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Pixza fue creada por Alejandro Souza y presumen ser los únicos cuya masa tiene entre sus ingredientes maíz azul. En el local hay un reloj contador que indica el momento en el que se suma una porción para regalar: por cada cinco triángulos —rebanadas más grandes de lo normal— vendidos, regalan uno a personas en situación de calle."Cuando se hace la entrega de la pizza gratuita, a todos los beneficiarios se les da una pulsera que dice 'La ruta del cambio'. Esto empieza con una rebanada gratuita y termina con una oferta de trabajo formal", dice Alejandro.
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Después de recibir cinco rebanadas, es decir, al transcurso de cinco semanas, quien que así lo desee puede hacer un voluntariado: ayudarles a limpiar el local, hacerle algún favor a un vecino, asear las jardineras, entregar rebanadas, lo que sea.Cada cinco rebanadas se sube de nivel. Después del voluntariado lo que sigue es un curso de habilidades de vida basado en la sicología positiva e impartido por gente del Instituto de Asistencia e Integración social.Después se les da un corte de pelo, mismo que los de Pixza consiguen a través de peluqueros que donan su trabajo. Sigue un estudio sicomédico a cargo del instituto, un baño, una camiseta y por último la oferta de trabajo.
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Les permiten colocar la información de lo que hacen en las paredes del local y durante un mes todas las ventas de esa rebanada —menos los costos de producción— se van a financiar la organización elegida. Es decir, la ONG se lleva el monto de dinero que recaudó su pizza, sin mínimos ni máximos requeridos.Uno de los proyectos que se benefició fue el de Mi Valedor, una revista para gente en situación de calle hecha por ellos mismos. Llevan cuatro años publicándola y tienen tres ediciones. Los personas sin hogar las venden en 20 pesos, lo que les deja una ganancia de 5 pesos por revista.Alejandro considera que las posibilidades de Pixza son muchísimas y que va a crecer para diseñar más mecanismos que le ayuden a trabajar en la construcción del mundo en el que quiere vivir. Las dudas de la gente que le dijo que Pixza no iba a funcionar quedaron atrás y al menos en su día a día puede ver a tres personas a las que su proyecto les ha cambiado la vida.