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Cultură

Entramos en el café de cereales de Madrid que es una copia del que atacaron los anarquistas en Londres

¿Es 'Cereal Hunters' el enésimo negocio hipster enviado por Satanás para arrasar la Tierra o simplemente un local que cobra 4,10 euros por tazón?

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El pasado año, miembros del grupo anarquista Class War atacaron un café de cereales de Londres, arrojando objetos, bombas de humo y pintando "scum" ("escoria") en su fachada. Justificaron aquella acción en que este negocio -enésimo paradigma del timo hipster-, favorece la desigualdad y la gentrificación. Los diarios no tardaron en publicar noticias sobre los dueños de Cereal Killers , los barbudos gemelos Alan y Gary Keery, bajo titulares como "Los hombres más odiados de Londres". La rabia de los activistas contra tan peculiar establecimiento responde a que, según ellos (y Channel4), la actividad de estos emprendedores elitistas (casi cinco euros por un tazón) desembocaría inevitablemente en una subida de alquileres y éxodo de los vecinos del barrio obrero de Shoreditch a zonas más asequibles.

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Te preguntarás qué coño es un café de cereales y, básicamente, es un sitio en el que en vez de copas o cerveza, sirven cereales. ¿Ridículo? ¿Pijo? ¿Absurdo? Probablemente una mezcla de las tres. Sin embargo, la guerra entre modernos y antisistema desatada en Londres no parece intimidar a los propietarios de Cereal Hunters, que acaba de abrir en Madrid y sigue exactamente el mismo concepto. Este nuevo establecimiento de la zona de Tribunal (se encuentra junto al Mercado de Barceló, muy próximo a Malasaña) probablemente se enfrente a los detractores de todo lo que no es autóctono o apesta a cool. El tipo de persona que considera que el vermú es incompatible con los smoothies y los churros son enemigos de los cupcakes. O que, directamente, todo lo que se pone de moda le parece veneno. Por si acaso es cierto, me llevo conmigo a Carlos, el nuevo becario de la oficina para que pruebe él antes los manjares malditos y, si no se desploma, ya veremos si voy detrás.

Hay más de cien cajas, cada una con 800 millones de colores, pero me quedo con una mezcla de Crunch Berries y Golden Nuggets. No me extrañaría que esto sea lo que desayuna Enrique San Francisco

No existen sumillers de trocitos azucarados sumergidos en leche, pero consumir dos tazones al día desde los cinco años me otorga galones para este artículo-cata. Carlos, mi Sancho Panza, mi pequeño saltamontes, no se queda a la zaga y siempre ha sido de Frosties, Estrellitas y rellenos del Mercadona. Ahora que no toma leche, los ha dejado un poco de lado (incluso los ha probado con agua) y sus primeras declaraciones son: "Me siento como un niño. Me cuesta decidirme, porque hay más de cien cajas, cada una con 800 millones de colores, pero me quedo con una mezcla de Crunch Berries, unas bolitas con tanto azúcar que creo que me va a salir una caries; y Golden Nuggets , parecidos a los Miel Pops. Todo con topping de Kit-Kat y leche de canela y limón. No me extrañaría que esto sea lo que desayuna Enrique San Francisco". Suponemos que los Golden Nuggets son un híbrido de Golden State Warriors y Denver Nuggets.

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La cara de Carlos lo dice todo

Servir leche fresca Puleva, habiendo otras como Los Combos o Priégola, es a) un fallo de novatos o b) una falta de respeto, sobre todo cuando tienes veinte variedades de leche, entre ellas alpiste y kamut

Por mi parte, elijo Superman, de caramelo crujientes; con Lucky Charms de chocolate, que tampoco los había probado antes. Topping de Filipinos, por supuesto, y leche fresca que es cómo paladeamos los adultos estas delicias.

En lo del tamaño tampoco hay duda, porque la dosis mayor es un bol completo y el resto van bajando hasta un charquito casi inapreciable. Lo clasifican como tallas: S (3,20 €), M (3,60 €) y L (4,10 €), y, sinceramente, no estoy tan esbelto como para meterme en nada que no sea una grande. Las tarifas nacionales ni las menciono, porque pagar más de tres euros por una tapita de Trésor de Kellogg's se lo dejo a un rico excéntrico al que le dé vergüenza que le vean comprando una caja en el Carrefour Exprés.

Pagar más de tres euros por una tapita de Trésor de Kellogg's (que hay en cualquier supermercado) se lo dejo a un rico excéntrico al que le dé vergüenza que le vean comprando una caja en el Carrefour Exprés

La combinación de sabores es una puta delicia y, de ponerle un pero, se lo pongo a la leche. Servir Puleva habiendo otras como Los Combos o Priégola, es a) un fallo de novatos o b) una falta de respeto, sobre todo cuando tienes veinte variedades de leche, entre ellas alpiste y kamut.

No está de más que los cereales se dignifiquen y no se restrinjan al desayuno, por ser merienda ideal y postre perfecto (recomendable salpicarlos de frutas, algo que Cereal Hunters debería incorporar YA en su carta), y que se disfruten socialmente en un espacio acogedor, con barras altas, mesas, café, batidos, zumos y un despliegue de cajas nivel museo: ediciones limitadas y reliquias como los Weathies de los Yankees, Frosted Mini-Wheats de Larry Bird, Peebles Boulders de Los Picapiedra con mantequilla de cacahuete, Vrooms con la imagen del piloto colombiano Montoya, Corn Flakes con el gepeto de Michael Phelps, Batman de Ralston o una estantería para Michael Jordan. Completan la decoración, varios fotogramas enmarcados de El Chip prodigioso, Rugrats, Hora de aventuras, Los Simpson o Friends. A ver, si Homer toma Cap'n Crunch y Joey Tribbiani Waffle Crisp, es imposible que un café de cereales sea ETA. Yo, mientras tanto seguiré comiendo los Jumblies de Auchan en casa.