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VICE World News

Las empresas productoras de aceite de palma continúan destruyendo los bosques de Indonesia al margen de la ley

Grandes corporaciones agrícolas del mundo se han comprometido a detener la deforestación, pero las pequeñas y medianas empresas que a veces trabajan seguirán operando de manera ilegal, dicen conservacionistas.
Imagen vía AP/Achmad Ibrahim

Según ha revelado un informe de la Agencia de Investigación Ambiental (EIA), a pesar de las recientes promesas por parte de las mayores empresas agricultoras del mundo de reducir la tala y de la existente moratoria nacional relativa a la emisión de nuevos permisos de explotación forestal, es una realidad que la corrupción generalizada y la ausencia de leyes adecuadas continúan permitiendo a día de hoy la deforestación en Indonesia.

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Según reveló la EIA, las empresas productoras de aceite de palma en la provincia de Kalimantan Central, estaban talando bosques para utilizar dicho espacio para sus plantaciones sin contar con los permisos apropiados, pasando los registros como madera cortada legalmente. Kalimantan Central está situado en la isla de Borneo, isla que Indonesia comparte con Malasia, donde se han registrado algunos de los índices más altos de deforestación del mundo.

La EIA estima que entre los años 2000 y 2010 se llegaron a talar cerca de 52 millones de metros cúbicos de madera para dar paso a plantaciones de aceite de palma en la provincia, sin embargo, las cifras oficiales confirmadas por el Ministerio de Silvicultura fueron de apenas 39 millones de metros cúbicos. La diferencia, dice la EIA, es la cantidad madera obtenida de forma ilegal.

"La explotación forestal en concesiones de aceite de palma está fuera de control y la reforma de las leyes en el sector de la madera no han conseguido controlarlo en absoluto", dijo Tomasz Johnson de la EIA.

Los gigantes de la producción agrícola como Unilever o Cargill, además de grandes proveedores de aceite de palma como Wilmar, han anunciado medidas de deforestación cero que engloban al menos el 75 por ciento del comercio mundial de aceite de palma, un ingrediente que encontramos en todos los productos desde el helado a una barra de labios. Aun así, el informe de la EIA sugiere que la tala ilegal continúa siendo una práctica generalizada entre las pequeñas y medianas empresas.

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"Empresas como Wilmar pueden producir aceite de palma sin recurrir a la deforestación para mercados sensibles", dijo Johnson a VICE News, "pero las ganancias netas se verán totalmente socavadas por empresas que actúan al margen de la ley produciendo para mercados menos sensibles".

La EIA afirma que entre estas empresas se encuentran Anglo Eastern Plantations, con base en Londres, y CB Industrial Product, de Malasia.

Podría haber más 1000 pequeñas y medianas empresas funcionando fuera del radar de los grupos ecologistas internacionales, declaró Johnson.

Los grupos ecologistas como la EIA, Greenpeace y Rainforest Action Network (Red de Acción por los Bosques Pluviales) han estado presionando durante muchos años, a menudo mediante protestas de acción directa y sensacionalista, con el fin de conseguir políticas y compromisos de deforestación cero.

No obstante, las cadenas de suministros en el sector del aceite de palma se encuentran entre las más turbias y difíciles de controlar del sector agrícola. Las empresas se pueden comprometer a frenar sus prácticas destructivas con el medio ambiente, pero incluso así, estas mismas compañías a veces terminan adquiriendo aceite de palma de otras empresas que siguen empleando la tala y la quema de bosques para su obtención. Según los ecologistas, la clave para terminar con esta práctica es volver a controlar el aceite de palma desde la propia planta extractora o la refinería en cuestión donde se produce. Una vez identificada la refinería, los grupos de control ciudadano pueden auditar con mayor facilidad las plantaciones en esa zona y determinar si cuentan o no con los permisos pertinentes y si están debidamente reguladas por las autoridades gubernamentales.

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Algunas empresas han tomado responsabilidad de sus cadenas de distribución. Cargill, por ejemplo, ayudó a que una pequeña cooperativa de 45 propietarios en Sumatra del Sur obtuviera la certificación de la Mesa redonda sobre el aceite de palma sostenible (Roundtable on Sustainable Palm Oil, o RSPO por sus siglas en inglés). Bajo el programa de RSPO, los agricultores prometen no talar bosques y aprender cómo aumentar el rendimiento de la cosecha mediante el uso de fertilizantes eficientes y la mejora de sus métodos de cultivo. A cambio de ello, Cargill compra sus cultivos a un precio que representa un tercio más de lo que la cooperativa ganaba anteriormente.

Indonesia cuenta con la mitad de la producción mundial de aceite de palma. No obstante, dicho cultivo es a la vez la única y mayor causa de deforestación del país. Según un informe publicado por Greenpeace en 2013, entre 2009 y 2011 se talaron unas 300.000 hectáreas - cuya superficie es casi equivalente al Parque Nacional Yosemite-.

Pero según afirma el propio presidente de Indonesia Joko Widodo, su gobierno está comprometido a abordar la deforestación.

"Si realmente están destruyendo el ecosistema debido a sus plantaciones de monocultivos, tendrán que acabar con ello", dijo en una visita a Sumatra en noviembre de 2014, dos meses después de haber asumido el cargo. "Esto tiene que terminar, no podemos permitir que nuestros bosques tropicales desparezcan a causa de las plantaciones de monocultivos como el aceite de palma".

'Esto se Tiene que Acabar': El Nuevo Presidente de Indonesia Urge Frenar la Deforestación.  Leer mas aquí.

Sigue a Grace Chua en Twitter: @gracechua