Baile y arrechera: Así va el Petronio Álvarez 2017

Han pasado cuatro días desde que los alrededores de Cañaveralejo, al sur de Cali, se convirtieron en epicentro de la diáspora del Pacífico colombiano, lugar itinerante de culto de su gente, su comida, sus tradiciones, su música, folclor y sobre todo, su historia.

Cuatro días desde que se dio inicio a una edición más del Festival Petronio Álvarez, la número 21 para ser exactos, una nueva oportunidad para celebrar el orgullo de la raza negra al son de sus chirimías, marimbas, cununos, violines caucanos y guasás. Un encuentro del mundo con la raíz de un pueblo que encuentra en la comida, el baile, las artesanías y cada expresión cultural. Un espacio de resistencia y una excusa para contar, en medio de todo eso, su vida, su lucha y su alegría.

A lo largo de esas jornadas de fiesta hemos sido testigos de cosas impresionantes, de una fiesta que cada vez convoca a más gente, no solo de Colombia sino del mundo, individuos que llegan para vivir la competencia musical, deleitarse con una gastronomía absolutamente mágica y embriagar sus espíritus con los tragos artesanales. Una experiencia única que vale la pena repetir una y mil veces más. Hemos visto y escuchado las bandas que viajaron desde el Pacífico profundo para presentarse en las tarimas del Festival durante el jueves y el viernes; los ganadores del Festival en el 2016, un invitado internacional y Herencia Timbiquí con cierre impecable y absurdamente brutal en la noche del sábado; familias de todos los rincones que vienen a cocinar los manjares exóticos para un batallón de seguidores del Petronio y hasta la belleza de los peinados, donde se ve la originalidad y creatividad de esta raza poderosísima.

A solo horas del último día de festival les mostramos una pequeña parte de esta fiesta del Petronio, desde los rostros de sus asistentes, hasta las estéticas del Pacífico colombiano: