Imagen vía WikiMedia Commons
La culpa no es de River Plate, queridos fans del Tigres UANL. Si quisiéremos llegar al lugar de nacimiento, al núcleo del problema, los aficionados mexicanos no deberían gritar contra los jugadores de River en el partido de vuelta de la final de la Copa Libertadores… sino contra un almirante británico, tan valiente como temerario, llamado Home Riggs Popham.Descubre aquí todos los contenidos de VICE Sports para la Final de la Copa Libertadores 2015
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Tras la felicidad y el entusiasmo de haber dado vida a un nuevo equipo de fútbol, se presentó un escollo imprevisto: ¿qué nombre le iban a dar a su flamante nueva creación?Como suele ocurrir, cada uno de los dos equipos quería mantener su nombre entero, o por lo menos algo que recordase su origen (ya sabemos cómo funcionan los seres humanos en estos casos, ¿no?). Entre las muchas propuestas que aparecieron, los nombres que llegaron a ser los finalistas fueron La Rosales, Club Atlético Forward, River Plate y Juventud Boquense. También hubo quien votó por el viejo nombre de Santa Rosa, aunque al parecer el rollo religioso no prosperó.Fue el ilustre Pedro Martínez quien ideó el nombre de River Plate —que no es nada más que una espantosa traducción al inglés de "Río de la Plata". Sí, ya sabemos que en realidad "river plate" significa "plato de río", pero al parecer el señor Martínez no… y eso que pasó por un largo proceso antes de llegar a su famosa conclusión: se dice que un día, sentado en una mesita de su bar más querido, mientras reflexionaba y fumaba su tabaco de probable origen inglés, vio una cajas cerradas pasarle por delante con el texto "River Plate" escrito en un lado. Martínez, que hoy en día sin duda habría trabajado para alguna prestigiosa agencia de publicidad (bueno, o quizás no), pensó que aquello de River Plate sonaba bien.Pongamos nuestra fe y todo nuestro ideal en la grandeza del club que ve la luz el mismo día que ha nacido una nueva y gloriosa nación: el 25 de mayo
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derrotado o vencedor
siempre, cual un solo hombre,
nos tendrá a su alrededor.Así es, queridos fans del Tigres UANL: no debéis silbar a los jugadores de River, ni a sus aficionados, cuando os enfrentéis a ellos en la vuelta de la final de la Copa Libertadores. La culpa de que los 'millonarios' estén allí no es suya: la culpa es del excéntrico almirante Popham, del visionario Isidoro Kitzler, del insigne Leopoldo Bard, del ilustre (aunque algo iluso) Pedro Martínez y de quienes se doblaron a la voluntad popular para ponerle "River Plate" al club recién fundado. Porque fueron ellos, al fin y al cabo, quienes dieron vida a uno de los clubes más potentes no ya de Sudamérica, sino del mundo entero.