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Tecnología

¿Cómo van a pagar por sexo los millennials?

¿Un Uber para pedir citas con escorts?

No es un secreto que los millennials están abandonando la web abierta, intercambiando los blogs y sitios de noticias por Facebook y OkCupid por Tinder. Entonces, ¿qué va a pasar con el escorting, una industria que ha prosperado en la web abierta y no se puede adaptar al jardín amurallado de las app stores? ¿Los millennials abandonarán la profesión más antigua del mundo, o existe una forma de contactar escorts en el futuro plagado de apps?

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Ohlala, una aplicación alemana que se lanzó en Nueva York hace pocos meses, técnicamente no es un servicio de escorts (la página de inicio dice específicamente "escorts no son bienvenidas"). Pero es una aplicación que ofrece "citas pagadas al instante", una forma rimbombante de describir una situación donde hombres pueden pagar dinero para asegurar citas con mujeres en su cercanía general, y siendo francos, se parece mucho a lo mismo que ocurre en el trabajo sexual, y definitivamente coloca al servicio en el mismo tipo de área gris que podría caer un app de escorting.

De acuerdo con Engadget, el servicio facilitó10,000 citas en su primer mes, aunque eso fue antes de que se habilitara la función de pagos. Pero definitivamente tendrá una lucha a contracorriente mientras emprende esfuerzos para despegar. ¿Los usuarios de Tinder realmente estarán dispuestos a cambiarse a un sistema transaccional? ¿Las escorts y sus clientes tendrán algún interés en utilizar el servicio (que, cabe señalar, requiere fotografías de rostro y censura desnudos)? ¿Hay una especie de mercado secreto para "citas pagadas" que existe fuera de estos grupos conocidos?

Hasta ahora, la respuesta parece ser "no". Cuando me conecté, nunca vi más de una o dos ofertas de cita al momento, y ninguna de las dos parecía particularmente convincente (aunque esto podría ser porque estaba checando la aplicación en horas de trabajo, y a ser verdad, probablemente no sea el momento más popular para solicitudes de citas pagadas).

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Bastante simple, ¿cierto? Imagen: Ohlala

No es difícil imaginar por qué podría ser esto. El razonamiento detrás de las citas pagadas sin sexo siempre ha sonado falso. Cualquiera que sea el problema que tengan los hombres con sus extrañas citas de Tinder, difícilmente parece algo que valga la pena pagar varios cientos de dólares en búsqueda de la solución. Como un app de scorting, Ohlala se queda corta. Más allá de la geolocalización y pagos in-app, realmente no ofrece mayores beneficios para los proveedores de servicios, y sus deficiencias (la incapacidad de anunciarse apropiadamente, la insistencia en fotografías faciales, asumir que las trabajadoras sexuales quieren estar disponibles al instante) son muy notorias.

Pero el éxito o fracaso de Ohlala en sí no es realmente el punto. Incluso si el servicio fracasa en convertirse en la ruta establecida para los millennials que quieren pagar por sexo (perdón, citas instantáneas), sigue siendo importante para poner las bases de lo que se supone debe ser un app de escorting dirigida a móviles, y cómo debería funcionar.

Las relaciones casuales traen un potencial desastre emocional y expectativas que no coinciden, cosa que el trabajo sexual evita cuidadosamente.

Porque aquí está el punto: incluso con el crecimiento de Tinder y el sexo casual disponible de forma práctica, la práctica del escorting no parece irse a ningún lado. El trabajo sexual no se trata simplemente de pagar por experiencias sexuales; se trata de pagar por una relación claramente definida donde los límites y las expectativas quedan sobre la mesa.

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Artículos sobre el "apocalipsis de las citas" supuestamente impulsados por Tinder y similares, ofrecen un argumento para el continuo atractivo de la prostitución. Aunque la cultura de los acostones logra superficialmente el mismo objetivo, al menos en el nivel de demanda, trae un potencial de desastres emocionales y expectativas dispares que simplemente el trabajo sexual evita cuidadosamente.

Así que para aquellos que quieran seguir los pasos de Ohlala, aquí hay algunos apuntes. ¿Uno de los factores clave que permite la existencia de Ohlala? Una web app, accesible desde el navegador de tu teléfono, y así tienes una plataforma que se salta completamente cualquier tipo de censura mojigata en las app stores.

Ohlala no es la primera aplicación XXX en usar esta estrategia (de hecho, es la razón por la quelos navegadores móviles son esenciales para la innovación sexual tecnológica). Pero es una de las pocas en ganarse toda esta atención mediática, y podría ser un servicio que ayude a legitimar la web app, que hasta ahora no ha tenido una gran reputación.

Dicho esto, aún hay mucho espacio a la mejora. Aunque el aspecto "on demand" pueda parecer una gran idea, no vibra con la forma en que trabajan muchas escorts independientes, especialmente cuando están viendo nuevos clientes. El app también se beneficiaría de una función que permita a las escorts verificar la identidad de sus clientes. Si hay alguna esperanza de un Uber para escorts, esta función debe ser indispensable.

Y, por supuesto, trabajar activamente por la no criminalización podría ayudar también. Por que mientras el trabajo sexual siga forzado a permanecer en la oscuridad, la innovación técnica que facilite, mejore e incremente la seguridad en la industria va a seguir obstaculizada.