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El club de catadores de prepagos en Twitter (parte 2)

La segunda entrega de esta inmersión donde descubrí un gremio virtual de hombres catadores de prostitutas.

Lee El club de los catadores prepagos en Twitter (parte 1).

Sí existe. Lo que muchos considerarían el mejor trabajo del mundo: un hombre que se dedica a reseñar polvos casi semanalmente, es una realidad en Twitter. El único lío es que, de ser una profesión, sería el trabajo menos sostenible del mundo, porque en vez de recibir pago, se paga, y bastante. Lo que más ha gastado Rolo, un colombiano catador de putas, fue en un burdel. Víctima de esa arrechera que provocan unos cuantos aguardientes en la madrugada, terminó pagando 400 mil pesos por una hora. A Catador Prepa Bogotá, otro catador con el que hablé, le fue mejor en la noche que más gastó: 450 mil pesos, pero por la noche completa.

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"A ellos les encanta mirar cuanta muchachita nueva hay, y decir si es buen polvo. Tienen necesidad de volverse una autoridad, y crearse una identidad en el tema a través de Twitter. Recuerdo que uno me hizo una reseña divina, súper buena gente. El otro era muy metódico, muy observador, y cuando no le quise dar anal, porque yo no ofrezco ese servicio, se emputó", me cuenta A00, una de las prepagos twitteras con las que conversé en la primera entrega de esta historia.

Casi sin darse cuenta, Catador y Rolo, trabajadores independientes cerca de sus 30, se terminaron volviendo catadores de prepagos. Hombres que, en vez de ser expertos en vinos o café, se han especializado en degustar mujeres alquiladas. Hombres que se volvieron sommeliers de vaginas, de la dureza de un buen par de nalgas, del matiz del color de pezones, del brillo de los pelos acaramelados, negros o rubios de las mujeres al moverse, mientras ellas cabalgan dentro de la habitación rentada de alguna residencia de Chapinero. A pesar de lo mecánico que puede llegar a ser el procedimiento de contratar a una prepago, lo que más valoran estos dos es la espontaneidad. "En especial me gusta que ese plus sea la actitud, nada se hace con una nena reoperada y mamasita si es vaca muerta y antipática", me escribe Catador. "Odio que todo sea muy mecánico: Hola, plata, sexo, chao. A mí me gusta entrar en confianza, hablar un poco y conocernos, así el encuentro se vuelve más ameno".

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Las narraciones de las reseñas no son impresionantes, pero sí tienen grandes dosis de morbo y sorprendentemente un tono muy altruista, dirigido al resto de hombres que gustan de la misma práctica, como los viejos lobos que guían a los cachorros en estas aguas fangosas, y les van diciendo en qué piedra pisar. "Hago esto para que los chicos novatos no sean engañados por las nenas, para que vayan a la fija. Para eso necesitan referencias de alguien", asegura Rolo. Tal es el caso de Foros Prepagos Colombia, un blog que recoge las vivencias de cualquier usuario de mujeres prepago en el país, sin discriminar la experiencia. "El foro se creó debido a que aparecieron muchos usuarios de servicios prepago que se hacen llamar 'catadores'", explican los creadores de la página, que ya lleva un poco más de un año. "Acá no permitimos que los foreros pidan servicios gratis a cambio de escribir o postear experiencias, así como también está prohibido irrespetar a otros usuarios y divulgar datos privados de las niñas, quienes también pueden promocionarse y divulgar sus servicios" (Sic).

Porque así como hay perfiles falsos de prepagos, hay perfiles falsos de catadores. Así conocí el caso de Alejandro, el usuario de una cuenta de Twitter que a primera vista, por su perfil y las menciones que le hace a varias prepagos, parece contratar con regularidad el servicio de múltiples mujeres, pero que en realidad no pasa de la taggeada con el @ y el piropo vulgar de tipo: "ola ¿me regalas una lamida de tu ropa interior?". En realidad Alejandro no hace mayor cosa. "Nunca he estado con una pelada de esas. El hecho de que estén ahí de contacto, no significa que lo haga; yo les hablo más por matar el tiempo, nada más", me dijo durante una de nuestras conversaciones, en las que insistía en que nos viéramos e iniciáramos una "linda amistad". "Si una nena de esas me pide 150.000 pesos por tener sexo con ellas, yo pediría al menos 300.000 pesos porque estoy más sano", afirma este joven de 23 años, a quien tuve que dejar de hablarle por su ímpetu en querer llevarme a la cama (palabras textuales del tipo).

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Si algunas prepagos piden $150.000, otras $90.000 y otras hasta más de $400.000, ¿en qué varía el precio? ¿O en qué varía la calificación? Hay estándares en los que todos los catadores concuerdan para que la calificación sea 10 de 10, aparte de lo obvio: "Para una calificación perfecta la chica tiene que ser súper entregada, bonita, y debe tener buena intención en el servicio", me explica Rolo. "Que no sea relojera (cómo se dice dentro del gremio a las prostitutas que están vigilando mucho el tiempo para que no se pase la hora), que cuando hayan pasado 58 minutos te digan que faltan dos minutos y si no te has venido pues te jodiste. Eso es fatal, la cosa tiene que fluir. Y que tenga trato tipo novia, o sea que te dé trato como si uno fuera el novio durante ese momento que uno comparte".

Me he dado cuenta de que los catadores tienen un vacío que nadie puede llenar. Tú miras las calificaciones que hacen y ninguna chica alcanza el 10/10. Es como si ninguna mujer fuera perfecta.

Simular una novia, una experiencia real. Estaba más que claro entonces que la búsqueda no se trataba solo de sexo. "En lo que llevo, me he dado cuenta de gente que está muy sola; hay quienes incluso tienen pareja y te buscan para pasar el rato no más", afirma A00. "Me he dado cuenta de que es como si tuvieran un vacío que nadie puede llenar. Tú miras las calificaciones que hacen y ninguna chica alcanza el 10/10. Es como si ninguna mujer fuera perfecta". Los catadores buscan la experiencia tipo novia, como ellos llaman, pero esta es una novia que cambia cada semana, de acuerdo al antojo o las ganas con las que se levanten: monas, morenas, lolitas (jovencitas, las predilectas de Rolo), tipo novia, de ojos achinados, o tipo extranjera, como se denomina Catalina, quien me asegura que con su pelo mono y sus ojos verdes resalta entre el resto de mujeres dedicadas a esto.

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Las hay incluso tipo modelo, una categoría que se considera VIP, por el precio. "Son chicas súper lindas de buena universidad, o modelos de revistas y de catálogos que publican sus fotos en plataformas o por drive, que es la forma más utilizada ahorita", me explica Rolo. "Los enlaces de los drives nos los envían a nosotros, los catadores, en donde ya podemos ver las modelos con caras y todo, e ir a la fija tomando una decisión". Los precios por una hora y pucho con estas mujeres varían entre los 500 mil pesos hasta el millón doscientos o millón y medio. Rolo me envió el catálogo de febrero, de una madame que se llama Liz. "Este mes están bien ranqueadas (con buenas reseñas) Abril, Angélica, Catalina, Lina y Michelle", me señala, mientras yo veo las decenas de jóvenes (mucho más lindas que las que vi en Twitter), ya con rostro, posando de diferentes maneras, con distintas prendas y en diferentes ambientes.

A Rolo nunca le han pagado por comerse una prepago y calificarla. Por el contrario, siempre le ha tocado pagar el precio que es, aunque sí conoce de algunos catadores a los que las agencias les pagan para calificar a sus mujeres, o casos en los que el polvo se los dejan gratis. "Yo supongo que no me ha pasado porque no tengo muchos seguidores, porque si tuviera muchos de seguro me buscarían. Hay un par de catadores por ahí que tienen muchos seguidores y un alto número de reseñas, que está claro que lo que tienen es un negocio, porque a las chicas les interesa que tengan publicaciones o comentarios en sus tweets, que les llegan a mucha gente".

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Catador es más evasivo con el tema. Nunca es concreto respecto a si recibe o no un pago, o de si recibe descuentos. Lo único que me aclara es que siempre procura que haya plata de por medio. "Sí me han buscado para ofrecerme servicios gratuitos, pero no me gusta porque ya tendría un compromiso con la chica, y si algo sale mal no me podría echar para atrás. Además, ellas lo hacen por algo, y no hay que aprovecharse". La popularidad de hombres como Catador se ve reflejada en Twitter. Tanto las agencias como las mujeres que trabajan de manera independiente, taggean en sus fotos con el @ a varios catadores de manera seguida, quienes a veces comentan de vuelta, inician una tertulia deliberada entre catadores pidiendo feedback de la pelada en cuestión, o a veces limitan la conversación a un "uy qué rico".

"El mercado del sexo pago es uno de los más rentables del mundo entero, pertenece a la economía sumergida ya que las niñas que se dedican a esto ganan mucho dinero y no pagan impuestos", afirman los dueños del blog foroprepagoscolombia.com. "Básicamente se contrata una acompañante porque se busca sexo, buen sexo, dejando de lado aspectos emocionales y compromisos sentimentales. Los que contratan acompañantes son hombres a quienes les gustan las mujeres y que no pueden o no tienen tiempo para dedicarse a conquistar chicas y mentir para obtener lo que verdaderamente buscan: sexo, disfrutar del cuerpo de una chica y hacerlas disfrutar a ellas".

Hay un par de catadores que tienen muchos seguidores y un alto número de reseñas y que lo que tienen es un negocio. A las chicas les interesa que hablen de ellas y que esas referencias le lleguen a mucha gente

"Se está empezando a consolidar un gremio de catadores como tal", me asegura Rolo, que a diferencia de Catador sí se ha encontrado con hombres pertenecientes a este gremio. "Somos un grupo de cinco o seis catadores que nos conocimos por Twitter. Ya hemos tenido la oportunidad de reunirnos un par de veces en un sitio de chicas donde compartimos un rato, nos tomamos una cerveza, intercambiamos experiencias, datos, ideas". Los catadores por ahora planean en su agenda un paseo e incursionar en el tema swinger, aunque no hay nada muy concreto. Mientras tanto, seguirán dedicándose a una de sus cosas favoritas: el sexo bien pagado y por horas, la experiencia completa.

Esta no es la única inmersión por el lado fangoso de internet que Nathalia quiere hacer. Síguela en Twitter. Y lee otras de sus historias aquí y aquí.