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Música

[Premiere] 'Every Breaking Wave' - Un filme de Aoife McArdle inspirado en los conflictos de Irlanda en los 80s

El centro emocional de este corto está basado en "Every Breaking Wave" y "The Troubles," dos tracks del 'Songs of Innocence' de U2.

Para una experiencia óptima: thecreatorsproject.vice.com/every-breaking-wave

Regresa a la Irlanda de inicios de los 80s: el Norte está en guerra consigo mismo y sufriendo fracturas en los bordes. No conocen la representación de la paz todavía. Una jóven banda de rock está parada en las calles de Dublín después de tocar, fumando cigarrillos y mirando al cielo. El mundo pronto será su escenario. Y en unos cuantos años, una pequeña niña verá Taxi Driver con su madre y tomará una cámara DV para comenzar a filmar sus propias películas.

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Hoy estos tres mundos se encuentran con el cortometraje de Aoife McArdle, Every Breaking Wave, un ensayo visual de la canción de U2 con el mismo nombre y la era tumultuosa de Irlanda del Norte de conflictos internos, y hoy se estrena en The Creators Project.

Para McArdle, los acordes de apertura de “Every Breaking Wave” eran extrañamente nostálgicos y seductores, tentando las memorias de su propia juventud en Irlanda del Norte y las de la generación de su padre. "Había una energía adolescente real, y algo de sexy sobre esa apertura. Y simplemente fui con esa energía", dice McArdle a The Creators Project. La cinta entreteje las típicas implicaciones de cualquier adolescente  —amor juvenil, amistad e identidad— con la áspera realidad que Belfast prometía a inicios de los 80s.

Durante ese tiempo, Irlanda del Norte estaba atorada en medio de un conflicto etno-nacionalista de varias décadas conocido como "The Troubles", donde los Unionalistas Protestantes que querían permanecer dentro del Reino Unido se enfrentaron a los Irlandeses Católicos que querían romper el esquema y formar una Irlanda unida. "Siempre quise escribir una historia alrededor de eso", señala McArdle, que crecío en las consecuencias de esto, recordando vívidamente cómo era tener bombas, helicópteros volando sobre los jardines y fuerzas armadas en todas partes.

Ella le dio a la historia de amor en Every Breaking Wave un leve giro a la Romeo y Julieta, haciendo uno de sus personajes católico y al otro protestante. "Es suficientemente loco ser un adolescente, pero imagina ser un adolescente con ese tipo de violencia inescapable en tu puerta", agrega. Al mismo tiempo, quería mostrar cuán resistente era la juventud frente a todo.

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McArdle mapeó un guión con la música saliendo de sus bocinas, destacando qué pausas podía tomar para poner diálogo, y que partes podían no tener diálogo, cuando la música podía hablar por la acción, y cuando la letra de la canción podría tomar la narración de la historia. "Es como poner un rompecabezas en conjunto", explica. Mientras que escuchaba las crecientes tensiones de “Every Breaking Wave” y “The Troubles” en repetición, McArdle instintivamente sabía que quería mezclar tomas omniscientes y voyeuristas capturados por grúas en movimiento con encuentros más viscerales y emocionales, "moviéndose de lo íntimo a lo épico en un momento", como ella lo describe.

Si las historias personales fueron los soportes para el filme, la estructura fue construida ladrillo-a-ladrillo a partir de un inmenso banco de recursos creativos que McArdle ha estado recolectando durante su vida. Su tablero de humores para el proyecto estaba lleno de punkrockers fotogografiados por Derek Ridgers y Gavin Watson, paisajes urbanos de Belfast, e imágenes de guerra tomadas durante The Troubles por fotógrafos como Gilles Peress y Peter Marlow. McArdle trazó basada en su lectura, especialmente de obras de William Faulkner, Flannery O’Connor, y otros autores americanos cuyo estilo encontró replicado en los modernistas de Irlanda. También miró y estudió un rango cinematográfico desde Michelangelo Antonioni y Pier Paolo Pasolini hasta David Lynch, Wim Wenders y Terrence Malick. Incluso también miró hacia las técnicas narrativas de los realizadores de documentales.

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Para la cinematografía, McArdle miró hacia las pinturas para tomar referencias de cómo usar la luz y el color para amplificar la historia y los personajes mismos. "Extrañamente, he estado mirando mucho a Max Ernst de nuevo. Principalmente por su forma de usar el amarillo", nos dice. Ella admira cómo los amarillos destacan en sus retratos de ambientes tristes. Y Edward Hopper, también agrega, quien pinta con una estética "de baja exposición", usando colores vívidos para representar el negro. Similarmente, acentúa el efecto en sus propios filmes cuando califica el color de la pieza final, declarando, "me gusta cuando realmente no puedes ver las caras de las personas porque creo que lo hace más enigmático. Les da de vuelta el misterio" Otros pintores que significativamente influyeron en la estética de su obra incluye a Francis Bacon, George Shaw y el cineasta Alan Clarke.

Ella quería que la historia ficticia tuviera un aire de realismo, que significaba hacer casting en la calle y filmar en Irlanda del Norte. Para el chico principal, la directora buscó a alguien que se viera rudo, pero pudiera también proyectar un aire de vulnerabilidad. "Estaba caminando por la calle y noté a estos dos chícos simplemente pasando el rato, fumando cigarrillos afuera del ayuntamiento de Belfast. Y simplemente pensé que uno de ellos tenía los ojos más llamativos y una cara interesante", dice. Lo convenció de hacer la audición y ser elegido como el protagonista. El resto de los personajes son todos interpretados por chicos que nacieron y crecieron en Belfast. A manera que comenzó la filmación y progresó, McArdle nota que crecieron a un nivel cada vez más brillante, y podría tomar parte de sus propias vidas y emociones de haber crecido en las condiciones post conflictos. "Uno de ellos decía, 'sí, creo que seré estilista porque mi mamá tenía un salón de belleza'. Y yo era de, 'no, no eres, vas a ser un actor", narra McArdle.

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De crecer cerca de Belfast, McArdle ya sabía los lugares en los que quería filmar su historia, como la gran zona desolada del astillero de Harland y Wolff: "es un lugar realmente emotivo en muchas maneras. En cierto punto era una próspera industria en Irlanda del Norte, y luego se fue derumbando, una de las víctimas de la depresión económico". Las gruas amarillas y la maquinaria industrial en el vasto desierto de concreto ayudaron a crear un bello y poético ambiente, agrega.

La escena más desafiante emocionalmente hablando fue el final, dice McArdle, inspirada en episodios como Bloody Friday, una campaña de 1972 de bombardeos por la IRA después de una ruptura de negociaciones con el ejército británico. "Estás filmando con gente que también lo vivió, y se convierte en esta increíble cosa emocional", indica. "Hay algo catártico sobre ello". Para impregnar la escena de autenticidad, ella pulió con su propia memoria de otro día, el 15 de agosto de 1988, cuatro años después del cese al fuego de la IRA, cuando un grupo disidiente que se oponía al Acuerdo de Buen Viernes (Belfast) y se hicieron llamar la "IRA Real", armaron un auto bomba que mató 29 personas y lesionando a más de 200. McArdle, que era una adolescente en ese entonces, estaba en Dublín para el día cuando escuchó la noticia sobre el bombardeo a Omagh. Aunque su hermano pequeño había casi escapado del ataque con solamente cortadas originadas por cristal cortado, ella sabía de muchos amigos y vecinos que no fueron tan afortunados.

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Tras el cese al fuego, el nivel de violencia no está ni cerca de lo que solía ser, señala McArdle. Pero debido a que el conflicto es una herida que muy recientemente comenzó a cicatrizar, la memoria de ello sigue retumbando "como una resaca". Sin embargo, de sus visitas a Belfast, ella ha observado el proceso de sanado, viendo cómo jóvenes se han vuelto más progresivos y desean ir en contra del pasado, a pesar de las presiones de padres y abuelos.

Tras una larga estancia en Londres, McArdle planea moverse de regreso a Belfast para trabajar en su primer largometraje. "Muchos filmes en Irlanda del Norte no son filmados en Irlanda del Norte y es algo extraño. Mucha gente siente que es estar muy cerca del hueso al ir ahí. O están muy aterrados de ir ahí. No sé porqué". Aunque Belfast podría seguir en problemas económicos, con mucha gente emigrando porque no pudieron econtrar trabajo, McArdle cree que es terreno sólido para contar historias y el cine. "Es lindo poder traer cualquier proyecto y me siento bastante apasionada de realizar filmes ahí".