogas

Esta chica vendió sus zapatillas sin recordar que escondió droga dentro

“Me imaginé que te los llevabas de vacaciones, te pillaban y me sentía taaan mal jajajaja”
Foto: VICE

A veces sales por la noche y pierdes la bolsita en la que tenías guardada la coca. Son cosas que pasan. Esas bolsas están malditas.

Aunque también es cierto que cuando sales, sueles ponerte bastante ciego y no eres que se diga la persona más indicada para custodiar nada, y mucho menos una bolsita transparente llena de polvo blanco. Piensa: ¿cuántas veces has sacado la ropa de la lavadora y has descubierto un trozo de plástico (ahora vacío) que la noche anterior juraste y perjuraste que había desaparecido?

Publicidad

¿Lo ves?: están malditas.

A veces la maldición desaparece y de repente recuerdas —aunque sea demasiado tarde— dónde guardaste tu pequeño alijo. Así, por ejemplo, puede pasar que después de vender unas zapatillas de segunda mano por internet caigas en la cuenta de que dentro habías escondido un montón de droga.

Para más inri, la que te compró las zapas publica en Twitter el mensaje que le enviaste:

Lo que viene a decir esto: “Puede que mi amiga te haya vendido unas zapatillas con droga dentro (emoji llorando). Obviamente, no era mi intención y me di cuenta ayer, cuando me preguntó dónde la había escondido. Ya sé que es un poco raro que te escriba, pero es que de repente te he imaginado yéndote de vacaciones con las zapatillas y que te pillaran con ellas y me he sentido taaaaan mal jajaja. Y lo peor de todo es que he vendido dos pares de Reebok hace poco y no me acuerdo de en qué par estaban. ¿Te importaría mirar debajo de las plantillas y tirar la droga si está ahí? Lo siento (emoji llorando) Qué vergüenza jaja”.

Esta es la trágica historia, dividida en cuatro partes:

Parte 1: orgullo

La Persona B necesita esconder su alijo, así que se lo da a la Persona A, que lo mete debajo de la plantilla de las deportivas Reebok de la Persona B, al parecer sin que esta lo supiera o le hubiera dado permiso.

Parte 2: la noche de la juerga

Todo el mundo se lo pasó bien, como demuestra la pastilla medio mordida que se ve en la foto.

Asimismo, ¿debemos suponer que en algún momento la Persona A le dijo a la Persona B que le había escondido la droga en su propia zapatilla? ¿Cómo, si no, se habrían podido tomar esa media pasti?

Publicidad

Sea como fuere, el caso es que todos se fueron a casa y se olvidaron por completo de que la droga estaba en la zapatilla.

Parte 3: el bajón

Por lo que parece, la Persona B le pide a la Persona A que le venda las zapatillas por internet. Por qué no lo hizo ella misma es un misterio para el que no tenemos respuesta. ¿Quizá porque la Persona A tenía mejores reseñas en Wallapop? Lo cierto es que este dato es extremadamente importante.

Una vez que la Persona A ha vendido y enviado las zapatillas, ella y la Persona B trágicamente caen en la cuenta de que en su interior había lo que parecen ser dos medias pastillas, una cantidad considerable de MDMA, tal vez algo de ketamina y al menos una bolsita más cuyo contenido no podemos determinar.

La Persona B manda un mensaje a la compradora, a la que llamaremos Persona C: “De repente te he imaginado yéndote de vacaciones con las zapatillas y que te pillaran con ellas y me he sentido taaaaan mal jajaja”.

Parte 4: giros inesperados de la trama

Giro 1: Podría haber droga en todas las Reebok que vendiera la Persona B, lo que habría provocado que arrestaran a la compradora —seguramente en un aeropuerto— por tráfico de drogas (“jajaja”).

Giro 2: La Persona C, la compradora, está tan tranquila por el malentendido que decide publicarlo todo simplemente para echarse unas risas.