Yesica Celene y Laura: exijamos justicia en todos los casos de feminicidio

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La columna rota

Yesica Celene y Laura: exijamos justicia en todos los casos de feminicidio

El feminicidio de Yesica, en Reforma 222, todos lo cubrieron. El de Laura, en un balneario, sólo algunos medios locales. Visualicemos a todas.

Yesica Celene Hernández fue atacada el pasado 19 de marzo en el centro comercial Reforma 222 con un arma de fuego por Óscar Alejandro Munguía, su ex pareja. Murió al llegar al hospital.

Decenas de mujeres marcharon para exigir justicia y las notas periodísticas dieron cuenta del terrible suceso. La respuesta fue la que debería existir para cada caso de feminicidio: justicia, atención a la familia y que el caso sea investigado como feminicidio.

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Laura Morales era la segunda hija de un matrimonio originario de Tabasco. Después de estudiar Administración en Chiapas, se mudó a Villahermosa, donde conoció a Mario, con quien inició una relación amorosa. Tiempo después le dijo a sus padres que tenía que hablar con ellos. "Llegó a la casa con ese sujeto, me abrazó y me dijo: 'mamá, me voy a vivir a Querétaro, sólo vengo a despedirme de ti, parto en unas horas'", cuenta Rosario. La madre, desesperada, intentó detenerla pero no fue posible.

En abril de 2017, Laura invitó a su mamá a visitarla a Querétaro. Fueron a un balneario en San Juan del Río. "Desde el primer momento Mario estuvo bebiendo cerveza. Laura estaba ansiosa porque yo estaba ahí", recuerda Rosario. Mario decidió que pasarían la noche ahí y rentó una pequeña cabaña para los tres. Él siguió tomando.

Ya era tarde cuando Mario levantó a Laura. “Quiero presumirla, que todos la miren”, dijo y la llevó supuestamente al baño. Rosario intentó poner resistencia, pero Laura, en calma, le dijo que no se preocupara, que pronto regresaban y que la amaba.

Más tarde regresó Mario. Estaba solo. Dijo que Laura se le había perdido y le pidió a Rosario las llaves del auto y de la casa. "¿Cómo que se te perdió?", preguntó la madre. "Sí, no sé a dónde se fue", respondió el sujeto.

Rosario salió a buscar a su hija. El resto de las personas que se encontraban en el balneario se unieron a la búsqueda. Mario insistía en que le fueran regresadas sus llaves, pero la madre no accedió. "No podía, Frida, fue el último que la vio", me cuenta Rosario, "ese día mi niña estuvo muy cariñosa, me decía que me amaba, que quería regresar conmigo. No podía permitir que se fuera ese sujeto". Horas más tarde el cuerpo de Laura fue encontrado en el mismo balneario. Tenía 21 años.

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Mario la estranguló. Aunque intentó hacer creer que había sido un accidente, fue detenido. Organismos defensores de Derechos Humanos en Querétaro exigieron el 19 de abril del mismo año que se manejara el caso como feminicidio, no como homicidio calificado, para que se diera un paso hacia el reconocimiento de la violencia contra las mujeres en el país. También demandaron le fuera brindada de manera inmediata ayuda y asistencia a la familia de Laura, incluyendo la atención psicológica especializada de emergencia, así como los gastos de traslado y funerarios. No sucedió.

Rosario se llevó a Laura a su natal Tabasco sin que ninguna autoridad se encargará de ello, como lo dictan los protocolos internacionales firmados por el Estado Mexicano y la misma Sentencia Mariana Lima.

A diferencia de la familia de Yesica, quien fue atendida directamente por el Procurador de la Ciudad de México, Rosario sólo fue atendida por el Ministerio Público. La familia de Yesica no pagó un centavo por los gastos funerarios y la de Laura asumió todos los gastos. Sólo algunos medios locales dieron importancia al feminicidio de Laura y el de Yesica fue informado por la mayoría de la prensa.

Mario, el feminicida, fue sentenciado a 31 años de prisión y una reparación del daño por 375 mil pesos que deberá pagar a la madre de Laura. La pena máxima pudo ser de 50 años de prisión, pero se sometió a 31 debido a que no era “delincuente recurrente”. Mario se encuentra esperando la apelación, que presentó por la sentencia que la jueza dictó, intentando reducirla aún más.

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El cuestionamiento vuelve a ser el mismo: ¿por qué nos inclinamos en denunciar y mostrar nuestra indignación sólo en algunos casos? Me duele el feminicidio de Yesica, Laura, Karina, Monserrat, Leticia, Karla, Rocío, Verónica, María, Diana, Lupita, Patricia, Dolores, Rosa, Allison, Esmeralda, Rubí, Daniela, Daysi y de las decenas de desconocidas que siguen sin ser reclamadas.

Con todas deberíamos de exigir esclarecer sus feminicidios. Es necesario que asimilemos que todas somos mujeres, que a cualquiera nos pueden asesinar. No se logra comprender que tu hija, tu hermana, tu madre, tu esposa, tu amiga, vecina o enemiga, pueden ser Laura, o Yesica. Que pueden ser encontradas asesinadas tiradas en la calle, en una alberca o en un centro comercial.

Debemos entender que tenemos la urgente necesidad de visualizarlas a todas y exigir un alto a tanta crueldad contra las mujeres porque cada una de ellas merece justicia.

Quieres contar una historia de feminicidio, desaparición, o intento de feminicidio búscame, ayúdame a visualizarlas.

@FridaGuerrera

fridaguerrera@gmail.com