Esta mujer educa a los niños sobre los peligros del acoso y la violencia sexual
Foto por Tony Fouhse.

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El número de la Juventud infatigable

Esta mujer educa a los niños sobre los peligros del acoso y la violencia sexual

Entre sus logros está la fundación de una sucursal de 'Hollaback' en Ottawa, un movimiento global creado para acabar con el acoso callejero.

Este artículo apareció en el número "Juventud infatigable" de la revista VICE. Puedes leerla completa AQUÍ.

El 22 de septiembre de 2015, Julie Lalonde concluyó un tenso panel sobre agresión sexual en su lugar de trabajo con su copanelista, Christine Whitecross, quien en ese momento estaba al frente del equipo de respuesta estratégica Operación Honor, una iniciativa para combatir la mala conducta sexual en el ejército canadiense —una cuestión polémica de la que también ha hablado Lalonde. La mujer de 31 años saltó a su Volkswagen Golf para hacer el viaje de dos horas desde Ottawa, donde ella vive, hasta Pembroke, Ontario, una ciudad rural de aproximadamente 16,000 personas en el valle de Ottawa. Ella iba a presentar Take Back the Night, una marcha reconocida internacionalmente cuyo objetivo es hacer frente a la violencia sexual y doméstica que sufren las mujeres. Era un buen día, soleado, pero no demasiado caluroso. Lalonde puso Tiësto a todo volumen en su coche para no escuchar las noticias. Pero cuando se acercó a su destino, el Centro de Abuso Sexual de la ciudad, notó que algo no estaba bien.

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"Veo a mi colega en el estacionamiento y me dice: 'Toma tus cosas y entra rápido'". Había un hombre armado suelto en la comunidad cercana de Wilno. Lalonde y sus compañeros finalmente se enteraron de que sus víctimas eran mujeres. "Tan pronto como escuchamos que eran mujeres, pensamos, 'Esto es algo relacionado [con violencia doméstica]'. Y resulta que teníamos razón". Al final del día, Carol Culleton, Anastasia Kuzyk y Nathalie Warmerdam habían muerto. Basilio Borutski, un hombre que previamente había salido con Kuzyk y Warmerdam, fue imputado con tres cargos de asesinato en primer grado.

Una semana después, Lalonde estaba de vuelta en Pembroke para la marcha que se había pospuesto por el tiroteo. Recuerda que sostenía su megáfono en el estacionamiento mientras miraba un mar de rostros enfurecidos y aturdidos, sin saber cómo consolarlos. "Estamos hablando de una comunidad rural. Todo el mundo posee un arma", me dijo. "Hombres de 60 años vestidos con prendas de camuflaje lloraban abiertamente. Fue la experiencia de trauma colectivo más intensa que he visto en mi vida".

Cuando conocí a Lalonde a principios de la primavera, en el café del Hotel Gladstone, me informó sobre su itinerario de viajes entre Ottawa, Toronto y otras ciudades para las próximas semanas. Como gerente de proyectos de Draw the Line, la campaña de sensibilización sobre violencia sexual del gobierno de Ontario, Lalonde asesora a organizaciones que buscan crear políticas que ayuden a proteger a las mujeres. "Entreno a todos, desde los niños adorables del quinto grado hasta los políticos en Parliament Hill", me dijo.

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Lalonde se inició en el activismo feminista mientras realizaba estudios canadienses y estudios de la mujer en la Universidad de Carleton. Después de una violación brutal en el campus, pasó los seis años siguientes a su graduación luchando para que la escuela creara un centro de agresión sexual (finalmente ocurrió en 2013). Al mismo tiempo, fundó una sucursal de Hollaback en Ottawa, un movimiento global creado para acabar con el acoso callejero.

Aun si te presentas como una experta habrá un hombre que cuestione tu credibilidad.

Se estima que en Canadá una de cada tres mujeres experimentará violencia sexual en su vida; los crímenes con frecuencia no se denuncian; sólo un 6 por ciento llega a los reportes oficiales de la policía. Una investigación de Globe and Mail descubrió recientemente que una de cada cinco agresiones sexuales que se denuncian ante la policía son consideradas "infundadas", lo que significa que ni siquiera se investigan. Son estadísticas que Lalonde puede recitar en un segundo, y las expresa en Twitter sin tapujos. Pero detrás de su personalidad pública hay una conexión muy personal con el abuso. Durante 11 años, Lalonde fue acosada por su ex novio.

Ella y Xavier* eran amigos en la preparatoria, y en el verano antes de marcharse a la universidad, tuvieron una aventura. "Fue hermoso", me dijo, "íbamos a su cabaña, a la playa, al cine". Al final del verano, ella le dijo que no quería tener una relación a larga distancia. "Él me dijo, 'No, no, no. No puedo estar sin ti", recordó. Un mes después de su partida a la universidad, Xavier le dijo que tenía que estar en la misma ciudad que ella. Se apareció, se mudó con Lalonde y sus compañeros de piso, y "rápidamente todo fue cuesta abajo". Pronto consiguieron su propio apartamento, y él se volvió cada vez más obsesivo y controlador. Nunca la golpeó, pero dijo que la violó en repetidas ocasiones. Eventualmente llegó a un punto en el que ella simplemente dejaba que sucediera.

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Finalmente, dos años más tarde, Xavier se fue un fin de semana y ella huyó. Dejó una nota que decía que estaba con amigos y necesitaba espacio. Cuando regresó al apartamento, enloqueció. "Tocó la puerta de toda persona que me conociera", contó Lalonde. "Finalmente, lo llamé desde un teléfono público y le dije: tienes que calmarte. Estás asustando a la gente". Ella consiguió su propio lugar, pero Xavier se mudó al edificio detrás del suyo. Pasaba por su puerta y le gritaba: "¡Sé que estás ahí!" También le dejaba notas en su coche. Una de ellas decía: "Siempre te amaré. No tienes elección". Xavier murió en un accidente de auto en el verano de 2015. Después, Lalonde finalmente comenzó a hablar de él públicamente.

Foto de Tony Fouhse

Un par de semanas después de que nos reuniéramos para almorzar, vi a Lalonde contar esta historia a un grupo de alumnos del décimo grado en la Escuela Secundaria John McCrae de Ottawa. La mayoría estaban absortos y perturbados. Entonces un estudiante gritó: "¿Por qué no le dijiste a la policía que alguien te estaba acosando? Estoy seguro de que se hubieran hecho cargo". Lalonde explicó que se lo contó a la policía, y que determinaron que Xavier sólo tenía mal de amores. "Los policías les dirán que el acoso criminal es muy difícil de procesar en Canadá", le contó al grupo. El alumno se mostró escéptico, pero Lalonde siguió con su punto. "Tenías puestos los audífonos mientras estaba hablando, así que ni siquiera sé si me escuchaste", dijo. "Cuando te estoy diciendo la verdad y me alegas, 'por eso debes decírselo a la policía', ese tipo de reacción hace que la gente no quiera contar su historia". Dicho esto, lo echó de la asamblea. Más tarde, ella me dijo: "Aun si te presentas como una experta y mencionan tu experiencia y la razón por la que tienes credibilidad para hablar sobre este tema, el 100 por ciento de las veces habrá un hombre que cuestione tu credibilidad".

Las personas que no están de acuerdo con Lalonde no son sutiles. Han hecho públicos sus datos, se han hecho pasar por ella, la han amenazado, y le han dicho que deberían "violarla hasta la muerte". Sin embargo, Lalonde cree que ha habido progreso en la agresión sexual. "Existe una clara diferencia de cuando Draw the Line comenzó hace seis años a el día de hoy", dijo. "Por un lado, la gente admite que la cultura de la violación es real. Sin embargo, el alcohol y el consentimiento siguen siendo un punto importante de discordia". Bajo el código penal de Canadá, una persona no puede consentir la actividad sexual si está inconsciente. Pero un caso reciente en Halifax, Nueva Escocia, ha causado indignación por la interpretación que la Corte le ha dado a la ley. Se trata de un conductor de taxi que fue absuelto de agresión sexual después de que la policía lo encontrara orillado en la calle con una pasajera inconsciente en el asiento trasero. Le había quitado los pantalones a la mujer y le había levantado la blusa; los artículos de su bolso estaban esparcidos dentro del coche. El conductor, Bassam Aladin Al-Rawi, se bajó del auto con los pantalones desabrochados. La mujer ni siquiera recordaba haber salido del bar en el que había estado esa noche. Un juez consideró que a Al-Rawi era inocente y dijo: "Claramente, un borracho sí puede consentir".

Una semana después del tiroteo de Wilno en 2015, uno de los colegas de Lalonde le dijo: "Podrías haber sido tú". Xavier había muerto seis semanas antes. Actualmente, ella asiste a terapia para tratar el trastorno de estrés postraumático que le provocó el acoso.

Aunque parezca desalentador estar en las trincheras de la lucha contra el sexismo, la misoginia y la violencia, hay semillas de esperanza. Después de la charla de Lalonde en la Escuela Secundaria John McCrae, le pregunté a un par de estudiantes masculinos qué pensaban. Liam Chatterjee, del último grado, dijo que ha comenzado a observar el sexismo casual. "Comienzas a notar varias cosas que antes no considerabas equivocadas", me dijo. "Mientras que una persona puede tomarlo como una broma o algo gracioso, otra persona puede tomarlo como algo totalmente grosero y desagradable". Me dijo que comenzaría a expresar su desacuerdo cuando vea ese comportamiento. Después, Lalonde me dijo: "Eso me da mucha esperanza".

*El nombre fue cambiado para proteger la identidad del sujeto.