Me convertí en 'traficante' para ayudar a enfermos en México: así se cruza marihuana desde EE.UU.

Una vez a la semana Carolina se estaciona en Walmart y llena su pequeño Nissan compacto de bolsas blancas con frutas, verduras, ropa de bebé y un par de pantalones para su esposo.

Pero el cuidado que ponga al apilar una bolsa encima de otra, decidir si la fruta va arriba, o dejar que los plátanos se asomen un poco para aparentar que es una ama de casa que va al mandado, es lo que la separa de enfrentar una pena de 5 a 15 años de cárcel.

Porque Carolina, residente del estado de California, en Estados Unidos, lleva en su cajuela, escondidos debajo de la compra, cinco frascos de aceite de marihuana, cinco cigarrillos de la hierba, tres vaporizadores para inhalarla y una planta que cruzará hacia México ilegalmente: la mujer es 'traficante' de drogas.

Desde el año 2016, universitarios, profesionistas, doctores y abogados que residen en el noroeste de México —país en el que el consumo de la marihuana medicinal no está permitido—, han comenzado a traficarla para disminuir los dolores de pacientes a los que la medicina tradicional no ha aliviado.

"Desgraciadamente me convertí en una narcotraficante, y el gobierno de México me obligó porque no permite que mi madre o mis amigas puedan acceder a un medicamento natural que alivie su dolor", dice Carolina, una administradora de 35 años que pide a VICE News no revelar su verdadero nombre.

Carolina cuenta que durante los últimos años intentaron paliar los dolores de su madre, que reside en Tijuana, con toda clase de fármacos, ya que padece esclerodermia, una enfermedad que destruye la piel e imposibilita la movilidad de las articulaciones.

La joven obtuvo un permiso para comprar marihuana medicinal y adquirió el aceite y los cigarros: resultó tan fácil como ir a la tienda por un par de aspirinas.

Carolina dice que después de ver llorar a su mamá por los dolores, tomó la decisión de arriesgarse, y desde entonces lo hace cada semana no sólo por ella, sino también por amigos, parientes e incluso extraños, a los que sólo pide una compensación de 100 pesos para llenar el tanque de gasolina, que se gasta debido a la larga fila que hace para cruzar de un país a otro.

Este medicamento natural alivia hasta en un 80 por ciento los dolores de su madre. Los aceites elaborados en California ayudan a aliviar el dolor debido a que la marihuana que usan para hacerlos es cultivada bajo el cuidado de expertos y en campos regulados por la autoridad de salud de EE.UU. En contraste, la que se siembra en México clandestinamente por el narco es regada con aguas negras y fumigada con pesticidas prohibidos, lo cual no la hace apta para el consumo medicinal.

Mientras México sigue debatiendo si aprueba el uso de la mariguana medicinal, en 1996 California se convirtió en el primer estado de la Unión Americana en legalizarla.

En noviembre del 2016 también sentó un precedente: sus ciudadanos votaron a favor del uso de la mariguana recreativa, convirtiéndose en el primer estado fronterizo con México en legalizarla.

Cuando entre en vigor la venta libre —dentro de unos 8 meses— se avecina una nueva era para los enfermos que residen en México, ya que cualquier mexicano con visa podrá acceder a la hierba de una calidad tan buena que servirá incluso para pacientes con fuertes dolores.

Vicente Sánchez, investigador del Colegio de la Frontera Norte, explica que ante la negativa del gobierno mexicano a legalizar la mariguana medicinal se generará un mercado negro más intenso.

Hasta ahora el tráfico es hormiga, pero la probabilidad que incremente el cruce ilegal lo determinará la demanda. "Seguramente el potencial del mercado es grande y si no hay una actitud más abierta de los legisladores habrá más tráfico".

El salón ubicado en la zona centro de Tijuana está repleto: hay gente sentada en el piso y todos intentan hacer preguntas al mismo tiempo. Al frente está Antonio Ley, tratando de contestar con calma, de tranquilizar a los presentes.

Es un activista tijuanense, residente de California, pero hijo de padres mexicanos ha comenzado a gestar un movimiento en la frontera: todos los pacientes con una enfermedad deberían tener el derecho a elegir cómo aliviar su dolor, sentencia.

A la reunión le llamó "la Revolución del Cannabis en California y México". El propósito es compartir experiencias entre pacientes e intercambiar remedios para aliviar el dolor enfocado en el uso del cannabis.

En el pequeño salón había médicos, quienes confesaron que ilegalmente han estado ayudando a pacientes a quienes los fármacos más potentes ya no les dan tregua, como enfermos de cáncer o de epilepsia.

Ese día Ángeles Zazueta llegó acompañada de su hijo, se paró de su asiento y confesó que antes de que su esposo fuera diagnosticado con cáncer de riñón, a todos los que consumían mariguana los consideraba unos drogadictos, "un estigma estúpido que me inculcaron". Su percepción cambió cuando un doctor le dijo que lo único que calmaría los dolores de su esposo sería la marihuana medicinal que vendían en California: cómo conseguirla sería el reto.

Aguantando el sollozo confesó: "vengo aquí para que alguien me apoye a comprar mariguana allá". Han pasado dos meses, y Ángeles una mujer de 52 años, cuenta que durante la sesión consiguió que un joven residente en EE. UU. le comprara sin costo unas gotitas de cannabidiol.

"La compró alguien que busca el beneficio de otra persona sin ni siquiera conocernos, se arriesgó para ir y traerlo, recuerdo que me dijo que todos éramos libres de elegir cómo curarnos".

Los dolores del marido de Ángeles, la mujer que acudió a la sesión, disminuyeron en un 60 por ciento a sólo un mes de consumirla. La mezcla medicinal contiene 50 por ciento de tetrahidrocannabinol (THC) el principal componente psicoactivo que provoca relajación, y cannabidiol (CBD), el otro componente no psicoactivo. Esta combinación previene las náuseas, ataques epilépticos, dolores neuropáticos y espasmos musculares.

El joven nacido en Estados Unidos que lo compró —y prefiere mantener en anonimato su nombre— cuenta que cuando conoció la historia de Ángeles y su esposo decidió apoyarlos. Acudió a un dispensario médico en San Diego, California al Southwest Patient Group y compró un frasquito por 35 dólares.

Actualmente el gobierno mexicano aún se debate si los ciudadanos de su país están listos para consumir mariguana medicinal, en plena discusión en la Cámara de Diputados y Senadores los últimos días de diciembre del 2015, el presidente, Enrique Peña Nieto pronunció un discurso.

"Déjenme compartirles, aquí está mi esposa que es testigo de ello. Cuando se acercan nuestros hijos y me preguntan ¿oye papá, quiere decir que entonces nos vamos a poder echar un churro aquí delante de ustedes?' Les he dicho no se confundan'". Peña Nieto dejaba clara su postura sobre la legalización de la mariguana.

Actualmente sólo 230 personas tienen un permiso del gobierno mexicano para importar de Estados Unidos el aceite de cannabidiol, como el caso de Grace Elizalde, una niña con ataques epilépticos, que se convirtió en la bandera de la causa. bandera de la causaLos demás, optan por viajar a la frontera de Tijuana, y pedir el favor a algún residente de California donde la venta es legal.

Antonio Ley, quien fundó una organización política para legalizar recreativamente la mariguana en California a finales del 2016, lamenta la posición "retrógrada" de los políticos mexicanos que impiden que los pacientes accedan a la mariguana medicinal.

"Es el gran dilema, de ser pacientes se convierten en traficantes y hay un mundo de diferencia, es una gran injusticia, una tragedia".

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