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Violencia ultra en Egipto

Hablamos con un hincha del Al-ahly

Como probablemente sepáis ya, el miércoles pasado murieron 74 personas y más de 300 resultaron heridas en el estallido de violencia que se desató en un partido de fútbol entre los equipos del Al Ahly, de El Cairo, y el Al Masry, de Port Said. En un partido en cualquier otro lugar del mundo, una lista de víctimas semejante hubiera sido resultado de la combinación entre un estadio en mal estado de conservación y un espontáneo estallido de furia masiva provocada por lo que estuviera sucediendo en el campo. En Egipto, sin embargo, el asunto se explica por las capas de resentimiento y desconfianza ya existentes entre el público asistente. En el meollo del jaleo están los ‘ultras’ y su ya antigua vendetta contra la policía y el ejército. Desde la tragedia del miércoles se han sucedido en todo el país las manifestaciones contra el gobierno, y el cómputo de fallecidos no se ha cerrado todavía.

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Algunos seguidores heridos del Al Ahly regresaron a El Cairo a las 5 de la mañana del jueves, siendo recibidos por miles de personas que llenaban la principal estación de tren de la ciudad.

Mucha gente trataba de contener las lágrimas. Amigos y familiares de los fallecidos hervían de furia. Creíamos que las cosas se desbordarían esa misma noche, pero finalmente todos se fueron a casa para reencontrarse horas más tarde en una marcha de protesta que iría desde el estadio del Al Ahly hasta la sede del Ministerio del Interior.

El Ministerio del Interior controla las Fuerzas de Seguridad Central (FSC), principal fuerza antidisturbios en el país. Como era de prever, los ultras y demás manifestantes unieron fuerzas contra ellos.

Minutos antes de que empezaran los enfrentamientos.

Manifestantes encienden una bengala ya cerca del Ministerio del Interior.

Las cosas fueron sorprendentemente tranquilas al principio, pero de súbito la ira se apoderó de los manifestantes. Mucha gente había perdido amigos en los disturbios de Port Said, y la mayoría parecía culpar al FSC o al consejo militar que gobierna el país. Ayuda a entender el por qué saber un poco sobre los ultras y su arraigado odio hacia la policía.

Ultras revolucionarios persiguen al FSC calle abajo. Segundos después tuvimos que retroceder a causa de una enorme nube de gases lacrimógenos.

Los ultras egipcios sacaron su nombre y códigos de honor de las gradas italianas de los años 60: apoyo fanático para el club, no delatar a nadie a la policía. A diferencia de los hooligans ingleses, cuya reputación política se basa en su mayor parte en el binomio cerveza+racismo, los egipcios pelean en las calles contra el poder militar. Mi amigo Mahmoud es miembro de Ultras Ahlawy, un grupo de seguidores acérrimos del Al Ahly, el club más exitoso de Egipto. Se perdió el fatal partido del miércoles, pero hablé con él sobre la hinchada ultra y le pedí su opinión sobre la ola de violencia.

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VICE: Los ultras se formaron en 2007. ¿Cómo dejasteis de enfrentaros unos contra otros y empezasteis a luchar contra la policía?

Hubo dos puntos de inflexión. El primero fue tras una pelea en 2008 con seguidores del Zamalek, en la que un tío fue quemado vivo. Quedó cubierto de gasolina, que habían tirado desde sus propias filas, y luego alguien lanzó una bengala. Los servicios de seguridad torturaron a varios de los nuestros. El otro fue cuando antes de un partido intentaron impedir que enviáramos un mensaje de apoyo a los palestinos durante la masacre en Gaza del 2009. Cuando sucedió eso, imprimimos unas camisetas que decían “Todos los polis son bastardos”.

ACAB: jerga ultra internacional para ‘All Cops Are Bastards’ [‘Todos los polis son bastardos’].

¿Pero vosotros no sois hooligans, verdad? Sois ultras. ¿Es muy diferente?

Los ultras son un poco más pacíficos, diría yo. Lo que más nos preocupa es cómo apoyamos al club. No hacemos nada que dé una mala imagen del club. Los hooligans sólo quieren atacar a los seguidores de otros equipos. En Egipto no tenemos grupos de hooligans, al menos de ese tipo de hooligans.

Se llevaron a docenas de personas inconscientes en motocicletas o ambulancias. Seguratas improvisados abrieron camino para que pudieran pasar.

¿Qué pasó cuando estalló la revolución?

La mayoría de nuestros chicos se encontraron por casualidad en la plaza Tahrir después de pelearse con la policía el primer día. Al día siguiente, después de que nos echaran, nos unimos con ultras de otro equipo y atacamos a la policía, sólo para agotarlos. Dos días después recuperamos la plaza. Y la semana siguiente luchamos en la ‘batalla del camello’. Muchos de nuestros chicos murieron en las peleas de noviembre.

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Ultras luchando en la calle Mohammed Mahmoud en noviembre.

El día del desastre de Port Said era el aniversario de la ‘batalla del camello’, ¿no?

Sí. Creemos que hay cierta gente que quiere vengarse de los Ultras Ahlway. Hacemos responsables a Tantawi (el líder de la junta militar) y al Ministerio del Interior.

Mientras ocupaban la sede del FSC, algunos activistas empezaron a demoler la pared en la calle Mohammed Mahmoud, arrojando al suelo enormes bloques de cemento de hasta un metro cúbico. Destrozar la pared hizo más fácil sacar a los heridos y escapar de los gases lacrimógenos.

El miércoles por la noche hubo cánticos de kussumak Port Saidi, que significa algo como ‘Jódete Port Said’, pero aún más fuerte. Pero ayer mucha gente intentaba iniciar varios cánticos diferentes, muchos de ellos llamando a la derrota del gobierno. ¿Crees que los seguidores de Port Said tienen alguna responsabilidad? Un amigo mio de Port Said dice que habló con los ultras del Al Masry, y que ellos dicen que no tuvieron nada que ver.

No tiene sentido que sus seguidores atacaran después de haber ganado 3-1. Es probable que algunos de ellos sí participaran, pero ¿cómo entraron armas en el estadio? ¿Y por qué los de las Fuerzas de Seguridad Central se quedaron parados sin hacer nada? De algún modo les dieron llaves a algunos tíos para que pudieran abrir las rejas y acceder al campo. El FSC odia a los ultras, especialmente a los Ultras Ahlway. Eso lo sabemos.