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Opinion

Menos mal que el papa ya se fue y no alcanzó a oír a Popeye

OPINIÓN | Es increíble el nivel de incoherencias en nuestras indignaciones.
Archivo VICE.

Ya pasaron dos semanas desde la histórica visita de Francisco a Colombia. Este articulo de El Mundo, España, llamó a Colombia "Patria de narcos" y despertó una indignación que, me parece, ya se fue por el caño. Eso nos indignó mucho. Pero no lo hizo —y, además, le dimos cubrimiento— al hecho de que alias Popeye saliera a decir lo siguiente: "Aló, ¿Policía? Favor, hay un loco que anda con engañadores y está engañando una multitud. Deténgalo. Se llama Bergoglio y dice ser un Pastor".

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Me preocupa mucho que mis amigos en el exterior lean un artículo que dice que Colombia es una "patria de narcos". No puede ser: ¿esta, Colombia, una patria de narcos? Me preocupa mucho que algunos piensen que mi país alguna vez fue fortín de capos, o que piensen que aquí se hayan asesinado líderes políticos por culpa del tráfico de drogas o que se hayan infiltrado dineros calientes del narcotráfico a las campañas de los gobiernos.

Esto realmente me indigna.

Me indigna que un exsicario, como en este caso, no tenga un espacio suficiente para criticar la visita del máximo representante de la Iglesia Católica. Además, no sabemos de dónde sacó Francisco el derecho de venir a dar un mensaje de paz y reconciliación: ¿QUIÉN LE DIO PERMISO? Me preocupa no ver a un elefante en la sala de mi casa: no darme cuenta de que algo malo esté pasando a mis espaldas; me indigna que un extranjero cualquiera venga a Colombia y no encuentre perico para poder aguantar una buena rumba y, sobre todo, que no amanezca muñequeado al otro día por el exceso de los beneficios que da la tasa cambiaria.

Ay, tantas calumnias en nombre de nuestro pueblo. Es triste, amigos, muy triste, porque parece que están hablando mal de nosotros sin motivo alguno.

Tal vez no soy tan políticamente correcto ni lo completamente prístino y diáfano para entender por qué nos indigna de esa forma un titular de prensa extranjero: de seguro ver marchar a un exsicario contra la corrupción mientras sus tatuajes rezan "el general de la mafia" me saca completamente de la realidad.

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Posiblemente sea más fácil pensar en que el papa visitó la tierra de James, del café o de Maluma. De seguro sí. De seguro sería mejor que nos reconocieran por eso, pero mientras sigamos dándole voz a los males y no a las soluciones nos va quedar muy difícil dejar de cargar con el san Benito ese de "patria de narcos".


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A falta de una Paris Hilton, volvimos estrella pop a un exsicario, dándole importancia a sus comentarios y preocupaciones. Le abrimos el escenario cada vez que quiere: somos fieles seguidores de su canal en YouTube, por ejemplo.

Si tan solo dejáramos de enaltecer la cultura del dinero fácil, la del avión o del avispado. O la del "montador" que raya en lo grosero —como la famosa "comediante"— tal vez ahí logremos que nuestros medios sean los que titulen algo positivo. Pero ya sabemos cuál es el final de esta historia: el afán de un click, un RT o un like pasa por encima de cualquier ética periodística.

Tal vez debí ponerle a esta columna un título que evocara el morbo, la narco cultura, para que, así, los de VICE se animen a dejarme seguir escribiendo.

Imagen: Diego López


Sigue al grandioso Diego López por acá y por acá.

* Pd. Queremos más columnas tuyas, parcerito.

**Pd. Pd. Esta es una columna de opinión. Por tanto, no representa la postura de VICE Media Inc.